Los latinos o hispanos se han consolidado como la primera minoría étnica en Estados Unidos y el "voto latino" es cada vez más un tesoro ansiado por quienes desean llegar a la Casa Blanca. Sin embargo, la asimetría entre Estados Unidos y los países latinoamericanos sigue generando la interrogante de qué tan importante es América Latina en una campaña electoral como la que, en 2020, enfrentó al republicano Donald Trump con el demócrata Joe Biden.
"Durante los cuatro años de Trump (2016-2020) hubo por lo menos 180 visitas y reuniones de funcionarios estadounidenses con funcionarios o agentes del sector privado de América Latina", detalló la experta, agregando que durante ese período también se suscribieron al menos 165 "acuerdos políticos y comerciales".
Romano apuntó que para EEUU está intensa relación con América Latina "cobra mayor importancia en esta disputa geopolítica con China, que en los últimos diez años ha venido avanzando en la región, sobre todo en infraestructura".
Los demócratas son más afines a América Latina ¿es un mito?
Ante cada cambio de huésped de la Casa Blanca, los países latinoamericanos renuevan sus apuestas en relación a las estrategias que republicanos o demócratas pueden tener hacia América Latina. Para Romano, las grandes distancias entre los dos partidos tradicionales estadounidenses se ven más en cuestiones internas que en política exterior, donde suelen respetarse más las políticas de Estado a mediano y largo plazo.
Romano recordó "la política de las tres D de Hillary Clinton (secretaria del Departamento de Estado entre 2009 y 2013): democracia, defensa y desarrollo". La especialista indicó que analistas estadounidenses esperan que, de ganar, Biden intente retomar una política exterior a la que encabezó Clinton desde el Departamento de Estado, recuperando algunos "aliados históricos" del país norteamericano que Trump dejó de lado y retomando "el liderazgo en organismos internacionales que para Trump eran una pérdida de tiempo y recursos".
"Con respecto a América Latina sí hay una ilusión, en todos los sentidos de la palabra, de que Biden recupere la política de acercamiento a Cuba, luego de que Trump tomara la política contraria al acercarse lobby anticubano", añadió.
Romano descartó que suceda algo similar con Venezuela, donde existe un "acuerdo bipartidista sobre un cambio de gobierno" en el país presidido por Nicolás Maduro. El discurso de quitar sanciones y bloqueos a Cuba, Venezuela y Nicaragua todavía está circunscripto a "unos poquitos congresistas demócratas, contados con los dedos de una mano", especificó.
Romano caracterizó las distintas preferencias de republicanos y demócratas por estas herramientas como una brecha "burocrática o administrativa" entre los dos partidos aunque remarcó que, en el fondo, el objetivo de ambos programas es el mismo cuando actúan en América Latina: "Mantener en América Latina un vínculo con las cámaras empresariales, fundaciones y ong para permanecer con presencia en la región y tener acceso al mercado latinoamericano, a inversión en infraestructura y recursos estratégicos para el complejo industrial y militar estadounidense".
El 'Trumperialismo', la doctrina que podría seguir hasta 2024
Si Biden podría significar un retorno a la asistencia para el desarrollo, que Trump continúe cuatro años más dentro de la Casa Blanca significaría, según Romano, la probable profundización de lo que tanto ella como otros investigadores de Celag describen como el Trumperialismo.
"El Trumperialismo es un imperialismo recargado. Es la presencia de EEUU en América Latina que existe hace décadas pero que con el Gobierno de Trump adquiere una modalidad particular de injerencia en asuntos internos, justificación de esa intervención y un discurso de demostración de fuerza", explicó la politóloga, coordinadora del libro 'Trumperialismo', editado por Celag y con reflexiones de varios autores.
En efecto, Romano señaló que durante la gestión de Trump los principales funcionarios de la política exterior estadounidense "retomaron la doctrina Monroe" y hasta el secretario de Estado Mike Pompeo o el propio Trump han esbozado "un discurso anticomunista sobre Venezuela, Cuba y Nicaragua; reviviendo la distinción entre buenos y malos y que nos retrotrae a un escenario de Guerra Fría en el que un avance sobre América Latina está justificado por la seguridad nacional estadounidense".
Esa postura se inscribe en un contexto en el que, al tiempo que recrudece sus posiciones con respecto a países como Venezuela, Trump potenció fuertemente los vínculos "con el Ecuador de Lenín Moreno, el Brasil de Jair Bolsonaro y con Perú", agregó Romano. También se acercó sobre los países del triángulo norte de Centroamérica y "por supuesto con Colombia", aliado central de Trump en la presión hacia Venezuela.
Para Romano, el Trumperialismo es una muestra de "la decadencia de la estructura institucional y democrática estadounidense" y de "un imperio en decadencia que requiere demostrar el músculo como lo hace Trump en Venezuela".
Con un final parejo entre Trump y Biden, Romano extrae como principal conclusión de este proceso electoral que los candidatos "dejaron al desnudo las múltiples limitaciones de la democracia estadounidense para representar a su pueblo". En ese sentido, recogió los cuestionamientos por el sistema indirecto de elección y las presuntas fallas que puede presentar el voto por correo.