Nació el 7 de mayo de 1937 en la comunidad Catavi (Cochabamba, Bolivia), en una familia muy pobre que trabajaba en la mina Siglo XX. Cuando tenía cerca de 10 años, los rigores de la vida minera causaron la muerte de su madre, por lo que tuvo que hacerse cargo de sus cinco hermanas, por ser ella la mayor, y porque su padre trabajaba como sastre de la Policía minera. Pronto tuvo que conjugar el trabajo doméstico con el de palliri (como se le llama a la labor de escoger y pulverizar los minerales extraídos, realizado principalmente por mujeres).
Gracias a su impulso, el Comité se extendió a otros centros mineros y sirvió como vehículo de denuncia de la ausencia de soluciones gubernamentales y empresariales a los problemas de abastecimiento de alimentos, atención médica, educación, salarios justos y seguridad social, y lucha por el derecho a la propiedad de la tierra minera trabajada. El Comité tuvo una importante influencia en los acontecimientos políticos en Bolivia.
¿Cuáles son los ideales de Domitila Barrios de Chungara?
Domitila quería cambiar la noción de patria, "pues el himno nacional, los colores de la bandera y los símbolos dejan de tener sentido cuando la patria vive en condiciones de desigualdad y pobreza", creía ella, según se lee en la biografía elaborada por la Asociación Latinoamericana para la Formación y Enseñanza de la Psicología. Domitila creía que la patria estaba "en todos los rincones, en los mineros, en los campesinos, en la pobreza, en la desnutrición, en las penas y las alegrías".
La religión fue otro de los temas que abordaba en sus discursos, criticó la tarea desempañada por la iglesia en los años de represión sufrida por el pueblo boliviano, porque ignoraban las necesidades de la mayoría de trabajadores y ante todo, hacían caso omiso de la represión por parte de las fuerzas militares.
En junio de 1967, el dictador René Barrientos Ortuño (1964-1969) envió un contingente militar a las comunidades de Catavi y Llallagua, para reprimir las manifestaciones de los mineros que reclamaban contra la explotación y los abusos de los empresarios. Mataron a decenas de personas en lo que se conoció como la Masacre de San Juan; la cantidad exacta de muertos, heridos y desaparecidos nunca fue revelada.
La persecución de la que fue objeto la líder minera sólo sirvió para multiplicar el alcance de su palabra y de la causa que representaba. Así, en 1975 su voz llegó a ser oída en la Conferencia del Año Internacional de la Mujer en México, invitada por las Naciones Unidas, donde llamó al derecho que tienen las mujeres a participar y organizarse, pero ante todo, denunció que la carta magna de las Naciones Unidas estaba firmada por Bolivia, pero aplicada para la burguesía. Un año después su testimonio se plasmó en la primera edición del libro Si me permiten hablar…, de Moema Viezzer, relanzado más de tres veces.
A principios de 1978, Domitila apoyó la huelga de hambre que habían iniciado cuatro mujeres mineras contra la dictadura de Hugo Banzer Suárez (1971-1978) y, en poco tiempo, logró que miles de personas se sumaran a la huelga, y al régimen militar no le quedó otra opción que la de claudicar a favor de la democracia.
En 1980 salió de Bolivia exiliada, pero pronto volvió y se instaló en Cochabamba, donde impulsó un centro de formación política especialmente destinada a las jóvenes de los barrios más empobrecidos de esta ciudad.
En 2004 creó la agrupación política Movimiento Guevarista, y al año siguiente fue nominada para el Premio Nobel de la Paz. Falleció de cáncer de pulmón en la ciudad de Cochabamba el 13 de marzo de 2012 a los 74 años de edad, posteriormente el Gobierno Nacional de Bolivia dirigido en ese entonces por Evo Morales declaró tres días de duelo nacional y la condecoró de manera póstuma con la Orden del Cóndor de los Andes.
En 2012 un busto en su honor fue develado en el Cementerio General de Cochabamba, donde se halla sepultada.