Cuáles son las empresas que fijan los precios en Argentina
19:22 GMT 02.11.2021 (actualizado: 21:04 GMT 02.06.2022)
© Sputnik / Francisco LucottiSupemercado en Buenos Aires, Argentina
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Seis grandes cadenas de supermercados —entre ellas Walmart, Carrefour, Cencosud, Coto— dominan el 80% de la facturación en Argentina, y 74% de lo que venden corresponde a solo 20 empresas. En esta concentración oligopólica está el secreto de la inflación argentina. Conoce de qué empresas se trata.
Las tensas negociaciones entre la Secretaría de Comercio Interior de Argentina con los principales eslabones en la cadena de manufactura y venta de alimentos, desde los grandes productores industriales a las cadenas de supermercados, puso nuevamente en tela de juicio el rol de los oligopolios dominantes en los aumentos de precios minoristas.
La relación entre el Gobierno nacional y las grandes corporaciones productoras y distribuidoras de alimentos en Argentina se recalentó en las últimas semanas por la resistencia de muchas empresas a la finalmente sancionada Ley de etiquetado frontal, que advertirá sobre los excesos de grasas saturadas, sodio y azúcar en los alimentos y bebidas.
Pero sobre todo a partir de una tensa negociación para establecer un nuevo programa de control de precios congelados por tres meses para una canasta de más de 1.400 alimentos y otros artículos de consumo masivo, también rechazada por algunos de los principales productores de comida y bebida industriales y de las más grandes cadenas de supermercados.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en septiembre de 2021, la canasta básica alimentaria tuvo un aumento interanual de 54,5% y el índice de precios al consumidor, de 52,4%. En el último año, el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas mostró aumentos mensuales por encima del promedio general en siete de los 12 meses.
La alta concentración de los formadores de precios, una causa central de la inflación
"La inflación es multicausal. ¿Cuáles son los factores que influyen? No podés decir que es por emisión monetaria porque hoy en Argentina en términos reales es negativa. Tampoco que es por demanda porque tenés la capacidad instalada utilizada entre el 60 y 65%, podrías producir más", dijo a Sputnik Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
El economista continuó argumentando que hay una caída generalizada de los ingresos y tampoco se puede explicar como un problema de costos porque ninguno de los principales supera la inflación: el tipo de cambio —tanto el oficial como el paralelo—, el combustible, las tarifas, todos aumentaron muy por debajo que los precios de los productos al consumidor.
"En un escenario donde los precios de los commodities a nivel global están volando como derivación de la pandemia, en Argentina se conjuga con un contexto de puja distributiva o de mejora de rentabilidad donde la morfología del mercado de los alimentos, con altísimos niveles de concentración, le da la posibilidad a los oligopolios de tener fuerte intervención en el proceso de formación de precios, por encima de la variación de costos de producción", comentó.
Los marcadores de precios afectan tanto a consumidores directos como para el establecimiento de valores de referencia para los mercados minoristas y de cercanía. El contexto suma la complejidad de que el Gobierno nacional tuvo una dura derrota en las elecciones primarias del 12 de septiembre y espera revertir la situación de cara a las definitivas del 14 de noviembre.
👉🏻 El Gobierno vigilará la competencia equitativa entre las empresas y actuará con todos los recursos de la ley para sancionar a las que no cumplan la resolución.
— Juan Manzur (@JuanManzurOK) October 21, 2021
👉🏻 Una medida que garantiza precios justos y estables para proteger y defender a los consumidores argentinos.
Los aumentos descontrolados de precios consumen los recientes aumentos en los salarios mínimos y jubilaciones, entre otras medidas diseñadas para fortalecer el poder adquisitivo de una sociedad que tiene más de 40% de la población debajo de la línea de pobreza.
Según la última Encuesta Permanente de Hogares publicada por el INDEC (2017-2018), 22,7% del gasto familiar se destina, en promedio, a alimentos, pero en hogares de los sectores más vulnerables el promedio sube a 36%.
Oligopolios alimenticios en Argentina
La Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), que representa a 35 cámaras sectoriales y de más de 14.500 empresas, fue la primera en alzar la voz y asegurar que "no están garantizadas las condiciones para conciliar frente al pedido de estabilización de precios" y que "las políticas de congelamiento no logran resolver los desequilibrios macroeconómicos que dan origen a la inflación".
Seis grandes cadenas de supermercados e hipermercados, de origen nacional e internacional, concentran el 80% de las ventas en el país, según el CEPA. Son Carrefour (Francia), Cencosud (Chile) —dueña de las tiendas Disco, Jumbo y Vea—, Coto (Argentina), Walmart (Argentina, adquirida en 2020 por el empresario y exdiputado Francisco De Narváez) —que incluye la cadena Chango Más—, La Anónima (Argentina) y Día (España)
El 74% de la facturación de los productos de góndola en esas cadenas corresponde a apenas 20 empresas, locales y extranjeras, rubros donde priman los duopolios en la mayoría de los segmentos más vendidos.
En el rubro lácteo, una sola compañía vende nueve de cada 10 litros de leche, la argentina Mastellone, dueña de la marca La Serenísima. En paralelo, domina con 70% del mercado de los subproductos como yogures en asociación con la multinacional francesa Danone.
Mastellone anunció pérdidas de 828 millones de pesos —8,8 millones de dólares, a cambio oficial— en el primer trimestre de 2021 y de 1.470 millones de pesos (15 millones de dólares) en 2020.
Arcor posee 43% de las acciones de Mastellone. Es una empresa argentina y la principal productora de alimentos de consumo masivo nacional, primer productor mundial de caramelos duros y el principal exportador de golosinas de Argentina, Brasil, Chile y Perú. Además, es socia junto a Danone de la empresa Bagley, dedicada al rubro galletas.
Arcor cuenta con 40 marcas de productos de rubros como golosinas, chocolates, helados, mermeladas, salsas o conservas y 65% de sus ventas son dentro del país. Informó para el primer trimestre de 2021 un aumento en ventas de 9% interanual, al alcanzar ingresos por 53.672 millones de pesos (570 millones de dólares) y una ganancia de 3.857 millones de pesos (41 millones de dólares).
Molinos Río de La Plata, empresa nacional harinera y productora de 40 marcas de alimentos secos, propiedad del grupo económico del magnate argentino Gregorio Pérez Companc, cuarta mayor fortuna de Argentina. Tuvo una ganancia en los primeros tres meses de 2021 de 1.180 millones de pesos (12,6 millones de dólares), pese a que las ventas de alimentos se contrajeran 13% en volumen.
Esta empresa domina el mercado local de los farináceos industriales junto a Molino Cañuelas, compañía nacional expandida a Uruguay y Brasil, que también vende tanto local como al exterior harinas y productos para consumo masivo como galletas, aceites y arroces.
Aceitera General Deheza (AGD) se encuentra a la cabeza en volumen de facturación dentro de las empresas nacionales productoras de alimentos. Es la quinta agroexportadora del país, con redes de acopio de granos y cereales en ocho provincias argentinas y uno de los principales puertos de exportación del polo agroindustrial más grande del mundo, en la zona del gran Rosario, provincia de Santa Fe, sobre la Hidrovía del Río Paraná.
AGD es responsable del 30% de los óleos vegetales envasados vendidos al mundo desde Argentina, produce el 30% del biodiesel argentino, exporta 25% del maní y el 6% de la harina y aceite de soja que se mueve en el planeta. También tiene marcas de productos de consumo masivo local.
En el rubro de gaseosas y aguas saborizadas, 75% del mercado es de la multinacional estadounidense Coca-Cola. Entre los panificados, la mexicana Bimbo, que se instaló en el país en 2006, capta 80% del negocio. Las azucareras Ledesma, nacional, y Chango —de la empresa Tabacal, del holding estadounidense Seabord— dominan el 75% de las ventas.
La enorme mayoría de las marcas de cervezas industriales están repartidas entre el duopolio del conglomerado internacional A-B Inbev —dueña de la reconocida marca de origen local Quilmes, que representa 70% de las ventas totales— y la chilena CCU.
Varias empresas extranjeras productoras de alimentos y otros productos básicos, como limpieza y cuidados personales, se ubican entre los primeros puestos de facturación. Son las multinacionales Unilever (Inglaterra), que domina el rubro de caldos para cocinar, Swift —subsidiaria de JBS, Brasil—, que lidera en el sector de embutidos, y otras como Procter & Gamble (EEUU), Nestlé (Suiza) y Mondelez (EEUU).
Una larga historia de controles de precios
Esta no es la primera vez que se establece un programa de acuerdo de precios en Argentina, un país donde la inflación es un mal endémico, histórico y multifactorial. La estrategia fue implementada por gobiernos de todo el espectro político en momentos de necesidad de estabilización, útiles únicamente a corto plazo.
La primera vez fue en 1952, durante el Gobierno de Juan Domingo Perón (1946-1955). Se llamó Plan de Estabilización y estuvo enmarcado en lo que se dio a llamar Segundo Plan Quinquenal. Además de contener la inflación, redujo la deuda pública.
La segunda vez fue en 1973, en el marco del Pacto Social establecido entre el Gobierno, el empresariado y los sindicatos durante la breve presidencia interina de Héctor Cámpora y la también breve presidencia de Perón (1973-1974) tras el retorno del exilio, que duró hasta su muerte. La inflación bajó del 61% registrado un año antes a 17% para fines de ese año.
Durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983), el entonces ministro de Economía, José Martínez de Hoz, referente local del neoliberalismo, estableció una tregua de precios por 120 días en 1977. Al cabo del periodo, la inflación se descontroló y hubo una recesión.
Al regreso de la democracia, el Gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) diseñó un acuerdo de precios en 1985 al lanzarse el Plan Austral, de estabilización monetaria. Hacia 1989, el programa económico fracasó y se produjo la primera hiperinflación, con picos de aumentos de precios de 460% en abril a 764% en mayo, y cifras anuales arriba de 3.000%.
En diciembre de 2005, el Gobierno de Néstor Kirchner (2004-2007) fijó los precios de 228 productos de la canasta básica durante 2006, para ayudar a que la inflación no superara los dos cifras.
A partir de 2008 y durante los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), la inflación se transformó en una de las principales dificultades para el Gobierno. Al cabo de tres años de aumentos anuales por encima de 20%, en 2013 se lanzó un nuevo acuerdo y control de precios de 500 productos, apodado Mirar para Cuidar.
En 2019, durante el último período del Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), se estableció un acuerdo con 16 empresas para fijar valores de 60 productos, programa que se llamó Precios Esenciales. Ese año, la inflación anual marcó su récord desde 1991, con 53,8%.
El 19 de marzo de 2020, al inicio de la pandemia, el presidente Alberto Fernández, en el marco de la Ley de Abastecimiento, lanzó el programa Precios Máximos, que retrotrajo valores de productos de consumo masivo a principio de ese mes. También se actualizó cada tres meses Precios Cuidados, con una canasta de 700 productos de supermercados, además de Super Cerca, con 70 productos congelados en comercios minoristas.