Las bacterias resistentes a los antibióticos no reciben tanta atención como el SARS-CoV-2, ya que las enfermedades que causan se propagan de forma lenta y constante, en lugar de conquistar el mundo en un corto período de tiempo.
A nivel mundial, cada año aproximadamente 700.000 personas mueren de infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos. La Organización Mundial de la Salud proyecta que, al ritmo actual, alrededor de 10 millones de personas podrían morir anualmente de infecciones resistentes a los antibióticos para el 2050.
La resistencia adquirida
Debido a la prescripción excesiva de antibióticos, su uso excesivo en la ganadería, y otros factores, muchos tipos diferentes de infecciones bacterianas, incluyendo cepas de gonorrea, tuberculosis y salmonela se han vuelto extremadamente difíciles, a veces incluso imposibles de tratar. Esto se debe a que la diminuta porción de bacterias que sobreviven a estos antibióticos evolucionan y se reproducen, desarrollando resistencia. En todo el mundo, 230.000 personas mueren cada año solo por tuberculosis resistente a los antibióticos.
Gran parte de la atención y los recursos que se dedicarían a la amenaza de las bacterias se dirigen actualmente a tratar de derrotar al COVID-19, dijo Steffanie Strathdee, profesora de medicina de la Universidad de California. En ese sentido, la pandemia del coronavirus puede empeorar el problema de las bacterias resistentes a los antibióticos.
"A diferencia del COVID-19, que apareció repentinamente y estalló en la escena, la crisis de las superbacterias ha estado hirviendo a fuego lento", aseveró. "Ya es una pandemia. Ya es una crisis global, y está empeorando con el COVID-19".
Los hospitales, el caldo de cultivo para las bacterias
La comunidad médica debe centrarse en particular en cómo las enfermedades infecciosas se propagan a través de los hospitales, indicó al medio Tom Frieden, el exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el director general de Resolve to Save Lives.
En julio, la OMS pidió un uso más cuidadoso de los antibióticos entre los pacientes con el COVID-19 para ayudar a frenar la amenaza de la resistencia a los antibióticos. Una revisión de mayo encontró que entre unos 2.000 pacientes de COVID-19 hospitalizados en todo el mundo, el 72% recibió antibióticos aunque solo el 8% tenía infecciones bacterianas o micóticas documentadas.
La pandemia del COVID-19 ha expuesto cómo nuestro "disfuncional" sistema de salud pública "nos ha dejado vulnerables a las bacterias de propagación lenta y resistentes a los antibióticos", aseveró Lance Price, director fundador del Centro de Acción contra la Resistencia a los Antibióticos de la Universidad George Washington.
¿Y los antibióticos?
Las bacterias ganarán resistencia a nuevos antibióticos con el tiempo, así que hay que ser cuidadosos con la forma en que los usamos y seguir desarrollando nuevos medicamentos para enfrentar el problema, afirmó Sarah Fortune.
Según Fortune, los fabricantes de medicamentos no ven tanto beneficio en el desarrollo de nuevos antibióticos como lo hacen con otros medicamentos. Muchos han invertido en el desarrollo de un nuevo antibiótico y han fracasado y pueden ganar más dinero desarrollando medicamentos que la gente toma regularmente en lugar de solo cuando tienen una infección, lamentó.
Las empresas tampoco pueden cobrar tanto por los antibióticos como por otros medicamentos que puedan desarrollar, y la vida útil de un antibiótico es relativamente corta, explicó Fortune. Así que si vamos a conseguir nuevos antibióticos, tenemos que encontrar maneras de hacer que las empresas den prioridad a su creación, enfatizó.
Virus contra bacterias
Aparte de desarrollar nuevos antibióticos, otra solución podría ser un tipo de virus. Se trata de una categoría de virus llamados fagos que apuntan naturalmente y matan tipos específicos de bacterias. Si se puede encontrar el fago particular que mata la bacteria con la que una persona está infectada, podría ser usado para tratar la infección.
"Lo que necesitamos es una biblioteca gigante de fagos que sea de código abierto, que pueda ser usada para emparejar los fagos con una infección bacteriana específica y ser usada con antibióticos para curar estas superbacterias", compartió Strathdee.
Abordar el tema también requiere de la cooperación internacional, agregó Tom Frieden.
"Eso significa un apoyo total a la Organización Mundial de la Salud, tanto en términos de financiación como de mandato, y eso significa un enfoque mejor y más fuerte para identificar y arreglar las lagunas en la preparación en todo el mundo", finalizó.