Fijemos el tiempo: junio de 1985. Las eliminatorias sudamericanas se disputaron en tres grupos para 10 selecciones; dos grupos de tres equipos y uno de cuatro. El primer lugar de cada grupo conseguía su pase al Mundial y en el grupo de cuatro selecciones se enfrentaron Argentina, Perú, Colombia y Venezuela.
La selección andina había disputado unos primeros partidos mediocres con Colombia y Venezuela, que finalmente hicieron que se despidiera al técnico peruano, Moisés Barack, y entrase en su lugar el estratega, también peruano, Roberto Challe.
Perú, en una situación comprometida, tenía dos partidos finales con la intimidante Argentina de Maradona. No sólo era cuestión de ganar en Lima y Buenos Aires, algo de por sí muy difícil, sino ver la forma cómo anular al Diego. Se sabía que un par de segundos de descuido con el astro argentino bastaban para firmar una ominosa derrota. Eso era tema de discusión nacional en Perú: ¿qué hacemos con Maradona?
Hombre a hombre
El 25 de junio de 1985, salían al campo del Estadio Nacional de Lima las dos selecciones. Nadie, entre los millones de peruanos que atendían el encuentro, tenía la más pálida idea de cómo iba a hacer Roberto Challe para que su equipo no caiga bajo los pies letales de El Pelusa.
Al borde del reglamento, Reyna sufría con Maradona, lo perseguía y ciertamente se desentendió del juego de sus demás compañeros. Él estaba para quitarle la pelota al Diego cuando llegase a sus pies, luego ceder el balón a otro peruano y de vuelta a pegarse al argentino con las manos rodeando siempre su cintura.
La estrategia, aunque poco digna, fue celebrada por los peruanos que sabían que lamentablemente Maradona no te dejaba otra opción, y finalmente fue efectiva: Perú le ganó por 1 a 0 a Argentina, con un Reyna exhausto pidiendo su cambio al minuto 83.
Con muchos argentinos calificando de juego sucio lo hecho contra su ídolo, el Perú entero se preguntaba si Reyna iba a repetir el plato en el Monumental de Buenos Aires, si acaso iba a ser tan "canchero" para atreverse. Así, el 30 de junio las selecciones salieron al campo de juego.
Por poquito
Pendientes los peruanos de Reyna, repararon que éste estaba haciendo una marca personal sobre el Diego, pero no tan estricta como la ejecutada en Lima. Acaso Perú estaba crecido luego de ver que Argentina no era invencible y, con la necesidad de ganar o ganar, todo el equipo se volcó a una estrategia atrevidamente ofensiva.
Fue entonces que luego de una jugada confusa y un claro empujón a un defensa peruano, Argentina logró empatar el partido en el agónico minuto 80. Un hecho que aún entretiene la imaginación de los hinchas incaicos pues se preguntan qué hubiese pasado, ya no con Perú, sino con la historia del fútbol si su selección resistía por escasos 10 minutos más y dejaba a Diego sin su Mundial consagratorio.