Artista en evolución
Lo único permanente es el cambio, dice la frase. Y si hay un caso paradigmático que le de vuelo a esa máxima es el de la escritora Susana Cañil. Pese a confesar que ya le gustaría tener un poco más de estabilidad en ese sentido, no reniega de la buena estrella con la que ha transitado y sigue transitando su andadura.
Escritora, periodista, bloguera y comunicadora, la vida ha llevado a Cañil por derroteros triunfales, tan inimaginados como gozados en ese constante reinventarse. Su pluma habla de una riqueza extraordinaria, aunque en vano intente restarle mérito.
Lo cierto es que la Susana Cañil escritora nace de la combinación de ser la más pequeña de la familia con diferencia, respecto a las edades de sus hermanos mayores, y del hecho de que en su casa se leía muchísimo. Confiesa que ese vínculo que debió tener con sus hermanos, lo tuvo con los libros . "Si yo hago una retrospectiva hacia mi infancia, me recuerdo siempre leyendo, desde muy pequeña, y con 12 o 13 años ya empecé a escribir mi primera novela. En el colegio siempre me llevaba todos los premios de redacción de literatura".
"Para mi la vida sin libros sería intransitable, no concibo la vida sin leer", remacha.
Sus obras
Como una catarsis personal. Así define su novela 'Espérame en París', ambientada en el mundo de la moda. "Después de 12 años trabajando como directora de comunicación de una importante diseñadora española, decido tomarme un año sabático, estaba cansada de ese mundo, y decido escribir".
Confiesa que no sabía cómo iba a terminar esa aventura, pero dedicó un año y medio a esta novela que muchos pueden pensar que es una historia romántica, y en realidad no lo es. "Hay una historia de amor, pero hay muchas otras intrahistorias que hablan de temas tan candentes y tan actuales como es la amistad, el acoso laboral, la fragilidad de las relaciones humanas, y el empoderamiento de la mujer, cómo la mujer se está posicionando en puestos directivos y lo que nos está costando llegar a ello".
Mientras, Cañilismos Canallas Volumen 1 [que cuenta con dos ediciones distintas] y Volumen 2, son dos ensayos que recopilan una parte de los más de tres mil aforismos de su autoría. "Surge de forma espontánea sin planearlo ni planificarlo. Yo lanzaba estas frases mías en las redes sociales, que eran reflexiones de cómo me sentía un día, o de cómo deberían ser las cosas, siempre desde la máxima subjetividad. Al final estás lanzando pensamientos íntimos muy tuyos. Mi actual editor los vio, me llamó: 'Susana, me encanta todo lo que publicas, yo creo que esto no se puede quedar ahí perdido en las redes, tiene que plasmarse en un libro'".
¿Provocadora?
Si hay algo que caracteriza la personalidad de Susana Cañil, es llamar a las cosas por su nombre. "Ser tú mismo hoy en día creo que es la máxima provocación que podemos darle al mundo, porque vivimos en la era de la mediocridad, de la hipocresía, de vivir de cara al exterior, y de publicar una serie de cosas en las redes que luego nada tienen que ver con tu vida. A mi me parecería muy cansado estar fingiendo todo el día, ser alguien que no soy".
Asimismo, afirma que decir las cosas por su nombre siempre le ha ocasionado problemas. "Se te cierran muchas puertas, porque cuando tu dices lo que piensas de verdad, al que tienes en frente no le gusta escuchar verdades. Yo creo que eso nos molesta a todos de alguna manera. Sin embargo, yo creo que dicho de forma elegante, con respeto y desde la educación más absoluta, se puede decir todo absolutamente, y esa es mi máxima".
¿Feminismo mal entendido?
Semanas atrás saltó la polémica en España cuando el Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero, dio a conocer que computa como violencia contra la mujer, las miradas, las bromas y las insinuaciones de parte de los hombres. La cartera también publicó un estudio sobre los estereotipos, roles y relaciones de género en series de televisión españolas. En él se critica que las actrices sean de una "belleza extraordinaria, con un maquillaje y efectos que las hace todavía parecer más bellas".
Montaña rusa
"Nada en mi vida ha sido como lo he planeado. Me he tenido que reinventar mucho. Estoy cansada de reinventarme, quiero ya un poco de tranquilidad y de estabilidad en ciertas cosas. La vida me ha ido llevando y unas cosas han sido maravillosas, otras no tanto, pero me he dejado llevar. También es cierto que me he inclinado siempre por cosas que me gustaban", confiesa.
Reinventarse una y otra vez. Quizá ese sea un gran faro para sus hijos, que les sirva para saber que siempre se puede salir adelante, aunque haya que dar golpes de timón. "Yo creo que mis tres hijos son mi mejor obra, me siento muy orgullosa de ellos […]. Creo que han sacado muchas cosas de mí los tres y me enorgullezco de ellos, igual que ellos de mí".