Golpe a los golpistas
El 30 de noviembre de 1980 el pueblo uruguayo le asestó la primera estocada a los militares que ostentaban el poder. A diferencia de los métodos de los que se servía aquella dictadura para acallar cualquier voz que desentonara con el régimen, los ciudadanos les derrotaron sin disparar un arma, sin derramar sangre, sin extorsiones, ni torturas, ni nada que se le parezca. Estaban armados con algo mucho más poderoso y sutil: unas papeletas de un plebiscito constitucional. Con ellas, le ganó al miedo.
Para entender qué es lo que se vivía en esa época en Uruguay, el Magíster en Comunicación Política y asesor político Marcel Lhermitte estima pertinente un ida y vuelta en el tiempo: viajar 40 años hasta situarnos en el presente en Chile para establecer un paralelismo con lo que ha ocurrido en ese país recientemente, con lo que pasó en Uruguay hace 40 años, y volver a situarnos en el país trasandino en 1980.
En ese mismo año de 1980, específicamente el 30 de noviembre, en Uruguay se celebra un plebiscito de similares características al chileno del 11 de septiembre de ese año, a través del cual la dictadura cívico-militar de Uruguay pretendía continuar manteniéndose en el poder, conseguir mayores atribuciones, y ver la forma de perpetuarse legalmente. Finalmente, los uruguayos votaron mayoritariamente por el NO, desbaratando la artimaña militar.
La campaña
Pero, ¿cómo se llegó a este resultado, a la victoria del pueblo uruguayo sobre la represión de los dictadores? Eso es precisamente lo que desvela el libro 'La victoria contra el miedo. La campaña del plebiscito de 1980', y el germen que impulsó a su autor, Marcel Lhermitte, a sumergirse en esa época oscura de Uruguay.
La intención de Lhermitte era saber qué había pasado en la campaña electoral por el plebiscito, "donde una de las opciones estaba prácticamente prohibida porque no se podía hacer publicidad por el 'NO' porque los principales actores que lo promovían estaban exiliados o proscritos. Porque no se podía salir en televisión o en radio hablando por el 'NO', no se podían hacer actividades públicas", explica.
Estilo uruguayo
A través de sus investigaciones, Lhermitte concluye que no hubo una única razón por la cual, contra toda la maquinaria dictatorial puesta al servicio del 'SÍ' a la nueva Constitución, acabó imponiéndose la opción del 'NO'. Un resultado que también se dio contra todo pronóstico: las encuestas daban como clara vencedora a la opción de los militares, algo que sólo podría entenderse en el sentido de que los encuestados se manifestaran a favor del 'SÍ' por miedo a posibles represalias del régimen, cuando su decisión real era votar todo lo contrario.
"Mucha gente que provenía de la iglesia apoyó al 'NO' y cedían sus locales, o curas que daban misa y dentro de sus liturgias enviaban el mensaje de votar por el 'NO'", apunta el periodista. También destaca el rol de los trabajadores organizados. "Si bien la CNT [Central de Trabajadores] estaba ilegalizada, trabajó en forma clandestina para hacer llegar el mensaje del 'NO'. Lo mismo la Federación de Estudiantes, que estaba prohibida, los estudiantes se organizaron y realizaron una serie de actividades, como por ejemplo, campeonatos de fútbol: antes de empezar a jugar los partidos se reunían en los vestuarios y se aprovechaban para emitir el mensaje".
La cultura también tuvo algo que decir, si bien muchos de sus baluartes estaban proscritos o exiliados: eran los casos de cantautores como Alfredo Zitarrosa o Daniel Viglietti. Pero en Uruguay había quedado "un movimiento que comenzó a llamarse 'Canto popular', que empezó a emitir un mensaje en forma velada, se escribía mucho entre líneas. No sólo desde la música, sino también desde el teatro, o en los cines se hacían presentaciones de gente traída desde el exterior y se aprovechaba para dar mensajes entre líneas. Y todo esto termino permeando en la ciudadanía", observa Lhermitte.
Y finalmente, otro elemento nada menor fue un debate televisado, donde hubo determinadas presiones para que existiera por lo menos un debate público. "Incluso hubo diplomáticos de EEUU que habían solicitado al Gobierno uruguayo que, por lo menos, se diera una instancia de este tipo, y ahí la dictadura cede".
El debate televisado tuvo un pico de audiencia muy grande donde la gente pudo ver debatir a dos ciudadanos demócratas, un representante del Partido Colorado, Enrique Tarigo, y Eduardo Pons Echeverry del Partido Nacional, contra dos representantes de la dictadura. "Ahí se dieron unas circunstancias muy interesantes que el pueblo pudo ver, y finalmente discernir", concluye Marcel Lhermitte.