La ruptura del Reino Unido con la Unión Europea ha supuesto un golpe al viejo continente, pero España puede verse muy afectada. Aparte de la parcela comercial correspondiente a las exportaciones e importaciones, el Brexit amenaza con la reducción de turistas y la merma en la inversión, según asociaciones y empresas del gremio. Desde que el día 31 del pasado mes de enero se hiciera efectivo, las alarmas han saltado en el país mediterráneo: se estima que pueden desaparecer hasta 15.000 puestos de trabajo y que puede caer un 1% del Producto Interior Bruto (PIB) nacional.
El motivo es simple: con la salida de Gran Bretaña, existe la posibilidad de que muchos de sus ciudadanos que vienen a España de vacaciones o que deciden comprar una casa en algún punto de nuestra geografía dejen de hacerlo. Además, si se restringe el paso de las fronteras o se incluyen aranceles puede repercutir en las relaciones comerciales y en el empleo. También, claro, las posibles turbulencias en la economía británica: según la agencia de 'rating' Goldman Sachs, el PIB de las islas británicas ya ha descendido un 2,5% desde el anuncio del Brexit. El poder adquisitivo, por tanto, se reduce y el gasto, que en 2018 fue de 8.908 millones de libras (unos 10.550 millones de euros), lo haría con él.
"Llevamos tres años con el Brexit y ahora Europa ha dado una prórroga de 11 meses", comenta José María Mañaricua, presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas, a Sputnik.
Un temor que comparten muchas compañías y asociaciones del sector hotelero. José María Mañaricua, presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas (FEHT), está cansado hacer cávalas.
Esta agrupación atiende dudas de particulares y medios desde hace tiempo y las impresiones no son buenas: en las islas Canarias, de los 15.110.866 turistas que llegaron en 2019, alrededor de un 30% eran de origen británico (4.547.177, según datos del Instituto de Estadística Canario).
"Hemos perdido un 8,5% a lo largo del año pasado, así que la tendencia ya la estamos notando", dice Mañaricua, que acusa también al abandono de la compañía Ryanair del aeropuerto de Las Palmas. "Se pierden unos 75.000 asientos", protesta, diciendo que "ya se está pasando por un Brexit". "El problema no es de la separación en sí, porque hay una prórroga de 11 meses con la Unión Europea y hasta entonces es como si no hubiera nada. Lo peor es que quiebren empresas como Thomas Cook, que tome auge el Mediterráneo fuera de España o que se desplome la moneda y no haya dinero para permitirse viajar", enumera.
"Estamos preocupados, pero no alarmados", resume Miguel Ángel Sotillos, el presidente de la Asociación de Apartamentos Turísticos de la Costa Blanca.
Baleares, otra comunidad en riesgo, también está en el punto de mira. Un estudio del BBVA calcula que por cada punto del PIB británico que se pierda, las islas perderán seis décimas. Ya disminuyó en un 8% el turismo en 2018 con respecto al año anterior. Y en Menorca la cifra escala hasta el 70%.
Tal pesimismo no es compartido por Miguel Ángel Sotillos, presidente de APTUR (Asociación de Apartamentos Turísticos de la Costa Blanca). "En realidad, nuestra preocupación es que este año se han hecho muchas elucubraciones, pero los datos no son negativos", insiste a Sputnik.
"En lo que tratamos nosotros —villas, pisos o chalés— no ha habido ningún cambio. Además, es curioso: nuestros clientes empiezan a venir en los años 70, cuando tampoco existía la Unión Europea". Sotillos ve el peligro en la caída del PIB, pero confía en que las múltiples opciones para llegar hasta la Costa Blanca (la que se refiere a las playas de Alicante, al sureste del país) no generen un desplome como puede suceder en las islas. "Hay un alto conocimiento de la zona y fidelidad por esta parte de población".
Según unas gráficas elaboradas por el periódico Expansión basándose en el Instituto Nacional de Estadística y el Colegio de Registradores, el turismo bajaría un 1,4%, las importaciones se situarían en una bajada de 2,1% y la venta de casas seguiría en descenso (en 2019 se compraron 8.860 frente a las 9.145 de 2017). De hecho, España alberga al mayor número de ciudadanos británicos expatriados de la Unión Europea y preocupa su vulnerabilidad con los futuros acuerdos. A 31 de diciembre de 2016 había 299.092 británicos con tarjeta de residencia (el 5,92% del total de extranjeros en el país y el 10,04% de los comunitarios). Y el Eurostat reflejaba que el número de británicos en edad de jubilación en España se ha duplicado en tan solo una década: en 2006 la cifra era de 51.972 mientras que en 2015 ya ascendía a 115.391.
Eligen estas latitudes por el buen clima o por los precios. Y muchos viven con la pensión de allí, aunque también hay una importante población británica incorporada al mercado laboral: la Seguridad Social tenía 64.381 británicos afiliados en situación de alta laboral en abril de 2017.
"Sufrimos un shock tras el resultado del referéndum en junio de 2016 y decidimos establecer un grupo para representar a los ciudadanos británicos que viven en España".
"Pocos de nosotros queremos irnos. España es nuestro hogar", remarcan en Brexpats in Spain, ofreciendo ayuda para cualquier gestión burocrática. Algunos de estos se sintieron "tristes" el pasado día 31 de enero. Otros expresaron que la situación era "como si no hubiera pasado nada". En cualquier caso, aún queda mucho por ver. La separación empieza a ser un hecho. Y España aún conjetura sobre el precio del divorcio que tendrá que asumir.