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América Latina y el Caribe: crisis laboral sin precedente
América Latina y el Caribe: crisis laboral sin precedente
Sputnik Mundo
El panorama sociolaboral de América Latina y el Caribe es dramático. Es la región que más está padeciendo el impacto de la pandemia, no solo por la cantidad de... 08.06.2021, Sputnik Mundo
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Las cifras son impactantes:La pandemia ha causado una crisis sin precedentes que, sin medidas políticas concertadas entre el Estado, el mundo del trabajo y los empresarios, dejará profundas cicatrices en el panorama social y laboral que tardarán años en superarse.Esos datos corresponden a nuevas estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) contenidas en el informe Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2021. El documento, que contiene análisis de las diferentes regiones del mundo, destaca que América Latina y el Caribe experimentó la caída más fuerte en la cantidad de horas trabajadas durante 2020, cuando se perdieron el equivalente a más de 30 millones de empleos tanto por las salidas de la fuerza de trabajo, ya sea a la desocupación o la inactividad, como por la reducción de horas trabajadas.En la primera mitad de 2021 la región ha experimentado una importante recuperación puesto que el porcentaje de horas de trabajo perdidas bajó de forma significativa de 30% en el segundo trimestre de 2020, el peor momento de la crisis, a 11%. Sin embargo, en ese nivel igual sigue siendo la región más afectada en el mundo en la actualidad.DesempleoEl nuevo informe de la OIT destaca que la tasa de desocupación regional fue de 8,0% en 2019, subió a 10,3% en 2020 y llegaría a 11,1% en 2021, lo cual implicaría que hay unas 34 millones de personas buscando un puesto de trabajo sin conseguirlo. Las salidas masivas de la participación en la fuerza de trabajo fueron una característica de esta crisis, y el retorno de estas personas a medida que se reactiva la actividad económica presionará sobre la tasa de desocupación.Los datos incluidos en ese informe estiman que 23 millones de personas habían salido de la fuerza laboral en el peor momento de 2020, en 2021 se estima que han regresado 17 millones de personas, aunque aún no está en los niveles de antes de la pandemia. O sea, existen todavía 5 millones que no se han reincorporado al mercado de trabajo.Trabajadores pobresEn general, se considera que quien tiene un trabajo está fuera del universo de la pobreza. Sin embargo, esto no es así en América Latina y el Caribe.Se estima que la pobreza laboral aumentó en 2020 en 5 millones de personas, pasando de 23 a 28 millones, de los cuales casi 9 millones están en condiciones de pobreza extrema.Esos trabajadores son ahora extremada o moderadamente pobres, lo que significa que ellos y los miembros de sus familias tienen que vivir con menos de 3,20 dólares al día en términos de paridad de poder adquisitivo. Con la pandemia, la región ha perdido cinco años de avances hacia la erradicación de la pobreza laboral, ya que esta ha alcanzado tasas equivalentes a las de 2015.Cuando se menciona que el trabajo permitiría escapar de la situación de pobreza la referencia es en el doble sentido del término. Se escapa al salir de una situación de la que se padece, pero también se escapa de una situación para que no lo alcance, es decir para mantenerse fuera de ese acontecimiento. Existe la idea de que el solo hecho de conseguir trabajo permitía al trabajador y a su familia salir de la miseria, y mantenerlo era requisito ineludible para no volver a ella. Los investigadores argentinos Manuel Espro y Damián Zorattini escribieron ¿Trabajo vs pobreza? El fenómeno del trabajador pobre, donde señalan que esa perspectiva no se ha cumplido por el tipo de acumulación del capital regresiva y, por lo tanto, excluyente que se ha consolidado en las últimas décadas. MujeresLa crisis amenaza con poner en peligro, además, los avances en materia de igualdad de género, ya que las mujeres han sufrido muchas más pérdidas de empleo, a la vez que ha aumentado su tiempo de trabajo no remunerado. Como se explicó en un artículo anterior en Sputnik, la crisis generada por la pandemia del COVID-19 impactó mucho más negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral.Las regresiones en la igualdad de género son mayores en aquellas regiones donde las brechas de género ya eran muy profundas antes de la crisis.Las mujeres suelen trabajar en ocupaciones de primera línea, como cuidadoras o dependientas de tiendas de alimentación, enfrentándose a elevados riesgos para la salud y a malas condiciones de trabajo. Si bien es cierto que la perturbación de los mercados laborales ha tenido consecuencias devastadoras tanto para los hombres como para las mujeres, el empleo femenino se redujo en 5% en 2020, frente a 3,9% en el caso de los hombres. Además, el 90% de las mujeres que perdieron su empleo en 2020 abandonaron la fuerza de trabajo, lo que lleva a suponer que su vida laboral se verá interrumpida durante un período prolongado. Una cuestión transversal, que repercute en las mujeres de todos los países, sectores, ocupaciones y tipos de empleo, es que la carga que representa el hecho de que se hayan intensificado las actividades de cuidado de los niños y educación en el hogar ha recaído mucho más en ellas, lo cual ha provocado un aumento del tiempo de trabajo no remunerado para las mujeres que refuerza los roles de género tradicionales. Diálogo socialEl informe de la OIT alertó sobre la posibilidad de que la recuperación del empleo sea lenta en la región, en especial para el trabajo formal, lo cual podría repercutir en un aumento de la informalidad.El aumento del trabajo por cuenta propia, que se caracteriza de manera desproporcionada por la baja productividad y la informalidad, es otra señal del deterioro de la calidad del trabajo derivado de la crisis del coronavirus.Entre 2019 y 2022, está previsto que la tasa media de crecimiento de la productividad laboral caiga por debajo de la tasa anterior a la crisis en todos los países, excepto en los de ingresos altos. Como consecuencia del bajo crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y del fuerte aumento de la población en edad de trabajar, la falta de ofertas de empleo productivo será más profunda en los países de ingresos bajos.Pinheiro indicó entonces los cuatro pilares que ha propuesto la OIT para impulsar la recuperación del empleo tras la pandemia: La proyección es que a partir del segundo semestre de 2021 se inicie una recuperación paulatina y desigual de la economía mundial, impulsada por los avances en la vacunación y el gasto público a gran escala. Sin embargo, la mayor parte de estos efectos positivos seguirán teniendo un alcance geográfico limitado si no se acuerdan medidas internacionales tanto en la distribución de las vacunas como en las ayudas económicas, incluido el alivio de la deuda.LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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América Latina y el Caribe: crisis laboral sin precedente
17:08 GMT 08.06.2021 (actualizado: 12:07 GMT 02.12.2021) Alfredo Zaiat
Economista argentino
El panorama sociolaboral de América Latina y el Caribe es dramático. Es la región que más está padeciendo el impacto de la pandemia, no solo por la cantidad de contagios y muertes, sino también por el acelerado deterioro del mercado de trabajo.
Las cifras son impactantes:
La tasa de desocupación regional superará el 11%.
Casi 28 millones de personas que trabajan reciben ingresos que no les permiten salir de la pobreza monetaria.
En 2020 la pérdida de cantidad de horas trabajadas fue equivalente a más de 30 millones de empleos.
La pandemia ha causado una crisis sin precedentes que, sin medidas políticas concertadas entre el Estado, el mundo del trabajo y los empresarios, dejará profundas cicatrices en el panorama social y laboral que tardarán años en superarse.
Esos datos corresponden a
nuevas estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) contenidas en el informe
Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2021.
"Medidas extraordinarias para reconstruir los mercados laborales son necesarias. El empleo debe estar en el centro de la recuperación económica. El crecimiento económico sin generación de empleo puede aumentar el descontento social y afectar la estabilidad política", afirmó el director de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro.
El documento, que contiene análisis de las diferentes regiones del mundo, destaca que América Latina y el Caribe experimentó la caída más fuerte en la cantidad de horas trabajadas durante 2020, cuando se perdieron el equivalente a más de 30 millones de empleos tanto por las salidas de la fuerza de trabajo, ya sea a la desocupación o la inactividad, como por la reducción de horas trabajadas.
En la primera mitad de 2021 la región ha experimentado una importante recuperación puesto que el porcentaje de horas de trabajo perdidas bajó de forma significativa de 30% en el segundo trimestre de 2020, el peor momento de la crisis, a 11%.
Sin embargo, en ese nivel igual sigue siendo la región más afectada en el mundo en la actualidad.
"Para enfrentar el futuro debemos tener en cuenta la situación previa a la pandemia, de crecimiento lento con poco empleo, alta informalidad y una fuerte desigualdad, condiciones preexistentes que limitaron la resistencia y la capacidad de respuesta ante una crisis sin precedentes con efectos devastadores",
añadió Pinheiro.
El nuevo informe de la OIT destaca que la tasa de desocupación regional fue de 8,0% en 2019, subió a 10,3% en 2020 y llegaría a 11,1% en 2021, lo cual implicaría que hay unas 34 millones de personas buscando un puesto de trabajo sin conseguirlo.
Las salidas masivas de la participación en la fuerza de trabajo fueron una característica de esta crisis, y el retorno de estas personas a medida que se reactiva la actividad económica presionará sobre la tasa de desocupación.
23 de febrero 2021, 19:41 GMT
Los datos incluidos en ese informe estiman que 23 millones de personas habían salido de la fuerza laboral en el peor momento de 2020, en 2021 se estima que han regresado 17 millones de personas, aunque aún no está en los niveles de antes de la pandemia. O sea, existen todavía 5 millones que no se han reincorporado al mercado de trabajo.
En general, se considera que quien tiene un trabajo está fuera del universo de la pobreza. Sin embargo, esto no es así en América Latina y el Caribe.
Se estima que la pobreza laboral aumentó en 2020 en 5 millones de personas, pasando de 23 a 28 millones, de los cuales casi 9 millones están en condiciones de pobreza extrema.
Esos trabajadores son ahora extremada o moderadamente pobres, lo que significa que ellos y los miembros de sus familias tienen que vivir con menos de 3,20 dólares al día en términos de paridad de poder adquisitivo.
Con la pandemia, la región ha perdido cinco años de avances hacia la erradicación de la pobreza laboral, ya que esta ha alcanzado tasas equivalentes a las de 2015.
Cuando se menciona que el trabajo permitiría escapar de la situación de pobreza la referencia es en el doble sentido del término. Se escapa al salir de una situación de la que se padece, pero también se escapa de una situación para que no lo alcance, es decir para mantenerse fuera de ese acontecimiento.
7 de abril 2021, 19:51 GMT
Existe la idea de que el solo hecho de conseguir trabajo permitía al trabajador y a su familia salir de la miseria, y mantenerlo era requisito ineludible para no volver a ella. Los investigadores argentinos Manuel Espro y Damián Zorattini
escribieron ¿Trabajo vs pobreza? El fenómeno del trabajador pobre, donde señalan que esa perspectiva no se ha cumplido por el tipo de acumulación del capital regresiva y, por lo tanto, excluyente que se ha consolidado en las últimas décadas.
La crisis amenaza con poner en peligro, además, los avances en materia de igualdad de género, ya que las mujeres han sufrido muchas más pérdidas de empleo, a la vez que ha aumentado su tiempo de trabajo no remunerado.
Como se explicó en un artículo anterior en Sputnik, la crisis generada por la pandemia del COVID-19
impactó mucho más negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral.
Las regresiones en la igualdad de género son mayores en aquellas regiones donde las brechas de género ya eran muy profundas antes de la crisis.
Las mujeres suelen trabajar en ocupaciones de primera línea, como cuidadoras o dependientas de tiendas de alimentación, enfrentándose a elevados riesgos para la salud y a malas condiciones de trabajo.
11 de junio 2020, 22:05 GMT
Si bien es cierto que la perturbación de los mercados laborales ha tenido consecuencias devastadoras tanto para los hombres como para las mujeres, el empleo femenino se redujo en 5% en 2020, frente a 3,9% en el caso de los hombres.
Además, el 90% de las mujeres que perdieron su empleo en 2020 abandonaron la fuerza de trabajo, lo que lleva a suponer que su vida laboral se verá interrumpida durante un período prolongado.
Una cuestión transversal, que repercute en las mujeres de todos los países, sectores, ocupaciones y tipos de empleo, es que la carga que representa el hecho de que se hayan intensificado las actividades de cuidado de los niños y educación en el hogar ha recaído mucho más en ellas, lo cual ha provocado un aumento del tiempo de trabajo no remunerado para las mujeres que refuerza los roles de género tradicionales.
El informe de la OIT alertó sobre la posibilidad de que la recuperación del empleo sea lenta en la región, en especial para el trabajo formal, lo cual podría repercutir en un aumento de la informalidad.
El aumento del trabajo por cuenta propia, que se caracteriza de manera desproporcionada por la baja productividad y la informalidad, es otra señal del deterioro de la calidad del trabajo derivado de la crisis del coronavirus.
Entre 2019 y 2022, está previsto que la tasa media de crecimiento de la productividad laboral caiga por debajo de la tasa anterior a la crisis en todos los países, excepto en los de ingresos altos.
20 de abril 2021, 18:36 GMT
Como consecuencia del bajo crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y del fuerte aumento de la población en edad de trabajar, la falta de ofertas de empleo productivo será más profunda en los países de ingresos bajos.
Pinheiro indicó entonces los cuatro pilares que ha propuesto la OIT para impulsar la recuperación del empleo tras la pandemia:
1.
Estimular la economía y el empleo.
2.
Apoyar a empresas, los empleos y los ingresos.
3.
Proteger a los trabajadores en lugar de trabajo.
4.
Buscar soluciones mediante el diálogo social
“Antes del
COVID-19, la región venia curándose de una ola de estallidos sociales e inestabilidad política en muchos países, y en un momento como el actual el diálogo social es más relevante que nunca, pues permite la construcción de consensos para definir estrategias efectivas y que puedan ser implementadas con éxito”, recordó Pinheiro.
La proyección es que a partir del segundo semestre de 2021 se inicie una recuperación paulatina y desigual de la economía mundial, impulsada por los avances en
la vacunación y el gasto público a gran escala.
Sin embargo, la mayor parte de estos efectos positivos seguirán teniendo un alcance geográfico limitado si no se acuerdan medidas internacionales tanto en la distribución de las vacunas como en las ayudas económicas, incluido el alivio de la deuda.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK