Según el informe, "hay pruebas contundentes de que las elecciones presidenciales del 9 de agosto de 2020 han sido falsificadas y de que las fuerzas de seguridad bielorrusas han cometido violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos en respuesta a protestas y manifestaciones pacíficas".
Bielorrusia, en un comentario publicado por su oficina de representación ante la OSCE, calificó estas conclusiones de "inaceptables", y las recomendaciones de "no vinculantes", alegando que "no se basan en evidencias y hechos lo suficientemente corroborados, no toman en cuenta la postura oficial de las autoridades bielorrusas y, por lo tanto, no garantizan un análisis exhaustivo de la situación desde la óptica de la ley y los compromisos internacionales" del país.
El documento condena "un intento de ejercer presión política y económica" sobre Bielorrusia e insta a revisar el llamado Mecanismo de Moscú, activado por 17 países de la OSCE para investigar los presuntos abusos y fraude electoral, por tratarse de "un instrumento de presión anticuado, inefectivo […] y que, en vez de aportar soluciones eficaces, solo contribuye a exacerbar las situaciones de conflicto".
Según el recuento oficial, Lukashenko obtuvo el 80,1% de los votos, seguido de la opositora Svetlana Tijanóvskaya, con el 10,12%.
La oposición bielorrusa denunció numerosas irregularidades electorales y exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko descartó.