"Se intensificaron los crímenes ambientales": la ola de incendios que alarma a Brasil
"Se intensificaron los crímenes ambientales": la ola de incendios que alarma a Brasil
Sputnik Mundo
La ola de incendios que afecta a varias zonas de Brasil pone a prueba la capacidad del gigante sudamericano de ejecutar políticas públicas que pongan énfasis... 20.09.2024, Sputnik Mundo
El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva debió disponer una dotación de 514 millones de reales (unos 94 millones de dólares) para combatir los cientos de focos de incendios que se mantienen vivos a la vez en varias regiones del país. La combinación de incendios y sequía ha comprometido seriamente tanto a la Amazonía brasileña como al Pantanal y el Cerrado, biomas de alto valor ambiental para el país y la región.Según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil, hasta el 15 de septiembre se habían registrado unos 290 incendios en la región amazónica, de los cuales el 73% había podido ser controlado. Mientras tanto, en la región de Pantanal, hubo 119 focos de incendios y se pudo controlar el 88%. La situación es más compleja en el Cerrado brasileño, donde hubo 411 incendios y solo se controló el 66%.En suma, Brasil lleva más de 20 millones de hectáreas quemadas desde que comenzó el año entre los tres biomas, afectando tanto a poblaciones indígenas y reservas de fauna y flora, además de campos privados.En diálogo con Sputnik, el politólogo especializado en temas de medioambiente, Daniel Prieto, contextualizó los fenómenos dentro de un proceso de "intensificación" de ciclos naturales que afectan al territorio brasileño, como las sequías y las inundaciones, generando "eventos climáticos extremos".El experto señaló la paradoja de que, mientras el norte y el oeste del país atraviesan sequías históricas, el sur de Brasil experimentó hasta hace poco grandes inundaciones que devastaron varias zonas de Rio Grande do Sul, el estado más sureño de Brasil.De todas maneras, Prieto no soslayó el factor intencional de los incendios, algo deslizado por la propia ministra de Ambiente, Marina Silva, quien aseguró que hay personas realizando "un verdadero terrorismo climático" al provocar incendios en zonas afectadas por la sequía.Prieto subrayó que principalmente el agronegocio, la ganadería, la industria maderera y hasta el tráfico de fauna silvestre generan una conversión de los ecosistemas naturales de Brasil en "suelos de producción forzada" en las zonas afectadas por este tipo de incendios forestales.Medidas que "son insuficientes"El analista recordó que muchos de estos procesos generaron duras críticas durante el Gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2023), cuando hubo "un desmonte de las políticas públicas ambientales" apoyadas por congresistas vinculados con estos modos de producción. Lula ha intentado reencausar la institucionalidad ambiental, volviendo a dar prioridad al Ministerio de Ambiente y reconstruyendo mecanismos de fiscalización ambiental.De hecho, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués) había destacado en el mes de agosto que la deforestación de la Amazonía se redujo un 45,7% entre agosto de 2023 y julio de 2024. El Gobierno brasileño destacó que fue la mayor caída de la deforestación desde 2018.El experto valoró la intención de Lula de crear una Autoridad Climática Nacional, un Consejo Nacional de Emergencia Climática y un instituto científico abocado a este tema, pero remarcó que atender debidamente esta cuestión "requiere inversión pública y un incremento sustancial del presupuesto nacional", así como una "reformulación del gasto público para hacerlo más robusto en temas de prevención y riesgos climáticos extremos".Al respecto, el analista enfatizó que si bien generar mecanismos para prevenir este tipo de eventos es costoso, "también es una forma de ahorrar costos a mediano y largo plazo" porque los fondos necesarios para atender las emergencias "van a aumentar gradualmente en la medida en que no se atiendan".Rusia, el G20 y la importancia de la "cooperación internacional"Con este tipo de necesidades, Prieto destacó la importancia que la cooperación internacional tiene para Brasil en este campo. "Sin dudas, la cooperación internacional es muy importante y reúne, por un lado, los acuerdos firmados entre Brasil y la Unión Europea, pero también con los BRICS, principalmente con Rusia y China", señaló.En efecto, Rusia estuvo entre los primeros países en ofrecer su colaboración a Brasil, a través de una llamada entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y Lula. Un comunicado del Gobierno ruso precisó que durante la conversación, Putin "se mostró dispuesto a ayudar a superar las consecuencias de la catástrofe, si fuera necesario".Prieto destacó además que el liderazgo de Lula es clave para mantener la cuestión ambiental como uno de los temas centrales de la cumbre de presidentes del G20 que se desarrollará en Río de Janeiro en el mes de noviembre. Según el analista, el mandatario brasileño tiene el desafío de comprometer a las potencias en "acuerdos formales de transferencias de recursos para la atención del cambio climático y la preservación de ecosistemas como la Amazonía" pero, además, no perder de vista que ese tipo de acuerdos también incluyen "intereses" de esos países en relación con la extracción de recursos naturales y minerales de esa región.
La ola de incendios que afecta a varias zonas de Brasil pone a prueba la capacidad del gigante sudamericano de ejecutar políticas públicas que pongan énfasis en la prevención de desastres y, al mismo tiempo, de comprometer a las potencias mundiales a participar de estos programas, dijo a Sputnik el analista Daniel Prieto.
El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva debió disponer una dotación de 514 millones de reales (unos 94 millones de dólares) para combatir los cientos de focos de incendios que se mantienen vivos a la vez en varias regiones del país. La combinación de incendios y sequía ha comprometido seriamente tanto a la Amazonía brasileña como al Pantanal y el Cerrado, biomas de alto valor ambiental para el país y la región.
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil, hasta el 15 de septiembre se habían registrado unos 290 incendios en la región amazónica, de los cuales el 73% había podido ser controlado. Mientras tanto, en la región de Pantanal, hubo 119 focos de incendios y se pudo controlar el 88%. La situación es más compleja en el Cerrado brasileño, donde hubo 411 incendios y solo se controló el 66%.
En suma, Brasil lleva más de 20 millones de hectáreas quemadas desde que comenzó el año entre los tres biomas, afectando tanto a poblaciones indígenas y reservas de fauna y flora, además de campos privados.
En diálogo con Sputnik, el politólogo especializado en temas de medioambiente, Daniel Prieto, contextualizó los fenómenos dentro de un proceso de "intensificación" de ciclos naturales que afectan al territorio brasileño, como las sequías y las inundaciones, generando "eventos climáticos extremos".
De todas maneras, Prieto no soslayó el factor intencional de los incendios, algo deslizado por la propia ministra de Ambiente, Marina Silva, quien aseguró que hay personas realizando "un verdadero terrorismo climático" al provocar incendios en zonas afectadas por la sequía.
"En Brasil ha habido una intensificación de los crímenes ambientales. La legislación al respecto es clara pero ha sido muy laxa en la forma en que ha tipificado estos crímenes, entre los que se encuentran la generación de incendios para la extensión de la frontera agrícola, la incorporación de ganadería o la expulsión de comunidades indígenas para la extracción de recursos naturales", explicó.
Prieto subrayó que principalmente el agronegocio, la ganadería, la industria maderera y hasta el tráfico de fauna silvestre generan una conversión de los ecosistemas naturales de Brasil en "suelos de producción forzada" en las zonas afectadas por este tipo de incendios forestales.
Medidas que "son insuficientes"
El analista recordó que muchos de estos procesos generaron duras críticas durante el Gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2023), cuando hubo "un desmonte de las políticas públicas ambientales" apoyadas por congresistas vinculados con estos modos de producción. Lula ha intentado reencausar la institucionalidad ambiental, volviendo a dar prioridad al Ministerio de Ambiente y reconstruyendo mecanismos de fiscalización ambiental.
De hecho, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués) había destacado en el mes de agosto que la deforestación de la Amazonía se redujo un 45,7% entre agosto de 2023 y julio de 2024. El Gobierno brasileño destacó que fue la mayor caída de la deforestación desde 2018.
"Hoy en día, si bien existen un conjunto de políticas públicas, esas acciones son insuficientes para responder a la complejidad de los eventos climáticos extremos que se están presentando", contrapuso Prieto.
El experto valoró la intención de Lula de crear una Autoridad Climática Nacional, un Consejo Nacional de Emergencia Climática y un instituto científico abocado a este tema, pero remarcó que atender debidamente esta cuestión "requiere inversión pública y un incremento sustancial del presupuesto nacional", así como una "reformulación del gasto público para hacerlo más robusto en temas de prevención y riesgos climáticos extremos".
Al respecto, el analista enfatizó que si bien generar mecanismos para prevenir este tipo de eventos es costoso, "también es una forma de ahorrar costos a mediano y largo plazo" porque los fondos necesarios para atender las emergencias "van a aumentar gradualmente en la medida en que no se atiendan".
Rusia, el G20 y la importancia de la "cooperación internacional"
Con este tipo de necesidades, Prieto destacó la importancia que la cooperación internacional tiene para Brasil en este campo. "Sin dudas, la cooperación internacional es muy importante y reúne, por un lado, los acuerdos firmados entre Brasil y la Unión Europea, pero también con los BRICS, principalmente con Rusia y China", señaló.
En efecto, Rusia estuvo entre los primeros países en ofrecer su colaboración a Brasil, a través de una llamada entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y Lula. Un comunicado del Gobierno ruso precisó que durante la conversación, Putin "se mostró dispuesto a ayudar a superar las consecuencias de la catástrofe, si fuera necesario".
Prieto destacó además que el liderazgo de Lula es clave para mantener la cuestión ambiental como uno de los temas centrales de la cumbre de presidentes del G20 que se desarrollará en Río de Janeiro en el mes de noviembre.
Según el analista, el mandatario brasileño tiene el desafío de comprometer a las potencias en "acuerdos formales de transferencias de recursos para la atención del cambio climático y la preservación de ecosistemas como la Amazonía" pero, además, no perder de vista que ese tipo de acuerdos también incluyen "intereses" de esos países en relación con la extracción de recursos naturales y minerales de esa región.
"Lo que plantea Lula en su política exterior es que Brasil fije las condiciones tanto para la preservación de esos ecosistemas como para la extracción de los recursos naturales que allí puedan encontrar", afirmó Prieto.
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