"No fueron de impacto importante, (porque) el pueblo despertó, se está organizando", dijo Arce sobre la proscripción electoral y las denuncias de corrupción, pedofilia y delitos políticos que acosan al exgobernante.
"Yo no creo que sea necesaria una segunda vuelta, nosotros vamos a ganar en la primera porque tenemos el apoyo popular (…), percibo que hay un voto oculto que es nuestro, es nuestro voto", dijo Arce.
El optimismo del candidato masista iba paralelo a las celebraciones con que sus rivales conservadores recibieron la proscripción de Morales, justificada primero por el Tribunal Electoral y luego por la justicia ordinaria con el argumento de que no cumplía el requisito de radicar en el país.
Una encuesta de la firma Ciesmori publicada el 7 de septiembre confirmó a Arce en el primer lugar de la intención de voto, con 26% de apoyo y diez puntos por encima del segundo, Carlos Mesa, mientras el 32% de los encuestados se declaró indeciso o no reveló su posible voto.
Arce sugirió que el "voto oculto" para su candidatura sería el de sectores populares que se sentirían atemorizados porque "hubo amedrentamiento y mucha presión" de grupos de derecha durante la actual administración interina de Jeanine Áñez, quien también es candidata y aparece tercera en las encuestas.
"Estamos confiados en la sabiduría del pueblo boliviano de no equivocarse. Confiamos en eso y creemos que vamos a ganar", dijo Arce.
El Gobierno de Áñez, que aplaudió la anulación de la candidatura de Morales, declaró que el fallo tomado por una sala regional del Tribunal Constitucional mostraba que "todavía hay jueces probos", en palabras del ministro de Justicia, Álvaro Coímbra.
Este ministro es el principal impulsor de la media docena de procesos judiciales iniciados por el Gobierno contra Morales.