"Cinco meses de aplazamiento de los comicios no han cambiado el panorama; el MAS sigue siendo la fuerza política más grande y el conjunto de fuerzas conservadoras no encuentra una fórmula de unidad para hacerle frente", dijo a Sputnik el politólogo Gonzalo Balcázar.
"La dispersión del voto (conservador) abre la posibilidad para el retorno del MAS al Gobierno", establece el diario boliviano El Deber este lunes 7, resumiendo el criterio de varios analistas políticos.
El exdiputado neoliberal Guido Áñez sostuvo que tras 14 años de gobiernos de Morales "los bolivianos están decepcionados del MAS, pero no deciden por quién votar este 18 de octubre" porque "los aspirantes a la Presidencia no han logrado enamorar a los ciudadanos".
Los candidatos abrieron sus campañas en actos vía Internet o en pequeñas concentraciones callejeras, debido a las normas de distanciamiento social todavía vigentes a causa de la pandemia de COVID-19.
La primera encuesta de la actual campaña, publicada por medios locales, ubica primero al candidato Luis Arce del MAS, con 26,2% de intención de voto, confirmando la preferencia anticipada en sondeos previos al paréntesis del proceso electoral durante la fase más dura de la cuarentena.
Segundo vuelve a aparecer el expresidente neoliberal Carlos Mesa (2003-2005), a casi diez puntos de distancia, y tercera la derechista presidenta transitoria Jeanine Áñez, casi 16 puntos detrás del primero.
Esto deja por ahora casi un tercio de votantes indecisos o con intención no manifestada, lo que abre un escenario de disputa para las poco más de cinco semanas de campaña, durante las cuales el objetivo declarado del MAS es asegurar una victoria en primera vuelta.
Según la Constitución boliviana, ganará directamente la Presidencia el candidato que logre la mitad más uno de los votos válidos o al menos el 40% de esos votos con una diferencia de diez puntos porcentuales sobre el segundo.
La encuesta pronosticó también que el MAS ganaría en seis de los nueve departamentos, lo que le aseguraría la renovación del control del Parlamento independientemente del desenlace de la elección presidencial.