Combate a las drogas o control: ¿qué papel ha jugado el aparato militar de EEUU en América Latina?
Combate a las drogas o control: ¿qué papel ha jugado el aparato militar de EEUU en América Latina?
Sputnik Mundo
El reciente anuncio del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, sobre la presentación de una iniciativa para dar luz verde a la llegada de bases militares... 18.09.2024, Sputnik Mundo
El anuncio de Noboa se hizo desde el lugar donde estuvo en Ecuador, la Base de EEUU en Manta (provincia de Manabí, noroccidente), de 1999 a 2009. "En un conflicto transnacional necesitamos respuesta nacional e internacional", dijo el mandatario en su video compartido a través de sus redes sociales.Hace poco más de seis meses, Javier Milei, presidente de Argentina, anunció la instalación de una base logística en Ushuaia en conjunto con EEUU, luego de reunirse con Laura Richardson, jefa del Comando Sur del Ejército estadounidense. Dicho anuncio ocasionó señalamientos debido a la posición estratégica de la ciudad en la Patagonia argentina para la región.La preocupación resulta coherente. A lo largo de la historia de la región, Estados Unidos ha jugado un papel injerencista en los países de la parte central y sureña del continente. Uno de los casos más evidentes fue la participación del Gobierno de Richard Nixon en el golpe de Estado en Chile de 1973, que devino en la dictadura de Augusto Pinochet.La cara visible de la integración militar estadounidense con las naciones de la región es el Comando Sur, el cual comenzó a adquirir fuerza durante el periodo de la Guerra Fría y, posteriormente, reorientó su foco de atención luego del atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001.Entre los objetivos que el Comando Sur afirma tener se encuentra la procuración de los sistemas democráticos y el combate del narcotráfico en la región, sin embargo, ¿realmente ha logrado cumplir con dichos propósitos?El fallido combate del narcotráficoEstados Unidos ha promovido desde hace varias décadas una férrea guerra contra las drogas, no solo a nivel nacional, sino también a lo largo del continente.De acuerdo con información de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, un 3,64% de la población de entre 15 y 64 años en EEUU consume opioides, mientras que un 2,4% consume cocaína. Las cifras posicionan a la nación norteamericana como una de las mayores consumidoras de drogas a nivel mundial.Bajo este argumento, el país ha desplegado una estrategia regional enfocada a combatir el tráfico de la droga, la cual, sin embargo, no ha tenido los resultados esperados.Por ejemplo, a principios del siglo se implementó el Plan Colombia, pactado entre dicho país y Estados Unidos en torno a crear una estrategia antinarcótica. La iniciativa fue criticada por el acercamiento militarista al problema, el cual provocó un incremento de víctimas a causa del conflicto interno del país, así como un aumento en los campos de coca a nivel nacional.En México, el Gobierno de EEUU implementó la operación “Rápido y Furioso” a espaldas de la Administración mexicana, la cual consistió en permitir el flujo ilegal de armas en el territorio del país latinoamericano con el objetivo de rastrearlas y dar con los capos de la droga. El plan no tuvo éxito.La estrategia tampoco ha mostrado resultados para EEUU. De acuerdo con información de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades del país norteamericano, para junio de 2015 se registraron poco más de 45.500 fallecimientos por sobredosis, mientras que esta cifra prácticamente fue más del doble para agosto de 2023, cuando se reportaron alrededor de 111.400 muertes.“Cuando Estados Unidos participa en los foros internacionales sobre atención a drogas casi siempre responsabiliza únicamente a los países en los que se da el cultivo ya sea de amapola, cannabis o de la hoja de coca, y se les criminaliza a estos países por no tener una atención adecuada, pero no se hace énfasis en que el número de consumidores en su mayoría los concentra el territorio norteamericano”, señaló la doctora Serrano.La disputa por el control geopolíticoEn 2023, Laura Richardson, comandante del Comando Sur estadounidense, dijo durante una audiencia de la Comisión de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes se lanzó en contra de Rusia y China por su acercamiento con la región.“Actores externos malignos como la República Popular China y Rusia están ejerciendo agresivamente influencia sobre nuestros vecinos democráticos”, expresó Richardson.Washington ha manifestado una creciente preocupación ante la expansión de los puentes políticos y económicos que han extendido ambas naciones.A decir del maestro García Contreras, Estados Unidos ha podido garantizar sus intereses en la región gracias a las labores, por ejemplo, del Comando Sur, así como las alianzas con los gobiernos que le son afines, como en este caso ha hecho patente Ecuador.En un sentido similar se pronunció la doctora Serrano, quien apunta que Rusia y China han disputado a Estados Unidos la presencia en la región, esto a través de la formación de alianzas estratégicas en determinadas áreas relacionadas con recursos de primera necesidad como el petróleo o el litio.“Se ha observado que varias de las bases militares que se han colocado como el Comando Sur no solamente tienen como objetivo resguardar esas zonas de influencia de algún tipo de amenaza externa que pueda llevar también a desestabilizar la seguridad nacional de los Estados Unidos, sino que también se ha observado que estas bases militares están estratégicamente colocadas en zonas donde hay cierto nivel de riqueza, ya sea natural o de algunos recursos que son de carácter esencial para el desarrollo industrial”, ahondó.Así, la especialista concluye que la llegada de nuevas bases militares a puntos como Argentina o Ecuador podría permitir a Estados Unidos reactivar el aseguramiento de dichos recursos.
El reciente anuncio del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, sobre la presentación de una iniciativa para dar luz verde a la llegada de bases militares extranjeras al país latinoamericano, pone sobre la mesa de nueva cuenta el debate sobre la labor militar estadounidense en la región: ¿en EEUU han realmente ayudado a combatir los problemas locales?
El anuncio de Noboa se hizo desde el lugar donde estuvo en Ecuador, la Base de EEUU en Manta (provincia de Manabí, noroccidente), de 1999 a 2009. "En un conflicto transnacional necesitamos respuesta nacional e internacional", dijo el mandatario en su video compartido a través de sus redes sociales.
Hace poco más de seis meses, Javier Milei, presidente de Argentina, anunció la instalación de una base logística en Ushuaia en conjunto con EEUU, luego de reunirse con Laura Richardson, jefa del Comando Sur del Ejército estadounidense. Dicho anuncio ocasionó señalamientos debido a la posición estratégica de la ciudad en la Patagonia argentina para la región.
La preocupación resulta coherente. A lo largo de la historia de la región, Estados Unidos ha jugado un papel injerencista en los países de la parte central y sureña del continente. Uno de los casos más evidentes fue la participación del Gobierno de Richard Nixon en el golpe de Estado en Chile de 1973, que devino en la dictadura de Augusto Pinochet.
La cara visible de la integración militar estadounidense con las naciones de la región es el Comando Sur, el cual comenzó a adquirir fuerza durante el periodo de la Guerra Fría y, posteriormente, reorientó su foco de atención luego del atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001.
Entre los objetivos que el Comando Sur afirma tener se encuentra la procuración de los sistemas democráticos y el combate del narcotráfico en la región, sin embargo, ¿realmente ha logrado cumplir con dichos propósitos?
El fallido combate del narcotráfico
Estados Unidos ha promovido desde hace varias décadas una férrea guerra contra las drogas, no solo a nivel nacional, sino también a lo largo del continente.
“Es uno de los problemas que más aquejan a esa nación, es uno de los principales junto con otras naciones, Canadá en particular y en Europa, que son los mayores consumidores a nivel planetario de las diferentes drogas que existen”, consideró en entrevista con Sputnik David García Contreras, internacionalista de la UNAM.
De acuerdo con información de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, un 3,64% de la población de entre 15 y 64 años en EEUU consume opioides, mientras que un 2,4% consume cocaína. Las cifras posicionan a la nación norteamericana como una de las mayores consumidoras de drogas a nivel mundial.
Por ejemplo, a principios del siglo se implementó el Plan Colombia, pactado entre dicho país y Estados Unidos en torno a crear una estrategia antinarcótica. La iniciativa fue criticada por el acercamiento militarista al problema, el cual provocó un incremento de víctimas a causa del conflicto interno del país, así como un aumento en los campos de coca a nivel nacional.
En México, el Gobierno de EEUU implementó la operación “Rápido y Furioso” a espaldas de la Administración mexicana, la cual consistió en permitir el flujo ilegal de armas en el territorio del país latinoamericano con el objetivo de rastrearlas y dar con los capos de la droga. El plan no tuvo éxito.
“Desafortunadamente, la lógica de beneficios no es todo a favor porque se convierte en un panorama en el que se exacerba el conflicto social debido a que, normalmente, se prioriza el despliegue de las fuerzas armadas al interior de los territorios supuestamente en aras de frenar a los cárteles o a las organizaciones criminales, pero que de alguna manera también termina afectando, digamos, las movilizaciones sociales que se llegan a gestar en estos países”, consideró en diálogo con Sputnik la doctora Claudia Serrano, especialista en estudios latinoamericanos.
La estrategia tampoco ha mostrado resultados para EEUU. De acuerdo con información de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades del país norteamericano, para junio de 2015 se registraron poco más de 45.500 fallecimientos por sobredosis, mientras que esta cifra prácticamente fue más del doble para agosto de 2023, cuando se reportaron alrededor de 111.400 muertes.
“Cuando Estados Unidos participa en los foros internacionales sobre atención a drogas casi siempre responsabiliza únicamente a los países en los que se da el cultivo ya sea de amapola, cannabis o de la hoja de coca, y se les criminaliza a estos países por no tener una atención adecuada, pero no se hace énfasis en que el número de consumidores en su mayoría los concentra el territorio norteamericano”, señaló la doctora Serrano.
La disputa por el control geopolítico
En 2023, Laura Richardson, comandante del Comando Sur estadounidense, dijo durante una audiencia de la Comisión de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes se lanzó en contra de Rusia y China por su acercamiento con la región.
“Actores externos malignos como la República Popular China y Rusia están ejerciendo agresivamente influencia sobre nuestros vecinos democráticos”, expresó Richardson.
Washington ha manifestado una creciente preocupación ante la expansión de los puentes políticos y económicos que han extendido ambas naciones.
A decir del maestro García Contreras, Estados Unidos ha podido garantizar sus intereses en la región gracias a las labores, por ejemplo, del Comando Sur, así como las alianzas con los gobiernos que le son afines, como en este caso ha hecho patente Ecuador.
“Sí se ve también como uno de los elementos en donde, si Estados Unidos se posiciona geopolíticamente en la región, sería el más beneficiado con una reforma de esta naturaleza [la presentada por el presidente Noboa], puesto que la presencia de militares podría tener esta mayor injerencia en la política”, señaló.
En un sentido similar se pronunció la doctora Serrano, quien apunta que Rusia y China han disputado a Estados Unidos la presencia en la región, esto a través de la formación de alianzas estratégicas en determinadas áreas relacionadas con recursos de primera necesidad como el petróleo o el litio.
“Se ha observado que varias de las bases militares que se han colocado como el Comando Sur no solamente tienen como objetivo resguardar esas zonas de influencia de algún tipo de amenaza externa que pueda llevar también a desestabilizar la seguridad nacional de los Estados Unidos, sino que también se ha observado que estas bases militares están estratégicamente colocadas en zonas donde hay cierto nivel de riqueza, ya sea natural o de algunos recursos que son de carácter esencial para el desarrollo industrial”, ahondó.
Así, la especialista concluye que la llegada de nuevas bases militares a puntos como Argentina o Ecuador podría permitir a Estados Unidos reactivar el aseguramiento de dichos recursos.
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