Pero el optimismo sobre las perspectivas del cierre de un pacto en las próximas semanas se ve nublado por la inquietud generalizada de que una muy posible divergencia regulatoria dañará sus actividades en las islas británicas. Así se refleja en en el II Barómetro sobre clima y perspectivas de la inversión española en el Reino Unido, que se presentó este 27 de octubre en la residencia de la Embajada española en Londres.
Impacto del coronavirus
A la incertidumbre sobre los términos de la retirada de Reino Unido de la UE —que motivó el inicio de la serie, según recordó el embajador Carlos Bastarreche— hubo que añadir en la presente edición el impacto del "terremoto desatado por el COVID-19", como resaltó Lord Grimstone, secretario de Estado con carteras en los ministerios de Comercio Internacional y de Negocios, Energía y Estrategia Industrial (BEIS, por sus siglas en inglés).
Reino Unido es el principal destino de la inversión directa española. Rozó los 80.000 millones de euros en 2018 (último año de datos oficiales), equivalente al 16,9% del total invertido en el extranjero. Pero, según refleja el estudio de la Cámara, el flujo de inversiones cayó entre 2018 y 2019 ante la creciente incertidumbre en torno al Brexit y hay signos de que la tendencia a la baja se ha agudizado con la pandemia.
Decae el ambiente
También ha empeorado la percepción del ambiente empresarial en Reino Unido, de acuerdo con la encuesta realizada entre los miembros de la Cámara para el Barómetro. Así, el 93% de los consultados considera que se ha deteriorado en el último año y resalta la estructura mercantil y las relaciones con las administraciones públicas entre las áreas más afectadas. Por el contrario, la mayoría valora positivamente el nivel de digitalización alcanzado en el país.
Un mal acuerdo
El sondeo de la Cámara de Comercio saca a relucir riesgos en el post-Brexit de un pacto insatisfactorio. El 61% del casi centenar de empresas consultadas destaca la posible divergencia de las directrices regulatorias de la UE, a corto o medio plazo, entre los factores que mayor impacto negativo causaría a sus negocios. El 49% menciona la inclusión de aranceles comerciales en las transacciones a partir del 1 de enero y al 40% le preocupa el efecto en la contratación de profesionales especializados que tendrá la abolición de libre movimiento de trabajadores de la UE en la política migratoria británica.
Juego limpio y transparencia
La secretaria de Estado de Comercio admitió, en su intervención en la Embajada española, que existe el "riesgo potencial" de que no se alcance el acuerdo y conviene, por tanto, prepararse a una relación regulada por la Organización Mundial del Comercial. "Encaramos un mes decisivo y el Gobierno español confía en que el acuerdo puede lograrse", dijo.
Méndez añadió que el objetivo de España va más allá de un acuerdo comercial de mínimos entre Londres y Bruselas. Por el contrario, apunta a labrar una "relación sostenible" amparada por "reglas de juego equilibradas" y garantizando "transparencia" en el acceso a contratas para realizar trabajos u ofrecer servicios en el sector público del Reino Unido.