El milagro de los Andes y la enseñanza de "no sucumbir ante cualquier adversidad"
El milagro de los Andes y la enseñanza de "no sucumbir ante cualquier adversidad"
Sputnik Mundo
El 13 de octubre de 1972 un avión uruguayo con un equipo de rugby y sus acompañantes se estrelló en los Andes, entre Argentina y Chile. Dieciséis jóvenes... 13.10.2022, Sputnik Mundo
En el corazón de la Ciudad Vieja de Montevideo, la capital uruguaya, se erige el Museo Andes 1972, dedicado a la memoria histórica y como "herramienta pedagógica" de un hito que refleja la identidad de un país.Jörg Thomsen, director, curador y propietario del museo, reflexiona en exclusivo para Sputnik sobre la necesidad de dar a conocer la llamada tragedia o milagro de los Andes.Lo interesante "no fue la antropofagia" a la que recurrieron los sobrevivientes para subsistir 10 semanas, aislados y sin alimentos, aspecto "universalmente conocido" del accidente, recalca Thomsen. El objetivo del museo es "democratizar la historia, hacer justicia con las historias —no la historia—, del accidente", reflexiona."Un plazo de 50 años es muy difícil de abarcar si no los has vivido", afirma el director del museo en relación al significado que la tragedia tuvo para las distintas experiencias que se enmarcan en ella. Sin embargo, para los familiares y sobrevivientes "es como si hubiera sido ayer".De la tragedia al milagroEl viernes 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, un avión Fairchild Hiller que transportaba en su mayoría a jóvenes jugadores del equipo de rugby Old Christians, que viajaban con sus familiares a Santiago de Chile para disputar un partido, impactó con un pico montañoso de los Andes argentinos y se estrelló a 4.000 metros de altura en el Valle de las Lágrimas, cerca de la frontera chilena.Los sobrevivientes del impacto se enfrentaron a condiciones hostiles jamás imaginadas: temperaturas de -30 grados, sin vestimenta adecuada, agua ni alimentos.Refugiados en el fuselaje del avión, escuchaban los noticieros por radio. Así supieron al décimo día del accidente que la búsqueda para rescatarlos había sido suspendida y que se retomaría en enero, una vez que se derritiera la nieve.Esta noticia sería el punto de inflexión: los sobrevivientes se enfrentaron a la realidad de que su salvación dependía de ellos mismos y su capacidad para caminar hacia el oeste y buscar ayuda en los valles chilenos.La segunda tragedia llegaría el día 16, cuando un alud de nieve se cobró la vida de otras ocho personas y apresuró la necesidad de prepararse y salir en busca de ayuda.Dos de los sobrevivientes transformaron la tragedia en milagro: tras 10 días de caminata en las condiciones más hostiles, divisaron a Sergio Catalán, un arriero chileno que cuidaba ganado en sectores cordilleranos, quien sería clave para el rescate de las víctimas del avión siniestrado.Imágenes de algunas de las muestras permanentes del Museo Andes 1972, entre las que se encuentran confecciones artesanales de ropa hechas con los cubreasientos y cortinas del avión, el mecanismo para derretir nieve para acumular agua potable, gafas para proteger la vista del sol hechas con materiales del fuselaje, pieza originales de la aeronave siniestrada, vestimentas y artículos de interés del acervo del museo. "50 años tienen muchas facetas"El museo se erige sobre la idea de honrar la vida de los 29 fallecidos y los 16 sobrevivientes del accidente del vuelo 571 y de que las nuevas generaciones "hagan propia" la historia, como parte de la identidad del Uruguay.La "tragedia o milagro de los Andes ha servido para posicionar al Uruguay en el mundo, convirtiéndose en un ícono de presentación del país", tanto como el fútbol, afirma Thomsen."No se han aprovechado estos 50 años a la interna nuestra", se lamenta. Ese concepto "de identidad nacional, de percibir la realidad de la historia, que es cómo un grupo de personas se organiza para fijar objetivos en común", destacó."50 años tienen muchas facetas" y para que el mensaje de esta hazaña perdure es necesario "que los hijos tengan en su vida esta historia hecha propia, que ante cualquier adversidad no sucumban: 'Si ellos pudieron, yo también voy a poder'", reflexiona.
El 13 de octubre de 1972 un avión uruguayo con un equipo de rugby y sus acompañantes se estrelló en los Andes, entre Argentina y Chile. Dieciséis jóvenes sobrevivieron de manera asombrosa tras 72 días en uno de los ambientes más hostiles para la vida humana. A 50 años de este hecho, Sputnik conversó con Jörg Thomsen, director del Museo Andes 1972.
En el corazón de la Ciudad Vieja de Montevideo, la capital uruguaya, se erige el Museo Andes 1972, dedicado a la memoria histórica y como "herramienta pedagógica" de un hito que refleja la identidad de un país.
Jörg Thomsen, director, curador y propietario del museo, reflexiona en exclusivo para Sputnik sobre la necesidad de dar a conocer la llamada tragedia o milagro de los Andes.
Lo interesante "no fue la antropofagia" a la que recurrieron los sobrevivientes para subsistir 10 semanas, aislados y sin alimentos, aspecto "universalmente conocido" del accidente, recalca Thomsen. El objetivo del museo es "democratizar la historia, hacer justicia con las historias —no la historia—, del accidente", reflexiona.
"Un plazo de 50 años es muy difícil de abarcar si no los has vivido", afirma el director del museo en relación al significado que la tragedia tuvo para las distintas experiencias que se enmarcan en ella. Sin embargo, para los familiares y sobrevivientes "es como si hubiera sido ayer".
De la tragedia al milagro
El viernes 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, un avión Fairchild Hiller que transportaba en su mayoría a jóvenes jugadores del equipo de rugby Old Christians, que viajaban con sus familiares a Santiago de Chile para disputar un partido, impactó con un pico montañoso de los Andes argentinos y se estrelló a 4.000 metros de altura en el Valle de las Lágrimas, cerca de la frontera chilena.
Los sobrevivientes del impacto se enfrentaron a condiciones hostiles jamás imaginadas: temperaturas de -30 grados, sin vestimenta adecuada, agua ni alimentos.
Refugiados en el fuselaje del avión, escuchaban los noticieros por radio. Así supieron al décimo día del accidente que la búsqueda para rescatarlos había sido suspendida y que se retomaría en enero, una vez que se derritiera la nieve.
Esta noticia sería el punto de inflexión: los sobrevivientes se enfrentaron a la realidad de que su salvación dependía de ellos mismos y su capacidad para caminar hacia el oeste y buscar ayuda en los valles chilenos.
La segunda tragedia llegaría el día 16, cuando un alud de nieve se cobró la vida de otras ocho personas y apresuró la necesidad de prepararse y salir en busca de ayuda.
Dos de los sobrevivientes transformaron la tragedia en milagro: tras 10 días de caminata en las condiciones más hostiles, divisaron a Sergio Catalán, un arriero chileno que cuidaba ganado en sectores cordilleranos, quien sería clave para el rescate de las víctimas del avión siniestrado.
'Ray-bans cordilleranos' fue el apodo con el que los sobrevivientes describieron las gafas artesanales hechas con restos del avión para proteger la vista de la radiación solar.
'Ray-bans cordilleranos' fue el apodo con el que los sobrevivientes describieron las gafas artesanales hechas con restos del avión para proteger la vista de la radiación solar.
'Ray-bans cordilleranos' fue el apodo con el que los sobrevivientes describieron las gafas artesanales hechas con restos del avión para proteger la vista de la radiación solar.
Mensajes de los sobrevivientes al Museo Andes 1972.
Imágenes de algunas de las muestras permanentes del Museo Andes 1972, entre las que se encuentran confecciones artesanales de ropa hechas con los cubreasientos y cortinas del avión, el mecanismo para derretir nieve para acumular agua potable, gafas para proteger la vista del sol hechas con materiales del fuselaje, pieza originales de la aeronave siniestrada, vestimentas y artículos de interés del acervo del museo.
"50 años tienen muchas facetas"
El museo se erige sobre la idea de honrar la vida de los 29 fallecidos y los 16 sobrevivientes del accidente del vuelo 571 y de que las nuevas generaciones "hagan propia" la historia, como parte de la identidad del Uruguay.
La "tragedia o milagro de los Andes ha servido para posicionar al Uruguay en el mundo, convirtiéndose en un ícono de presentación del país", tanto como el fútbol, afirma Thomsen.
"No se han aprovechado estos 50 años a la interna nuestra", se lamenta. Ese concepto "de identidad nacional, de percibir la realidad de la historia, que es cómo un grupo de personas se organiza para fijar objetivos en común", destacó.
"Yo regalaba fuera del Uruguay el libro Viven [de Piers Paul Read, que narra la historia de la tragedia], fue un éxito rotundo [...] hasta que un día un sobreviviente me dice '¿querés un museo?, hacelo vos'", recuerda Thomsen.
"50 años tienen muchas facetas" y para que el mensaje de esta hazaña perdure es necesario "que los hijos tengan en su vida esta historia hecha propia, que ante cualquier adversidad no sucumban: 'Si ellos pudieron, yo también voy a poder'", reflexiona.
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