Asesinado por un comando paramilitar hace 42 años, Bolivia recuerda a Luis Espinal
00:11 GMT 23.03.2022 (actualizado: 01:58 GMT 23.03.2022)
© Foto : Twitter/Viceministerio de Justicia y Derechos FundamentalesPortada de 'Oraciones a quemarropa', de Luis Espinal

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En 12 años de vida en Bolivia, el catalán Luis Espinal contribuyó a mejorar el periodismo, el cine y hasta la poesía. Al enfrentar a las dictaduras de los 70 se ganó el recelo de los militares, que en 1980 no dudaron en torturarlo y asesinarlo para tratar de apagar la fuerza de sus ideas y convicciones.
El 22 de marzo de 1980, un campesino encontró el cuerpo de Luis Espinal en un basural de la periferia de la ciudad de La Paz. Tenía signos de tortura y 17 tiros de metralla. Desde entonces pasaron 42 años en los cuales la figura del cura español tomó una dimensión legendaria. Apasionado por el cine y la literatura, dejó un legado inolvidable en la cultura boliviana.
"Pasan los años,/ y al mirar hacia atrás/ vemos que nuestra vida ha sido estéril./ No hemos pasado haciendo el bien;/ no hemos mejorado el mundo que nos legaron./ No vamos a dejar huella./ Hemos sido prudentes,/ y nos hemos cuidado;/ pero ¿para qué?/ Nuestro único ideal no puede ser:/ llegar a viejos…", escribió en su poema "No ahorrarnos", incluido en su libro Oraciones a quemarropa.
Rendimos un justo homenaje a Luis Espinal, sacerdote, periodista y cineasta comprometido con los más pobres y la justicia social. El 21 de marzo de 1980, fue secuestrado, torturado y asesinado por grupos paramilitares. En su memoria, hoy conmemoramos el #DíaDelCineBoliviano. pic.twitter.com/YF9SlIQFqe
— Luis Alberto Arce Catacora (Lucho Arce) (@LuchoXBolivia) March 21, 2022
Su llamado a darse por completo a los demás abarca toda la obra de Espinal, también inundó cada acto de sus 48 años de vida. En poemas, entrevistas e intervenciones públicas dejaba siempre en claro que daría todo por intentar calmar el sufrimiento de las demás personas. En cada uno de sus textos no dejaba margen a ninguna clase de concesión al respecto.
La noche del 21 de marzo de 1980, Espinal volvía a su casa de ver en el cine Los desalmados, cuya crítica escribiría para el día siguiente. Pero lo atrapó un comando de paramilitares, presuntamente al mando del coronel Luis Arce Gómez. Lo llevaron al matadero de Achachicala, donde lo torturaron durante cinco horas para finalmente asesinarlo con una ráfaga de metralla.
En ese momento todavía era presidenta Lidia Gueiler (1979-1980), quien sería derrocada en julio de ese año por Luis García Meza (1980-1981). Para allanar su camino al poder, el militar había confeccionado una lista de 115 personas que debían eliminar. Entre ellos estaban Espinal y Marcelo Quiroga Santa Cruz.
Quién fue Luis Espinal
Espinal nació el 2 de febrero de 1932 en Sant Fruitós de Bages, Barcelona, España. A los 17 años ingresó al noviciado jesuíta en Zaragoza. Se licenció en Filosofía, en Teología y era profesor de Literatura Griega y Poesía Latina.
En 1964 viajó a Italia a estudiar cine y televisión. A su regreso a España trabajó para Televisión Española, hasta que el Gobierno franquista censuró su programa Cuestión Urgente. En 1968 llegó como misionero a La Paz. En 1970 se nacionalizó boliviano.
Trabajó en la radio FIDES, de la Iglesia católica, y en el periódico Presencia, vinculado a la misma religión. En ambos campos de la comunicación se dedicó a rescatar las voces de obreros, campesinos, indígenas y otros sectores oprimidos por los gobiernos dictatoriales de la época.
Este compromiso lo llevó a estar entre los fundadores de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), en 1976. Al año siguiente, participó de la huelga de hambre que concluyó con la dictadura de Hugo Banzer Suárez —quien gobernó entre 1971 y 1978, y fue elegido democráticamente en 1997 hasta su renuncia en 2001—.
En ese momento ayunó durante 19 días junto a la histórica dirigenta Domitila Barrios de Chungara, quien exigía la liberación de los presos políticos de Banzer. La protesta se masificó en 2.000 piquetes de huelga en todo el país, que echaron tierra sobre la dictadura.
Luego de la protesta, Espinal relató: "Para enmarcar mi experiencia política durante estos días, he de aclarar dos hechos: primero, mi condición de intelectual pequeño burgués que de pronto se siente plenamente inmerso en una experiencia histórica, plenamente popular y revolucionaria. Tal vez, por primera vez, he sido útil para mi pueblo".
Y agregó: "Segundo, mi condición de boliviano (siempre atacado por el Gobierno como extranjero indeseable) y que se encuentra aceptado por el pueblo. Morir por un pueblo puede dar más carta de ciudadanía que nacer en un pueblo".
En ese mismo año Espinal fue designado director del periódico Aquí, donde trabajó hasta su asesinato.
© Foto : Gentileza Museo del AparapitaRepercusiones del asesinato de Luis Espinal en la prensa boliviana de la época

Repercusiones del asesinato de Luis Espinal en la prensa boliviana de la época
© Foto : Gentileza Museo del Aparapita
Espinal y su pasión por el cine
Elías Blanco Mamani, director del Museo del Aparapita, custodia cientos de periódicos y diarios de la época en que Espinal publicaba sus artículos. Contó a Sputnik que luego de la huelga de hambre contra Banzer, el jesuíta se ganó el recelo de los militares.
"Desde entonces fue perseguido por las fuerzas de seguridad. Sin embargo, él seguía con sus artículos sobre cine. Había creado varios cine club de debate y había también apoyado a varias producciones de cine boliviano", comentó.
Espinal colaboró con cineastas destacados como Jorge Sanjinés o Antonio Eguino. En 1976 estuvo entre los fundadores de la Cinemateca Boliviana.
"Sus acciones aparentemente han molestado a ciertos sectores de poder, por ello en 1980 fue detenido, torturado y matado", recordó Blanco.
"Fue un hecho que conmovió mucho a Bolivia, porque él había sabido llegar a la gente con toda su solidaridad, que se plasmó en su trabajo. Daba voz a los sin voz, a los sectores populares, obreros, en una línea de izquierda", agregó.
Durante sus 12 años de vida en Bolivia, Espinal contribuyó en campos del arte como el cine y la poesía, además del periodismo.
"Ha marcado en diferentes terrenos, como el cine y la poesía, en la cual llama la atención sobre la necesidad de no acostumbrarse a la violencia y ser solidario", contó Blanco.
Sostuvo que Espinal "ha sido muy querido por la gente en Bolivia, a tal punto que su entierro ha sido uno de los más masivos vistos en la ciudad de La Paz. Hoy sus restos descansan en el Cementerio General, donde nunca le faltan flores". Cuando lo despidieron, 80.000 personas se reunieron para acompañar a su cajón.
"Luis Espinal sigue vivo, en nuestras acciones y en nuestra memoria. Es la fuerza que nos dejó con el ejemplo de su vida y el legado de sus obras", aseguró el director del museo.
Su visión del cristianismo, que siguió a rajatabla, se expresa en poemas como Gastar la Vida.
Que dice: "Jesucristo ha dicho: 'Quien quiera economizar su vida, la perderá; y quien la gaste por Mí, la recobrará en la vida eterna'./ Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas. Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo, y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida".
Y continúa: "Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen; hacer un favor al que no va a devolver; gastar la vida es lanzarse aún al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo".

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