El mandatario conservador prometió abastecer a todos los hogares del Reino Unido con energía eólica para 2030 en un empuje industrial sin parangón. "La crisis del COVID es catalizador de cambio", dijo en un discurso que cerró el congreso virtual del Partido Conservador el 6 de octubre.
Era la primera intervención de Johnson, como líder y jefe del Gobierno, ante sus correligionarios tories, que se reunieron por videoconferencia debido a las restricciones sociales impuestas para frenar los contagios.
La Arabia Saudí del viento
"Hay un área en la que podemos progresar a la velocidad de vientos huracanados; y esto es la economía verde, la revolución industrial verde, que creará cientos de miles de empleos, sino millones, en los próximo diez años", indicó.
"Lo que Arabia Saudita es para el petróleo, el Reino Unido es para el viento: un lugar de recursos casi ilimitados, pero sin emisiones de carbón y sin dañar el medioambiente", comparó.
El primer ministro apoya ahora la revolución verde que el mismo parodió y criticó años atrás. Hizo una vaga referencia a su escepticismo medioambientalista al recordar en un pasaje de su discurso que "algunos solían burlarse de la energía eólica, hace unos veinte años, diciendo que no levantaría ni la nata del arroz con leche".
Del fracking a las turbinas
Varios comentaristas pronto desenterraron artículos que Johnson publicó durante su doble carrera periodística y política, que le sitúan en el bando de los negacionistas del cambio climático.
Para Johnson, el fracking ofrecía una esperanzadora oportunidad de reducir la dependencia de las importaciones de hidrocarburos, ya fuera de los países del golfo Pérsico o de Rusia.
En cambio, los parques eólicos eran una "enfermedad" que estaba esparciéndose a doquier, afeando la estética rural, costera y marítima de las islas británicas. Ahora, quiere poblar el horizonte con plataformas de "molinos de viento flotando sobre el mar" que generarán "de 30 a 40 gigawatios para 2030".
"Puedo anunciar que el Gobierno del Reino Unido ha decidido convertirse en líder mundial de la energía limpia a bajo coste, más barata que el carbón, más barata que el gas. Y creemos que turbinas de viento instaladas 'offshore' abastecerán cada hogar del país dentro de diez años", desveló al congreso tory sin delegados ni público a la vista
Un futuro mejor
Johnson impregnó de optimismo su discurso y pasó de alto los errores en la estrategia de su Gobierno para contener la pandemia. Aludió de pasada a las estadísticas oficiales que colocan al país en la cota europea de decesos por COVID-19, con 42.369 fallecidos hasta el 6 de octubre y con los números creciendo de nuevo.
"Vemos estas fases como momentos para aprender y mejorar el mundo que dejamos atrás… No basta con recuperar la normalidad… hemos perdido demasiado, hemos guardado luto por muchos", afirmó.
Secuelas del COVID-19
También él fue víctima del virus. El "premier" estuvo una semana hospitalizado, incluidos tres días en cuidados intensivos, después de contraer el COVID-19 y de aislarse en su residencia de Downing Street, a finales de marzo. Días después de recibir el alta, admitió que estuvo al borde del abismo y que le salvaron la vida los médicos y las enfermeras del Servicio Nacional de Salud, el querido NHS.
Acto seguido tachó de "evidentes estupideces" las conversaciones que corren en círculos de políticos y activistas conservadores sobre su aparente falta de energía y concentración en los asuntos cruciales de la pandemia. La lucha contra el coronavirus sigue plagada de mensajes confusos, cambios de actuación y continuos fallos en la provisión de pruebas y el sistema de rastreo de los contactos de personas contagiadas.