El dilema argentino: ordenar la economía vía ajuste o crecer con alta inflación
El dilema argentino: ordenar la economía vía ajuste o crecer con alta inflación
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El Gobierno de Alberto Fernández encara el último año de mandato con un escenario hostil. La inflación amenaza superar el 100% en 2022 mientras que la escasez... 30.09.2022, Sputnik Mundo
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El horizonte económico para el último trimestre del 2022 presenta desafíos de compleja resolución para el presidente Alberto Fernández y su ministro de Economía, Sergio Massa. Las previsiones de los organismos internacionales y las del propio Gobierno auguran que la inflación rondará el 95% hacia fin de año.Entre la necesidad de reforzar las reservas del Banco Central (BCRA) y cumplir con las metas asumidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) —tras el acuerdo alcanzado en marzo para refinanciar la deuda por 45.000 millones de dólares—, el oficialismo apuesta por estabilizar la economía de cara a las elecciones presidenciales del próximo año. El interrogante central es: ¿cómo alcanzar tal objetivo?Atados de manos"Es muy difícil manejar la economía cuando no tenés casi margen de maniobra, como le sucede a Massa", le dice a Sputnik Felisa Miceli, exministra de Economía durante el mandato del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007). Miceli se refiere al ajustado stock de reservas netas del BCRA —que suman 4.600 millones de dólares— con el que se deberán afrontar los vencimientos de deuda hasta fin de año: 2.900 millones de dólares en octubre, 2.700 millones en noviembre y 2.900 millones en diciembre.Ante este contexto adverso, en septiembre el Gobierno había anunciado la implementación del denominado dólar soja: un régimen cambiario especial que ofrecía a los sectores agroexportadores —principales generadores de divisas— liquidar su producción obteniendo 200 pesos por cada dólar, a diferencia de los 142 pesos que se ofrece al resto de los exportadores.Si bien la medida rindió sus frutos inicialmente, para la exministra la incertidumbre persiste: "Estamos en un momento muy crítico de disponibilidad de dólares. Pendemos de un hilo en relación a si van a alcanzar las reservas", agrega.Santiago Manoukian, economista y jefe de investigaciones de la consultora Ecolatina, coincide. "El desafío de acumular reservas es el más complicado", apunta en diálogo con Sputnik.El ¿plan? y sus límitesEsta perspectiva es compartida por el economista e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) Francisco Cantamutto. Consultado por Sputnik, sostiene: "Veo una acción coordinada centrada en la prioridad que estableció el Gobierno, que es darle sostenibilidad y capacidad de pago a la deuda".Manoukián identifica la misma prioridad: "Massa consolida el plan de cumplimiento de metas con el FMI, que es el principal objetivo", y considera que este "no es un programa integral para estabilizar la economía, sino que busca anclar las expectativas, ordenar la macroeconomía y acumular reservas".Según esta perspectiva, las políticas diseñadas presentan límites concretos: "El programa no tiene un abordaje sobre la inflación", advierte Manoukián, para quien se el Gobierno no puede apelar a anclas tradicionales como el tipo de cambio o el congelamiento de las tarifas de servicios", por las exigencias del acuerdo con el FMI, razón por la cual, "va a ser muy difícil desactivar la inflación".Para Miceli, el programa del Gobierno "se inclina más hacia lo ortodoxo, cumplir las metas con el FMI, ajustar el sector público, dejar la tasa de interés en niveles altos… No veo un camino muy fácil ni creo que sea milagroso".El mal menor"En Argentina nunca dieron resultados los programas de austeridad: no lograron objetivos positivos respecto a la mejora en la calidad de vida, ni siquiera en el largo plazo", remarca la exministra de Economía, y agrega: "No es tan sencillo como sacrificarse ahora para tener mejores condiciones en el futuro".Para Cantamutto los planes de estabilización ortodoxos "logran frenar los precios pero a través de una caída del nivel de ingresos, lo que significa un deterioro mayor. La pregunta es si ese plan es socialmente sostenible".Como señala el investigador, los beneficios del ordenamiento macroeconómico y la estabilidad en variables como la inflación o el tipo de cambio tienen como contracara una retracción en los salarios.Escenario sensibleEn el segundo trimestre del año, el desempleo cayó al 6,9%, el valor más bajo en siete años. Sin embargo, el salario mínimo se encuentra en niveles bajos, de manera tal que un hogar de cuatro integrantes donde dos adultos cobran este sueldo no alcanzan la línea de pobreza, que equivale a 38.756 pesos (263 dólares al tipo de cambio oficial).Miceli señala que "el Gobierno se ha preocupado en ayudar a las familias más empobrecidas a través de bonos, pero faltan medidas que generen una mayor distribución del ingreso. La mejora de los salarios es un tema absolutamente pendiente".El camino por delantePara Manoukian, si las medidas que se siguen tomando no constituyen un plan, no van a generar la confianza necesaria para que la economía marche sin sobresaltos. Cantamutto entiende que "no es esperable que el dinamismo económico persista el año que viene, por lo que la perspectiva es complicada".Miceli señala que va a ser difícil, a menos que se tome alguna decisión en relación a un plan antiinflacionario. Esperemos que ocurran alguna de esas cosas milagrosas y que Argentina pueda lograrlo".Lejos de los milagros, existen esperanzas concretas de cara al futuro. Ante el incremento exponencial del precio internacional de la energía —producto de las sanciones contra Rusia por el conflicto en Ucrania— adquiere una centralidad indiscutida el potencial del yacimiento de Vaca Muerta, la segunda reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo no convencional. Su desarrollo podría subsanar problemas macroeconómicos de la Argentina tales como la falta de dólares.Si bien el Gobierno manifestó su voluntad de convocar a un acuerdo para definir un rumbo económico de largo plazo, la urgencia por corregir la macroeconomía, controlar la inflación y recuperar los ingresos de los asalariados persisten.
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El dilema argentino: ordenar la economía vía ajuste o crecer con alta inflación
El Gobierno de Alberto Fernández encara el último año de mandato con un escenario hostil. La inflación amenaza superar el 100% en 2022 mientras que la escasez de dólares preocupa. Desde un plan de ajuste hasta la "estabilización heterodoxa": ¿cuál es la mejor alternativa? La mirada de la exministra Felisa Miceli, y de analistas.
El horizonte económico para el último trimestre del 2022 presenta desafíos de compleja resolución para el presidente Alberto Fernández y su ministro de Economía, Sergio Massa. Las previsiones de los organismos internacionales y las del propio Gobierno auguran que la inflación rondará el 95% hacia fin de año.
Entre la necesidad de reforzar las reservas del Banco Central (BCRA) y cumplir con las metas asumidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) —tras el acuerdo alcanzado en marzo para refinanciar la deuda por 45.000 millones de dólares—, el oficialismo apuesta por estabilizar la economía de cara a las elecciones presidenciales del próximo año. El interrogante central es: ¿cómo alcanzar tal objetivo?
Atados de manos
"Es muy difícil manejar la economía cuando no tenés casi margen de maniobra, como le sucede a Massa", le dice a Sputnik Felisa Miceli, exministra de Economía durante el mandato del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007). Miceli se refiere al ajustado stock de reservas netas del BCRA —que suman 4.600 millones de dólares— con el que se deberán afrontar los vencimientos de deuda hasta fin de año: 2.900 millones de dólares en octubre, 2.700 millones en noviembre y 2.900 millones en diciembre.
Ante este contexto adverso, en septiembre el Gobierno había anunciado la implementación del denominado dólar soja: un régimen cambiario especial que ofrecía a los sectores agroexportadores —principales generadores de divisas— liquidar su producción obteniendo 200 pesos por cada dólar, a diferencia de los 142 pesos que se ofrece al resto de los exportadores.
Si bien la medida rindió sus frutos inicialmente, para la exministra la incertidumbre persiste: "Estamos en un momento muy crítico de disponibilidad de dólares. Pendemos de un hilo en relación a si van a alcanzar las reservas", agrega.
Santiago Manoukian, economista y jefe de investigaciones de la consultora Ecolatina, coincide. "El desafío de acumular reservas es el más complicado", apunta en diálogo con Sputnik.
El ¿plan? y sus límites
"Hay una serie de medidas coherentes entre sí que tienden a generar no un plan económico, pero sí una coordinación para salir de la situación crítica", señala Miceli.
Esta perspectiva es compartida por el economista e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) Francisco Cantamutto. Consultado por Sputnik, sostiene: "Veo una acción coordinada centrada en la prioridad que estableció el Gobierno, que es darle sostenibilidad y capacidad de pago a la deuda".
Manoukián identifica la misma prioridad: "Massa consolida el plan de cumplimiento de metas con el FMI, que es el principal objetivo", y considera que este "no es un programa integral para estabilizar la economía, sino que busca anclar las expectativas, ordenar la macroeconomía y acumular reservas".
Según esta perspectiva, las políticas diseñadas presentan límites concretos: "El programa no tiene un abordaje sobre la inflación", advierte Manoukián, para quien se el Gobierno no puede apelar a anclas tradicionales como el tipo de cambio o el congelamiento de las tarifas de servicios", por las exigencias del acuerdo con el FMI, razón por la cual, "va a ser muy difícil desactivar la inflación".
Para Miceli, el programa del Gobierno "se inclina más hacia lo ortodoxo, cumplir las metas con el FMI, ajustar el sector público, dejar la tasa de interés en niveles altos… No veo un camino muy fácil ni creo que sea milagroso".
El mal menor
"En Argentina nunca dieron resultados los programas de austeridad: no lograron objetivos positivos respecto a la mejora en la calidad de vida, ni siquiera en el largo plazo", remarca la exministra de Economía, y agrega: "No es tan sencillo como sacrificarse ahora para tener mejores condiciones en el futuro".
Manoukián, por el contrario, afirma que "un plan de estabilización es deseable. Puede ayudar a bajar la inflación y aumentar las reservas en el mediano plazo, aunque en el corto plazo sea fuertemente inflacionario".
Para Cantamutto los planes de estabilización ortodoxos "logran frenar los precios pero a través de una caída del nivel de ingresos, lo que significa un deterioro mayor. La pregunta es si ese plan es socialmente sostenible".
Como señala el investigador, los beneficios del ordenamiento macroeconómico y la estabilidad en variables como la inflación o el tipo de cambio tienen como contracara una retracción en los salarios.
Escenario sensible
En el segundo trimestre del año, el desempleo cayó al 6,9%, el valor más bajo en siete años. Sin embargo, el salario mínimo se encuentra en niveles bajos, de manera tal que un hogar de cuatro integrantes donde dos adultos cobran este sueldo no alcanzan la línea de pobreza, que equivale a 38.756 pesos (263 dólares al tipo de cambio oficial).
"Argentina lleva un año y medio de crecimiento y esto repercute en un mercado que crea empleo pero mal remunerado: se ha generalizado la figura del trabajador pobre", remarca Cantamutto.
Miceli señala que "el Gobierno se ha preocupado en ayudar a las familias más empobrecidas a través de bonos, pero faltan medidas que generen una mayor distribución del ingreso. La mejora de los salarios es un tema absolutamente pendiente".
El camino por delante
Para Manoukian, si las medidas que se siguen tomando no constituyen un plan, no van a generar la confianza necesaria para que la economía marche sin sobresaltos. Cantamutto entiende que "no es esperable que el dinamismo económico persista el año que viene, por lo que la perspectiva es complicada".
Miceli señala que va a ser difícil, a menos que se tome alguna decisión en relación a un plan antiinflacionario. Esperemos que ocurran alguna de esas cosas milagrosas y que Argentina pueda lograrlo".
Lejos de los milagros, existen esperanzas concretas de cara al futuro. Ante el incremento exponencial del precio internacional de la energía —producto de las sanciones contra Rusia por el conflicto en Ucrania— adquiere una centralidad indiscutida el potencial del yacimiento de Vaca Muerta, la segunda reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo no convencional. Su desarrollo podría subsanar problemas macroeconómicos de la Argentina tales como la falta de dólares.
Si bien el Gobierno manifestó su voluntad de convocar a un acuerdo para definir un rumbo económico de largo plazo, la urgencia por corregir la macroeconomía, controlar la inflación y recuperar los ingresos de los asalariados persisten.
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