Arroceros dominicanos en la encrucijada del Tratado de Libre Comercio
Arroceros dominicanos en la encrucijada del Tratado de Libre Comercio
Sputnik Mundo
SAN SALVADOR (Sputnik) — Cuando el 1 de enero de 2025 se haga efectiva la desgravación arancelaria establecida en el Tratado de Libre Comercio entre EEUU... 06.04.2023, Sputnik Mundo
Ante la cercanía del plazo, el presidente de la República, Luis Abinader, advirtió en marzo a Washington que no permitiría la apertura del mercado dominicano al arroz estadounidense y recordó que la nación norteña subsidia a sus productores del grano blanco. El economista Apolinar Veloz, investigador del Observatorio Dominicano de Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en declaraciones a la Agencia Sputnik explicó que el problema derivado de tal coyuntura puede enfocarse desde dos perspectivas, interna y general. La primera tiene que ver con la toma de decisiones de política económica para mejorar la producción interna de arroz, teniendo como visión los acuerdos de 2005 en el marco del DR-CAFTA. La otra está referida a las consecuencias inmediatas para el país caribeño derivadas de firmar un acuerdo con Estados Unidos, una economía tecnológicamente mucho más avanzada. Una quiebra anunciadaEn tal circunstancia, la competencia iba a resultar muy desigual, y de tal manera cuando se cumplieran los plazos del acuerdo con el consiguiente permiso de las importaciones aranceles cero, el arroz estadounidense sin ninguna duda quebraría la producción nacional del grano, analizó. La ausencia de cualquier tipo de avance en el orden tecnológico para poder enfrentar la competencia que vendrá con el DR-CAFTA deja sin ninguna protección a los cosecheros quisqueyanos sin protección para competir con el arroz procedente de EEUU, recalcó. "Si eso ocurre, la producción domestica va a sufrir un serio revés", advirtió Veloz. Medidas cortoplacistas Las medidas adoptadas por el Gobierno de Abinader, indicó, son a corto plazo, al tratar de darle un respiro a los productores a través de una serie de exenciones. Lo anterior provocará que la maltrecha economía fiscal empeore en la medida que abunden las exenciones fiscales y arancelarias que debiliten esa parte de la política pública. Mercado internoAunque en algunas ocasiones se ha recurrido a la importación, generalmente la producción local de arroz es suficiente para abastecer al mercado interno. Pero al entrar en vigor la desgravación arancelaria va a existir un traslado del consumo hacia aquellos bienes de menor costo, adelantó el economista. El también exgerente del Banco Central de la República Dominicana recordó que al momento de entrar en vigencia el DR-CAFTA (2007) los productores quisqueyanos solicitaron una postergación de la entrada en vigor del pacto comercial en la referido a la importación de arroz, conscientes de sus debilidades para enfrentar la competencia estadounidense. Los productores dominicanos aún a sabiendas de que el plazo tendría fecha de vencimiento no hicieron nada tanto para la producción como la productividad del grano, reiteró el catedrático Veloz. ¿Otros mercados cercanos? Acerca de las posibilidades de derivar la producción arrocera dominicana hacia mercados cercanos, en caso de que el grano estadounidense lo desplace en el interno, el economista consideró que pudiera darse el caso, pero con limitantes. Por ejemplo, el mercado cubano que recibió arroz dominicano en época de los gobiernos de Balaguer, en estos momentos resulta un destino imposible debido a las sanciones derivadas de la política de bloqueo económico, financiero y comercial impuesta por Washington a la Isla. En el caso de Haití, la parte occidental de la isla de La Española produce tan poca cosa que cualquiera exporta hacia el vecino país, precisó. En Centroamérica, una parte esencial del pacto comercial tripartito, pudiera venderse el grano producido en Quisqueya, pero se da la situación de que los centroamericanos objetan algunos rubros agrícolas dominicanos por el subsidio al agua. A fines de marzo el Parlamento Centroamericano, reunido de manera ordinaria en Santo Domingo, instó al Gobierno estadounidense a la renegociación del DR-CAFTA con la parte dominicana, antes de la entrada en vigor de la desgravación arancelaria del arroz. La producción del cereal en República Dominicana genera más de 20.000 empleos directos y unos 300.000 indirectos, según datos del Gobierno.
SAN SALVADOR (Sputnik) — Cuando el 1 de enero de 2025 se haga efectiva la desgravación arancelaria establecida en el Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Centroamérica y República Dominicana para la importación del arroz estadounidense, una gran parte de los productores dominicanos del cereal estarán enfrentando una posibilidad real de quiebra.
Ante la cercanía del plazo, el presidente de la República, Luis Abinader, advirtió en marzo a Washington que no permitiría la apertura del mercado dominicano al arroz estadounidense y recordó que la nación norteña subsidia a sus productores del grano blanco.
El economista Apolinar Veloz, investigador del Observatorio Dominicano de Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en declaraciones a la Agencia Sputnik explicó que el problema derivado de tal coyuntura puede enfocarse desde dos perspectivas, interna y general.
La primera tiene que ver con la toma de decisiones de política económica para mejorar la producción interna de arroz, teniendo como visión los acuerdos de 2005 en el marco del DR-CAFTA.
La otra está referida a las consecuencias inmediatas para el país caribeño derivadas de firmar un acuerdo con Estados Unidos, una economía tecnológicamente mucho más avanzada.
"Yo quiero comenzar por esta última. El acuerdo DR-CAFTA (Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Centroamérica y República Dominicana) es parte de la globalización de los mercados, la cual nunca tomó en consideración las diferencias de productividades existentes entre los países firmantes. Y la República Dominicana rubricó ese acuerdo a sabiendas de que la productividad del sector agrícola norteamericano era mucho más elevada que la nuestra y por consiguiente los precios de venta de los bienes agrícolas norteamericanos, no solo por la productividad, sino también por los subsidios, resultarían mucho menores que los nuestros", apuntó el experto.
Una quiebra anunciada
En tal circunstancia, la competencia iba a resultar muy desigual, y de tal manera cuando se cumplieran los plazos del acuerdo con el consiguiente permiso de las importaciones aranceles cero, el arroz estadounidense sin ninguna duda quebraría la producción nacional del grano, analizó.
"Por el otro lado tenemos los esfuerzos internos. Desde 1978 no ha habido en el país una política dirigida a incrementar la productividad agrícola, excepto por las decisiones tomadas por los gobiernos de (Joaquín) Balaguer (1966-1978 y 1986-1996) en términos de riego y creación de nuevas variedades de arroz. Fuera de eso se ha seguido con el mismo tipo de producción, basado en el uso abundante del agua y los fertilizantes como los elementos que caracterizan la función productiva y la rentabilidad del sector arrocero".
La ausencia de cualquier tipo de avance en el orden tecnológico para poder enfrentar la competencia que vendrá con el DR-CAFTA deja sin ninguna protección a los cosecheros quisqueyanos sin protección para competir con el arroz procedente de EEUU, recalcó.
"Si eso ocurre, la producción domestica va a sufrir un serio revés", advirtió Veloz.
Las medidas adoptadas por el Gobierno de Abinader, indicó, son a corto plazo, al tratar de darle un respiro a los productores a través de una serie de exenciones.
Lo anterior provocará que la maltrecha economía fiscal empeore en la medida que abunden las exenciones fiscales y arancelarias que debiliten esa parte de la política pública.
"Evidentemente, los productores se van a beneficiar, pero eso no significa que sea posible competir con el arroz importado de EEUU, con la (consiguiente) quiebra de los productores nacionales más ineficientes; y tal vez algunos de ellos pudieran producir una pequeña parte del arroz; eso va a tener efecto sobre el empleo agrícola y la redistribución de los terrenos dedicados a la producción de ese cereal y a la de otros tipos de bienes que no tengan esa competencia internacional", subrayó.
Mercado interno
Aunque en algunas ocasiones se ha recurrido a la importación, generalmente la producción local de arroz es suficiente para abastecer al mercado interno.
Pero al entrar en vigor la desgravación arancelaria va a existir un traslado del consumo hacia aquellos bienes de menor costo, adelantó el economista.
"La solución sería una actualización y mejoramiento de las técnicas de producción con el incremento de la productividad del sector agrícola y eso no se logra en el corto plazo".
El también exgerente del Banco Central de la República Dominicana recordó que al momento de entrar en vigencia el DR-CAFTA (2007) los productores quisqueyanos solicitaron una postergación de la entrada en vigor del pacto comercial en la referido a la importación de arroz, conscientes de sus debilidades para enfrentar la competencia estadounidense.
"Han pasado más de 15 años y durante ese tiempo no hubo ningún tipo de política desde el gobierno ni actualización del sector privado para llegar a este momento con una producción arrocera competitiva con la de Estados Unidos", lamentó.
Los productores dominicanos aún a sabiendas de que el plazo tendría fecha de vencimiento no hicieron nada tanto para la producción como la productividad del grano, reiteró el catedrático Veloz.
Acerca de las posibilidades de derivar la producción arrocera dominicana hacia mercados cercanos, en caso de que el grano estadounidense lo desplace en el interno, el economista consideró que pudiera darse el caso, pero con limitantes.
Por ejemplo, el mercado cubano que recibió arroz dominicano en época de los gobiernos de Balaguer, en estos momentos resulta un destino imposible debido a las sanciones derivadas de la política de bloqueo económico, financiero y comercial impuesta por Washington a la Isla.
En el caso de Haití, la parte occidental de la isla de La Española produce tan poca cosa que cualquiera exporta hacia el vecino país, precisó.
En Centroamérica, una parte esencial del pacto comercial tripartito, pudiera venderse el grano producido en Quisqueya, pero se da la situación de que los centroamericanos objetan algunos rubros agrícolas dominicanos por el subsidio al agua.
"El Dominicana el agua para la producción agrícola es gratuita, y ellos alegan que eso es dumping y por esa razón no estarían dispuestos a recibir nuestro arroz, excepto que los costos agrícolas incluyeran los del riego", concluyó el economista que cuenta en su aval el de asesor del Fondo Monetario Internacional.
A fines de marzo el Parlamento Centroamericano, reunido de manera ordinaria en Santo Domingo, instó al Gobierno estadounidense a la renegociación del DR-CAFTA con la parte dominicana, antes de la entrada en vigor de la desgravación arancelaria del arroz.
La producción del cereal en República Dominicana genera más de 20.000 empleos directos y unos 300.000 indirectos, según datos del Gobierno.
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