La isla del lago Titicaca que sobrevive a la pandemia y a la caída de Tiwanaku
00:36 GMT 05.10.2021 (actualizado: 05:00 GMT 05.10.2021)
© Sputnik / Sebastián OchoaArmando Calizaya, pescador de la isla Pariti en el lago Titicaca
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En la isla Pariti, del lago Titicaca, se realizó a principios de este siglo el descubrimiento arqueológico más importante de los últimos 50 años en Bolivia: cerámicas finas del imperio de Tiwanaku, que datan del año 1000, aproximadamente. Hoy, las familias isleñas esperan el regreso del turismo.
Mil años atrás, el imperio de Tiwanaku estaba en crisis. Problemas políticos, sociales e incluso climáticos ponían en entredicho la convivencia y la seguridad alimentaria del vasto territorio, que se expandía donde hoy es Chile, Perú y Bolivia. En ese momento, para "abuenarse" con las y los dioses, la clase alta aymara realizó una gran fiesta en honor a la Pachamama, la Madre Tierra. Ocurrió en la isla Pariti, en el lago Titicaca, departamento de La Paz. Los significados de esta ceremonia permanecieron ocultos hasta 2003.
En ese año, un grupo de arqueólogos de Bolivia y Finlandia desembarcaron en la isla para realizar excavaciones que dan cuenta de las características de los actos ceremoniales antiguos. Además, su descubrimiento testimonia la asombrosa delicadeza con la cual los artesanos tiwanakotas elaboraban las piezas ceremoniales rituales.
"En mi interpretación, en la fase en que ocurrió esto, Tiwanaku vivía en un proceso de decaimiento. Había condiciones climáticas adversas, condiciones políticas y sociales también adversas", contó a Sputnik el arqueólogo Jédu Sagárnaga, integrante del grupo que realizó este descubrimiento.
"Casi todas las sociedades humanas han pasado por una etapa supersticiosa. En ese momento, se atribuían los problemas al enojo de los dioses. Y cuando los dioses están enojados, lo que corresponde es reivindicarse con ellos, abuenarse", dijo Sagárnaga.
A pesar de que esta fiesta aún se recuerda 1.000 años después, al parecer no logró satisfacer las exigencias de las deidades, porque Tiwanaku "cayó en el año 1150 y se perdió para siempre", sostuvo el arqueólogo.
Una caída que nadie recuerda
Tiwanaku no solo cayó como civilización. También entró en el olvido, porque las generaciones siguientes se encargaron de dejar atrás su legado. Esta ciudad, capital del imperio, resurgió a principios de 1900, cuando varios aventureros y arqueólogos de Europa y Estados Unidos desenterraron continuamente las ruinas ubicadas a 40 kilómetros de esta isla.
En 2003, las 50 familias que habitaban Pariti no sabían de las valiosas piezas arqueológicas que reposaban bajo de sus pies. Un vecino, al realizar pozos para ampliar su casa, encontró algunas cerámicas tiwanakotas quebradas. Tiempo después, vio en otra isla a algunos extranjeros excavando la tierra. Les preguntó qué hacían y supo de qué se trataba la arqueología. Entonces los invitó a visitar su isla para mostrarles lo que tenía.
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Piezas arqueológicas tiwanakotas en el Museo Comunitario Isla Pariti
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Piezas arqueológicas tiwanakotas en el Museo Comunitario Isla Pariti
Las piezas de Pariti son producto de "una ceremonia muy importante que se llevó a cabo en la isla, en la cual había sacerdotes oficiantes, que estaban libando chicha, que es un elemento importante en ceremonias andinas", dijo Sagárnaga.
Para el arqueólogo, "la borrachera tiene que ser entendida como parte de un acto ritual. También había una gran comilona, acompañada seguramente con danzas".
Las piezas habían sido destruidas antes de su entierro. Lo habrían hecho los sacerdotes, arrojándolas contra el suelo. "O tal vez usando algún percutor para quebrar la piezas. Porque en algunas hemos encontrado un punto de percusión", comentó.
Aunque no quedan recuerdos de aquella ceremonia, las ofrendas fueron enterradas donde todavía está situada la plaza principal de la isla.
El enojo de la Pachamama
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Isla Pariti, en el lago Titicaca
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Isla Pariti, en el lago Titicaca
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Isla Pariti, en el lago Titicaca
Posterior al hallazgo, Sagárnaga escribió un relato sobre el descubrimiento dirigido a sus alumnos universitarios. Con algunas licencias, se permitió relatar percepciones personales sobre lo ocurrido. Escribió que en un primer momento se llevaron las cerámicas a la ciudad, para rearmarlas y clasificarlas. Pero se levantó un fuerte viento que hizo tambalear su bote. Le pidieron que echara las ofrendas al lago, pero igualmente se las llevaron. Cuando estuvieron las cerámicas reconstruidas, las devolvieron a Pariti.
Con cooperación de Suiza, en la isla se construyó un museo, donde se exhiben las piezas en dos salas. Tienen un depósito con más cerámicas, pero necesitarían levantar un par de habitaciones más para poder mostrarlas a las visitas.
© Sputnik / Sebastián OchoaMuseo Comunitario Isla Pariti
Museo Comunitario Isla Pariti
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Tata Armando Calizaya comentó a Sputnik que nadie en Pariti se contagió de COVID-19, a diferencia de otras islas, donde tuvieron que lamentar hasta decenas de fallecidos. No obstante, la pandemia afectó al turismo local, como en todo el mundo. Hasta antes de 2020, recibían turistas tres veces por semana, lo cual permitía a las familias tener ingresos por la atención a las visitas y la venta de artesanías.
Don Armando se dedicó toda su vida a la pesca. Contó que cada noche el lago les daba hasta 500 peces a cada pescador. Pero actualmente no da más que 25.
Cuando había peces, participaban de las ferias semanales en islas alrededor. Hacían trueque de peces por verduras, así subsistían. Actualmente, se mantienen en gran medida por el dinero que envían las y los jóvenes, quienes tuvieron que migrar a ciudades como El Alto, La Paz, Cochabamba o Santa Cruz.
© Sputnik / Sebastián OchoaArmando Calizaya, pescador de la isla Pariti en el lago Titicaca
Armando Calizaya, pescador de la isla Pariti en el lago Titicaca
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En la isla quedaron las y los ancianos. Don Armando, de 64 años, comentó que con otros vecinos hacen vaca de 20 o 30 pesos bolivianos (3 o 4,50 dólares) para comprar redes y salir a pescar.
"Con eso pescamos algo, pero el cansancio también nos afecta. Mucho cansa armar redes, recogerlas en la mañana. Es para esforzarse, pero con eso nos mantenemos", contó.
Calizaya recordó que antes de la pandemia "vendíamos artesanías: llamas y paneros en totora, balsas de totorita, réplicas de cerámicas pequeñitas… Eso nos compraban los turistas, con eso también nos sosteníamos". La totora es una planta acuática que crece en las orillas del lago, así como en las partes poco profundas. Con ella los abuelos construían sus balsas.
Actualmente, con la gran cantidad de vacunaciones registradas en todo el mundo, en Pariti esperan que el Gobierno de Luis Arce reabra las fronteras, para reactivar uno de los sectores productivos más importantes del país, también más afectado por el para decretado a inicios de 2020.
Tiempo de patrones
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Armando Calizaya, pescador de la isla Pariti en el lago Titicaca
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En 1952, en Bolivia hubo la recordada Revolución Agraria, con la que se acabaron los latifundios y la esclavitud de las familias campesinas. Pero don Armando, que nació en 1957, dijo que "aquí nunca llegó esa revolución".
Calizaya recordó lo que su abuela y su madre le relataban. "Un ratito al mediodía había descanso. Comíamos chuñito y habas. Después de un tiempo ya no hubo descanso. El patrón y sus mayordomos decían: 'Ya, a trabajar'. Nos esclavizaban de sol a sol", mencionó. En esos tiempos, en la isla sembraban papa, habas, y criaban vacas, chanchos, gallinas y conejos.
Cuando Calizaya nació, el patrón era Pablo Pacheco. En la década del 60 llegó un nuevo mandamás, el alemán Martin Franz, quien al cabo de unos años vendió las tierras de la isla a sus habitantes originarios y se marchó.
Para que las y los comunarios obedecieran al patrón estaban los mayordomos, quienes "no eran de aquí. Eran contratados por el patrón y nos exigían que trabajásemos", dijo don Armando. Y recordó que si alguno de los animales al cuidado de la comunidad moría, se hacía pagar al responsable por dos ejemplares. De esta manera, los mantenían permanentemente endeudados.
La cultura de Tiwanaku
Este hallazgo fue financiado por la Academia de Finlandia y la Universidad de Helsinki. Sagárnaga destacó que "tiene un significado científico muy importante, porque nos da nuevas perspectivas de la cultura de Tiwanaku. Nos abre nuevas posibilidades de investigación e interpretación".
Y agregó que "después de nuestro hallazgo, que ha sido calificado como el más importante de los últimos 50 años, tenemos la posibilidad de acercarnos con mayores evidencias a diferentes aspectos de la cultura de Tiwanaku", que se habría iniciado en el año 400 a. C.
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Piezas arqueológicas tiwanakotas en el Museo Comunitario Isla Pariti
Piezas arqueológicas tiwanakotas en el Museo Comunitario Isla Pariti
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Las cerámicas de Pariti destacan por la fineza de sus detalles: "Fueron producidas para una élite, para gente de cierto estatus elevado. Es cerámica de exportación, entre comillas, que se llevaba a todos los rincones del imperio".
Sagárnaga también puso de relieve que varias piezas muestran animales amazónicos, como monos, jaguares o lagartos. Asimismo, representan a algunas personas con rasgos y vestimentas propias de esa región de las tierras bajas de Bolivia.
El arqueólogo trabajó en esta zona del lago Titicaca desde 1998 hasta 2006, cuando finalizó el financiamiento de Finlandia. Lo acompañaron especialistas finlandeses Antti Korpisaari, Helena Anttila, Martii Pärssinen y Risto Kesseli.
Después de 2006 "ya no ha habido más recursos, ni locales ni extranjeros ni nada. Es una investigación inconclusa, lo cual nos da mucho pesar. Pero así son las cosas: la arqueología es la última rueda del coche", lamentó Sagárnaga.