México, país clave para entender los efectos del golpe militar chileno en América Latina
México, país clave para entender los efectos del golpe militar chileno en América Latina
Sputnik Mundo
Hace 50 años, después del golpe de Augusto Pinochet contra el Gobierno de Salvador Allende, México abrió sus puertas a una parte de la familia del dirigente... 12.09.2023, Sputnik Mundo
El entonces Gobierno mexicano de Luis Echeverría (1970-1976) rompió relaciones diplomáticas con el régimen militar de Chile. Y año con año, después de 1973, México también encabezó en las Naciones Unidas la condena al régimen pinochetista por los hechos del 11 de septiembre de aquel año, cuando los militares traicionaron al presidente democráticamente electo y bombardearon La Moneda, el palacio en que reside el ejecutivo del país latinoamericano y donde Allende pronunció sus últimas palabras públicas. "Eso no se puede dejar de reconocer", dice en una entrevista con Sputnik la maestra Beatriz Torres Abelaira, directora del Centro Académico Memoria de Nuestra América (Camena), sobre la postura diplomática mexicana ante la dictadura.Sin embargo, tres años antes del golpe pinochetista, México recibió a un número mayor de chilenos de amplios sectores de derecha que salieron del país sudamericano en 1970, cuando triunfó en las urnas la Unidad Popular de Allende, y cuyos "largos y profundos convenios comerciales" con sectores en el país norteamericano permanecen en la actualidad, comenta la académica desde la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) con motivo de los 50 años del golpe militar. "El IVA (Impuesto al Valor Agregado) lo instauran aquí en México asesores de Pinochet", ejemplifica, y para la reforma al artículo 27 constitucional mexicano de diciembre de 1991 el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari trajo al viceministro de Agricultura de la dictadura militar. "Lo instalan en una oficina en Los Pinos y él hace la reforma al 27", asegura. Esa ley, relativa al campo mexicano, era uno de los principales triunfos de la Revolución mexicana, de fuerte orientación agrarista, sin embargo el salinismo abrió lugar a la privatización del campo mexicano y a la enajenación del ejido, es decir, la tenencia colectiva de la tierra.El presidente Andrés Manuel López Obrador inició el 8 de septiembre una visita protocolaria a Colombia y luego a Chile para participar el día 11 en los actos conmemorativos por los 50 años del golpe militar. Y en las últimas semanas, el mandatario ha recordado cómo México acogió a exiliados y la labor del entonces embajador Gonzalo Martínez Corbalá para sacar a familias de chilenos, entre ellos Hortensia Bussi, viuda del derrocado presidente chileno, y a Isabel, una de sus hijas."Fue una actuación destacada del Gobierno del presidente Echeverría. Muy buen trabajo del embajador Martínez Corbalá, todo nuestro respeto, es un ejemplo de lo que puede hacer un embajador, protegiendo vidas humanas, porque él abrió la embajada y ahí se protegieron muchos", dijo López Obrador en su conferencia mañanera del 7 de septiembre. "Se trajo en un avión a la familia del presidente Allende. Se hizo honor a la tradición de protección, de asilo, de la política exterior mexicana que se aplicó desde la época del presidente [Benito] Juárez, ese es el antecedente, y se reafirmó sobre todo durante el Gobierno del presidente [Lázaro] Cárdenas, con el exilio a españoles de la Guerra civil (1936-1939) y también la protección a la comunidad judía", agregó el jefe del ejecutivo mexicano.Allende lo tenía claro: 'Cuba es el eje'Sin embargo —recuerda la maestra Beatriz Torres— la hija más cercana al presidente Allende, Beatriz Allende Bussi, La Tati, quien estuvo junto a su padre en los momentos más difíciles en el palacio de La Moneda el mismo 11 de septiembre de 1973, con siete meses de embarazo bajo el asedio militar, no se refugió en la embajada de México, sino en la de Cuba.El 28 de septiembre de 1973, 17 días después del golpe, La Tati pronunció un discurso en La Habana en donde relató los últimos momentos de Allende en ese recinto gubernamental."A mí me reprochó que estuviera ahí con este embarazo, que mi deber era irme junto a los compañeros de la embajada de Cuba. Me hizo saber que había sufrido como en carne propia las provocaciones y agresiones de que había sido víctima la representación diplomática cubana en los últimos meses. Que creía que ese día iban a ser provocados, que podría haber combate. Y que por eso debería estar junto a ellos", afirmó Allende Bussi en ese discurso histórico. "Personalmente, nos condujo hacia la puerta de salida por la calle Morandé. Ahí tomó la decisión de pedir un alto al fuego y un jeep militar para que las compañeras pudieran salir sin problema. Minutos antes había barajado la posibilidad de que nos tomaran como rehenes para exigirle una vez más su rendición. Pero nos dijo que de ser capaces de hacer eso, no lo harían vacilar; que, al contrario, esta sería una prueba más ante el pueblo chileno y el mundo entero hasta dónde llegaba la traición y el deshonor del fascismo y que esto sería para él un motivo más para combatir", agregó la hija del presidente chileno en un discurso pronunciado ante Fidel Castro y toda la plana mayor del Gobierno emanado de la Revolución de 1959."En este acto solidario con Chile, quisiera decirles lo que me pidió les trasmitiera a ustedes. Me lo confió en La Moneda bajo el combate: 'dile a Fidel que yo cumpliré con mi deber. Dile que hay que lograr la mejor conducción política unitaria para el pueblo de Chile'. Señaló que se iniciaba ese día una larga resistencia y que Cuba y los revolucionarios tendrían que ayudarnos en ella", afirmó Allende Bussi en su discurso.Un prócer con relaciones impolutas Para la académica chilena, hubo un intento de los Gobiernos de la Concertación en Chile –posteriores al plebiscito del 5 de octubre de 1988, en el que 55,99% de la población decidió que Augusto Pinochet no siguiera en el poder; una coalición de fuerzas políticas a las que se les confió en las urnas la conducción del país hacia la restauración democrática– y aun de las autoridades actuales, incluyendo al presidente Gabriel Boric, por "lavar" la imagen de Allende. "Desvincular a Allende, desvincularlo del enorme engranaje y entramado político con Cuba", afirma Torres.Para la directora del Camena, los Gobiernos anteriores izquierdistas en Chile y el propio Boric han hecho un intento por mostrar a Allende como un "demócrata" con "relaciones impolutas" que no tiene que ver con la isla. Y todo ello con el objetivo de aprovecharse políticamente de la imagen del líder socialista asesinado en La Moneda."[La intención es] ir limpiando desde la Concertación a un Salvador Allende y una familia Allende que no tiene nada que ver con Cuba. ¿Cuándo se habla de Cuba? Nunca", señala la maestra, que califica los hechos como una campaña "verdaderamente escandalosa"."'Tati Allende dirigía el comité de solidaridad con Chile, lo que aquí llamábamos Casa de Chile. Ella era desde Cuba la que articulaba con Orlando Letelier", explica, en referencia al excanciller chileno, quien posteriormente fue asesinado en un atentado con una bomba en su automóvil en Washington D. C. el 21 de septiembre de 1976.Para la maestra chilena, los Gobiernos de la Concertación en Chile intentaron despojar a la Unidad Popular de su verdadera esencia política. Y es que, dice, los Gobiernos "democráticos" posteriores a la dictadura estaban formados por golpistas. El expresidente chileno Patricio Alwyn (1990-1994) fue un "golpista descarado", dice Torres, quien recuerda que, en el último diálogo con Salvador Allende, este exmandatario le dijo que la democracia cristiana le negaría a su Gobierno hasta la sal y el agua.Torres agrega también que fue el Gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle (1994-2000) y su canciller Miguel Insulza quienes gestionaron la repatriación de Pinochet luego de que fue detenido en octubre de 1998 en el Reino Unido, en cumplimiento de una orden de aprehensión girada por el juez español Baltasar Garzón, quien buscaba juzgarlo por la muerte de ciudadanos españoles durante la dictadura.La simulación de BoricY es que para la maestra chilena, los Gobiernos de Chile posteriores al plebiscito del 88, incluyendo el de Gabriel Boric, han significado "una simulación".En el caso del actual presidente chileno, Torres remite al sociólogo Marcos Roberto Roitman Rosenmann, quien señaló que, a pesar del intento su Gobierno de presentarse como heredero y continuador de la política de la Unidad Popular, los hechos lo desmienten. "Boric, en su campaña electoral, señaló que si Chile fue la cuna del neoliberalismo en América Latina, también será su tumba". Pero no solo no lo enterró, sino que "le ha dado nuevos bríos e inyectado más savia", afirma el sociólogo en un artículo publicado el 9 de agosto en el diario mexicano La Jornada."La Unidad Popular fue un Gobierno de transición al socialismo, la gestión de Boric es de profundización del capitalismo. La administración de la Unidad Popular nacionalizó las riquezas básicas; Boric vende el litio a las trasnacionales. La Unidad Popular disolvió el Grupo Móvil, fuerza de choque de Carabineros; el Frente Amplio les compra armamento y refuerza el rol represivo de Carabineros en las manifestaciones", escribe Roitman."La Unidad Popular mantuvo una posición de no alineamiento, restableció relaciones diplomáticas con Cuba, uniéndose a México y Canadá; Boric se alinea con Estados Unidos en el conflicto en Ucrania y legitima al Gobierno golpista en Perú", continúa el sociólogo. También afirma que, mientras la Unidad Popular reconoció los derechos del pueblo mapuche, el hoy ocupante de La Moneda mantiene la militarización de la Araucanía, entrega sus tierras a las empresas madereras y protege a los latifundistas. Para la maestra Torres Abelaira, es significativo que hoy la asamblea constituyente —a cargo de renovar la carta magna que impuso Pinochet en dictadura, un proceso resultante del estallido social de 2019— esté en manos de la ultraderecha y de personajes que admiten, sin ambages, su apoyo al golpe del 1973."Los que dicen: 'nosotros sí estamos por el golpe; y si hay que amarrar de nuevo, lo amarramos', no tienen problemas en decirlo. Si tú eres capaz de decir eso sin consecuencias políticas, es porque tienes amarrado a buena parte del poder", observa la académica.
salvador allende, gabriel boric, augusto pinochet, cuba, méxico, chile, unidad popular, la moneda, dictadura militar en chile (1973-1990), 💬 opinión y análisis
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México, país clave para entender los efectos del golpe militar chileno en América Latina
Hace 50 años, después del golpe de Augusto Pinochet contra el Gobierno de Salvador Allende, México abrió sus puertas a una parte de la familia del dirigente socialista chileno y a miles de exiliados perseguidos por ese régimen militar, impuesto a sangre y fuego y que echó a andar una maquinaria de exterminio contra sus propios ciudadanos.
El entonces Gobierno mexicano de Luis Echeverría (1970-1976) rompió relaciones diplomáticas con el régimen militar de Chile.
Y año con año, después de 1973, México también encabezó en las Naciones Unidas la condena al régimen pinochetista por los hechos del 11 de septiembre de aquel año, cuando los militares traicionaron al presidente democráticamente electo y bombardearon La Moneda, el palacio en que reside el ejecutivo del país latinoamericano y donde Allende pronunció sus últimas palabras públicas.
"Eso no se puede dejar de reconocer", dice en una entrevista con Sputnik la maestra Beatriz Torres Abelaira, directora del Centro Académico Memoria de Nuestra América (Camena), sobre la postura diplomática mexicana ante la dictadura.
Sin embargo, tres años antes del golpe pinochetista, México recibió a un número mayor de chilenos de amplios sectores de derecha que salieron del país sudamericano en 1970, cuando triunfó en las urnas la Unidad Popular de Allende, y cuyos "largos y profundos convenios comerciales" con sectores en el país norteamericano permanecen en la actualidad, comenta la académica desde la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) con motivo de los 50 años del golpe militar.
"Chile fue la punta de lanza para el neoliberalismo en América Latina, incluido este país (México)", explica la directora del Camena.
"El IVA (Impuesto al Valor Agregado) lo instauran aquí en México asesores de Pinochet", ejemplifica, y para la reforma al artículo 27 constitucional mexicano de diciembre de 1991 el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari trajo al viceministro de Agricultura de la dictadura militar. "Lo instalan en una oficina en Los Pinos y él hace la reforma al 27", asegura.
Esa ley, relativa al campo mexicano, era uno de los principales triunfos de la Revolución mexicana, de fuerte orientación agrarista, sin embargo el salinismo abrió lugar a la privatización del campo mexicano y a la enajenación del ejido, es decir, la tenencia colectiva de la tierra.
El presidente Andrés Manuel López Obrador inició el 8 de septiembre una visita protocolaria a Colombia y luego a Chile para participar el día 11 en los actos conmemorativos por los 50 años del golpe militar.
Y en las últimas semanas, el mandatario ha recordado cómo México acogió a exiliados y la labor del entonces embajador Gonzalo Martínez Corbalá para sacar a familias de chilenos, entre ellos Hortensia Bussi, viuda del derrocado presidente chileno, y a Isabel, una de sus hijas.
"Fue una actuación destacada del Gobierno del presidente Echeverría. Muy buen trabajo del embajador Martínez Corbalá, todo nuestro respeto, es un ejemplo de lo que puede hacer un embajador, protegiendo vidas humanas, porque él abrió la embajada y ahí se protegieron muchos", dijo López Obrador en su conferencia mañanera del 7 de septiembre.
"Se trajo en un avión a la familia del presidente Allende. Se hizo honor a la tradición de protección, de asilo, de la política exterior mexicana que se aplicó desde la época del presidente [Benito] Juárez, ese es el antecedente, y se reafirmó sobre todo durante el Gobierno del presidente [Lázaro] Cárdenas, con el exilio a españoles de la Guerra civil (1936-1939) y también la protección a la comunidad judía", agregó el jefe del ejecutivo mexicano.
Allende lo tenía claro: 'Cuba es el eje'
Sin embargo —recuerda la maestra Beatriz Torres— la hija más cercana al presidente Allende, Beatriz Allende Bussi, La Tati, quien estuvo junto a su padre en los momentos más difíciles en el palacio de La Moneda el mismo 11 de septiembre de 1973, con siete meses de embarazo bajo el asedio militar, no se refugió en la embajada de México, sino en la de Cuba.
El 28 de septiembre de 1973, 17 días después del golpe, La Tati pronunció un discurso en La Habana en donde relató los últimos momentos de Allende en ese recinto gubernamental.
"A mí me reprochó que estuviera ahí con este embarazo, que mi deber era irme junto a los compañeros de la embajada de Cuba. Me hizo saber que había sufrido como en carne propia las provocaciones y agresiones de que había sido víctima la representación diplomática cubana en los últimos meses. Que creía que ese día iban a ser provocados, que podría haber combate. Y que por eso debería estar junto a ellos", afirmó Allende Bussi en ese discurso histórico.
"Personalmente, nos condujo hacia la puerta de salida por la calle Morandé. Ahí tomó la decisión de pedir un alto al fuego y un jeep militar para que las compañeras pudieran salir sin problema. Minutos antes había barajado la posibilidad de que nos tomaran como rehenes para exigirle una vez más su rendición. Pero nos dijo que de ser capaces de hacer eso, no lo harían vacilar; que, al contrario, esta sería una prueba más ante el pueblo chileno y el mundo entero hasta dónde llegaba la traición y el deshonor del fascismo y que esto sería para él un motivo más para combatir", agregó la hija del presidente chileno en un discurso pronunciado ante Fidel Castro y toda la plana mayor del Gobierno emanado de la Revolución de 1959.
"En este acto solidario con Chile, quisiera decirles lo que me pidió les trasmitiera a ustedes. Me lo confió en La Moneda bajo el combate: 'dile a Fidel que yo cumpliré con mi deber. Dile que hay que lograr la mejor conducción política unitaria para el pueblo de Chile'. Señaló que se iniciaba ese día una larga resistencia y que Cuba y los revolucionarios tendrían que ayudarnos en ella", afirmó Allende Bussi en su discurso.
"[Salvador Allende] sabe que Cuba es el eje del trabajo político; es el eje fundamental, a minutos de morirse, esto nadie lo ha transmitido, nadie ha dicho media palabra sobre esto", señala la maestra Torres Abelaira.
Un prócer con relaciones impolutas
Para la académica chilena, hubo un intento de los Gobiernos de la Concertación en Chile –posteriores al plebiscito del 5 de octubre de 1988, en el que 55,99% de la población decidió que Augusto Pinochet no siguiera en el poder; una coalición de fuerzas políticas a las que se les confió en las urnas la conducción del país hacia la restauración democrática– y aun de las autoridades actuales, incluyendo al presidente Gabriel Boric, por "lavar" la imagen de Allende.
"Desvincular a Allende, desvincularlo del enorme engranaje y entramado político con Cuba", afirma Torres.
Para la directora del Camena, los Gobiernos anteriores izquierdistas en Chile y el propio Boric han hecho un intento por mostrar a Allende como un "demócrata" con "relaciones impolutas" que no tiene que ver con la isla. Y todo ello con el objetivo de aprovecharse políticamente de la imagen del líder socialista asesinado en La Moneda.
Hoy el presidente @GabrielBoric inauguró la instalación “El caminar de un demócrata”, que exhibe en Morandé 80 los zapatos que usó el presidente Salvador Allende Gossens el 11 de septiembre de 1973. pic.twitter.com/CStPfYSJqj
"[La intención es] ir limpiando desde la Concertación a un Salvador Allende y una familia Allende que no tiene nada que ver con Cuba. ¿Cuándo se habla de Cuba? Nunca", señala la maestra, que califica los hechos como una campaña "verdaderamente escandalosa".
"'Tati Allende dirigía el comité de solidaridad con Chile, lo que aquí llamábamos Casa de Chile. Ella era desde Cuba la que articulaba con Orlando Letelier", explica, en referencia al excanciller chileno, quien posteriormente fue asesinado en un atentado con una bomba en su automóvil en Washington D. C. el 21 de septiembre de 1976.
Para la maestra chilena, los Gobiernos de la Concertación en Chile intentaron despojar a la Unidad Popular de su verdadera esencia política.
Y es que, dice, los Gobiernos "democráticos" posteriores a la dictadura estaban formados por golpistas. El expresidente chileno Patricio Alwyn (1990-1994) fue un "golpista descarado", dice Torres, quien recuerda que, en el último diálogo con Salvador Allende, este exmandatario le dijo que la democracia cristiana le negaría a su Gobierno hasta la sal y el agua.
🌹A #50añosDelGolpe NUNCA+ una democracia bombardeada. Nunca+ El fin de la memoria Nunca+ Cuerpos quemados, degollados Nunca+ Violencia política sexual Nunca+ Personas prohibidas
Torres agrega también que fue el Gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle (1994-2000) y su canciller Miguel Insulza quienes gestionaron la repatriación de Pinochet luego de que fue detenido en octubre de 1998 en el Reino Unido, en cumplimiento de una orden de aprehensión girada por el juez español Baltasar Garzón, quien buscaba juzgarlo por la muerte de ciudadanos españoles durante la dictadura.
"Insulza tuvo el encargo –y lo hizo con gran alegría— de liberar a Pinochet con dinero de los contribuyentes chilenos", afirma la especialista en memoria, quien recuerda que, a pesar de las afirmaciones del propio excanciller de que sería juzgado en suelo chileno, finalmente el dictador regresó al país sudamericano y murió en la impunidad.
— Poder Judicial de la Ciudad de México (@PJCDMX) August 30, 2023
La simulación de Boric
Y es que para la maestra chilena, los Gobiernos de Chile posteriores al plebiscito del 88, incluyendo el de Gabriel Boric, han significado "una simulación".
En el caso del actual presidente chileno, Torres remite al sociólogo Marcos Roberto Roitman Rosenmann, quien señaló que, a pesar del intento su Gobierno de presentarse como heredero y continuador de la política de la Unidad Popular, los hechos lo desmienten.
"Boric, en su campaña electoral, señaló que si Chile fue la cuna del neoliberalismo en América Latina, también será su tumba". Pero no solo no lo enterró, sino que "le ha dado nuevos bríos e inyectado más savia", afirma el sociólogo en un artículo publicado el 9 de agosto en el diario mexicano La Jornada.
"La Unidad Popular fue un Gobierno de transición al socialismo, la gestión de Boric es de profundización del capitalismo. La administración de la Unidad Popular nacionalizó las riquezas básicas; Boric vende el litio a las trasnacionales. La Unidad Popular disolvió el Grupo Móvil, fuerza de choque de Carabineros; el Frente Amplio les compra armamento y refuerza el rol represivo de Carabineros en las manifestaciones", escribe Roitman.
"La Unidad Popular mantuvo una posición de no alineamiento, restableció relaciones diplomáticas con Cuba, uniéndose a México y Canadá; Boric se alinea con Estados Unidos en el conflicto en Ucrania y legitima al Gobierno golpista en Perú", continúa el sociólogo.
También afirma que, mientras la Unidad Popular reconoció los derechos del pueblo mapuche, el hoy ocupante de La Moneda mantiene la militarización de la Araucanía, entrega sus tierras a las empresas madereras y protege a los latifundistas.
Para la maestra Torres Abelaira, es significativo que hoy la asamblea constituyente —a cargo de renovar la carta magna que impuso Pinochet en dictadura, un proceso resultante del estallido social de 2019— esté en manos de la ultraderecha y de personajes que admiten, sin ambages, su apoyo al golpe del 1973.
"Los que dicen: 'nosotros sí estamos por el golpe; y si hay que amarrar de nuevo, lo amarramos', no tienen problemas en decirlo. Si tú eres capaz de decir eso sin consecuencias políticas, es porque tienes amarrado a buena parte del poder", observa la académica.
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