Por primera vez en su historia, el encuentro anual de presidentes y jefes de Estado que se produce en cada Asamblea General de la ONU, considerado el máximo evento diplomático, se desarrolló a distancia. Otro reflejo de las restricciones a la movilidad social e individual impuestas por los gobiernos una vez que en marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al COVID-19 como pandemia.
Bolsonaro y los mandatarios que lo sucedieron mencionaron la pandemia y destacaron lo bien que cada uno de ellos gestionó la crisis. Incluso el estadounidense Donald Trump, que volvió a denominar la enfermedad como "el virus chino". Acusó al gigante asiático de esparcir "esta plaga por el mundo" y dijo que la ONU debería sancionarlo por eso.
La pandemia y sus consecuencias sanitarias, económicas y sociales, sirvieron también para hacer comparaciones con la catástrofe que dejó en los países la Segunda Guerra Mundial, cuya finalización en mayo de 1945 dio paso a la creación de la ONU y a la entrada en vigencia de la Carta de las Naciones Unidas el 24 de octubre de 1945.
Ayer y hoy
"Nació después de la Segunda Guerra Mundial, con la idea de la no repetición de que hubiera de nuevo guerras mundiales en Europa con una influencia negativa en América y el resto del mundo", resumió el entrevistado el espíritu que movilizó a los Estados aprobar un organismo para la gobernanza mundial.
Se refería a la llamada Crisis de los Misiles en Cuba, que mantuvo en vilo al planeta en octubre de 1962 por la posibilidad de un enfrentamiento directo entre las dos potencias. "Hoy en día, que la globalización ha ido creciendo, la ONU ha ido decreciendo y jugando cada vez un papel menor", señaló.
A la hora de encontrar razones para que aquellas buenas intenciones se hayan esfumado, el académico opinó que la razón principal "son los Estados que no han querido ceder prerrogativas y atribuciones a un organismo internacional".
"Ha habido mucha facilidad en ceder esas atribuciones desde el punto de vista económico por parte de multinacionales para organismos que se gestaron durante esta época de neoliberalismo. Pero ninguna parte cede esas atribuciones en el ámbito político a una forma superior que gobierne a toda la humanidad", añadió.
El mundo con barbijo
Como evidencia de la "escasa utilidad de la ONU", Barros se refirió a la pandemia y la falta de coordinación global para enfrentarla. Mencionó que la OMS, un organismo de la ONU, en momentos tan graves como este, "por falta de atribuciones se dedica exclusivamente a dar información. Es un centro de información, que se agradece, pero sin atribuciones ni facultades ejecutivas ninguna".
Recordó que en 2018 Washington se había apartado de la Comisión de DDHH del organismo, y un año antes había hecho lo propio con la UNESCO cuando reconoció a Palestina como Estado miembro de pleno derecho. Y ahora dejó de aportar a la OMS.
"La ONU ha tocado fondo y es todo un síntoma del fracaso de las instituciones de gobernanza global de las que nos hemos servido hasta ahora, pero que no han servido para nada", aseveró el académico español.
Cuando la humanidad los necesitó, "ni el G7, ni el G8, ni el G-20, ni el FMI, ni la OCDE, ni la OMC aparecieron por ningún lado. Solo acudieron a la cita para ayudar a la humanidad a resolver el tema de la pandemia los viejos Estados nación".
"Creo que si la ONU va a jugar en el futuro inmediato un papel, a estas alturas tiene que ser como el embrión del futuro de un Gobierno mundial", reflexionó.
Para Barrios es necesario que "la Asamblea General sea elegida democráticamente. Deben hacerse una Constitución y un Gobierno mundial elegidos democráticamente. ¿Es una utopía? Puede ser, pero es realizable y necesaria".