Para los 37.000 vecinos de este pueblo situado en la república rusa de Osetia del Norte-Alania, estos días son de luto. En la mañana del 1 de septiembre en 2004, mientras los niños, padres y maestros celebraban el Día del Conocimiento, las risas se transformaron en llanto cuando el Colegio Número 1 de Beslán fue tomado por terroristas armados.
Casi todos en Beslán lloran alguna pérdida de esos días. Muchos desde entonces prefieren esperar el otoño en otro lugar, no son pocos los que se han mudado, intentando pasar página a la imborrable tragedia. Hay familias que aún no son capaces de recordar esos eventos, otros cuentan su historia para que no se olvide. El periódico Izvestia recogió algunos de esos testimonios.
Vivir con una esquirla en la cabeza
Victoria Ktsoeva tiene 30 años y vive en Moscú. Es una de las sobrevivientes a esa pesadilla, junto a su hermano pequeño Artur. Pero llevará toda su vida una esquirla en la cabeza, que le penetró al ser herida durante la explosión de un obús. Los médicos decidieron que sería mejor no operarla.
"Cuando empezaron los disparos, no entendí nada. Pensé que era una especie de broma, bueno, un tío barbudo con una ametralladora estaba corriendo, disparando al cielo", recuerda.
Tenía 14 años, comenzaba el noveno grado. Artur estaba en cuarto. "Los terroristas llevaron a todos al gimnasio. Estaba en la formación con los estudiantes de secundaria. Desde allí al principio fue posible escaparse, y algunos lo lograron. Se me ocurrió que podía quitarme los zapatos y huir. Pero pensé en mi hermano, me di la vuelta y fui al gimnasio".
Había un terrorista que sostenía el botón de una bomba grande con el pie, y otro "que nos dijo que nos sentáramos 'como un conejito', levantando ambas manos por encima de la cabeza. Tenía una máscara, pero la usaba en la cabeza, como un sombrero, su rostro era visible. Y se notaba que sentía algún tipo de placer cuando todos le obedecieron. Fue cruel."
"No me iré sin mi hermana"
Cuando empezaron a liberar a los rehenes, estalló una granada en el comedor. Victoria lo recuerda así: "No sé con certeza qué explotó, pero me gritaron: '¡Acuéstese!' Y cubrí a mi hermano. Un fragmento de metralla golpeó mi frente y perdí el conocimiento. Mi hermano repetía: '¡Vika, abre los ojos, no duermas!' Lo miré, pero no pude decir nada. En algún momento vi las fuerzas especiales. Con alivio, pensé que nos salvaríamos y volví a desconectarme. Recuerdo vagamente que un comando me tomó en sus brazos y me entregó a alguien por la ventana".
Más tarde, con el paso de los años, supo que se salvó gracias a su hermano. "Le dijo a los comandos: 'No me iré sin mi hermana. Primero llévate a mi hermana, luego me iré'. Le respondieron: 'Ella murió, la entregaremos más tarde'. 'No, está viva, abre los ojos. Por favor, primero ella, luego yo', pidió."
El 5 de septiembre, Vika fue transportada en un gran avión del Ministerio de Emergencias a Moscú, a una clínica. Allí permaneció durante casi tres meses.
"Herida de metralla del cerebro" fue el diagnóstico. "Decidieron no hacer la operación, dijeron que se debería formar una cápsula alrededor del fragmento y yo podría vivir con eso", recuerda.
Por su madre supo que había muerto su mejor amiga. "Fue un shock para mí. Durante mucho tiempo no pude creer que ella ya no estuviera."
Victoria cuenta que murieron familias enteras. "Nuestros vecinos llevaban a su hija al primer grado. Sostenían al niño más pequeño en sus brazos. Ninguno sobrevivió".
No pudo terminar los estudios en Beslán. "Después, todos ayudaron a las víctimas del ataque terrorista, y tuve la suerte de transferirme a un liceo en la región de Moscú". En la capital se graduó en la Universidad Estatal de Administración y actualmente vive y trabaja en esta ciudad, junto a su hermano.
Victoria es de las que pueden hablar normalmente sobre esos eventos y nunca tuvo pesadillas. "Pero mi hermano no pudo dormir solo durante mucho tiempo. No ha hablado de lo ocurrido en el gimnasio ni una sola vez en 16 años".
"Beslán me llevó a estudiar medicina"
Alan Kulov también estuvo entre los rehenes. Ahora tiene 27 años, es médico y vive en la ciudad de Raduzhni, en la región de Tiumen. Estaba en la escuela con su hermano menor Oleg, que no logró salir con vida.
"Fue Beslán lo que me empujó a hacerme médico. Después del incidente solo quería proteger a la gente. Iba a convertirme en militar o en soldado de las fuerzas especiales", pero debido a las heridas de bala en la cabeza que recibió en la escuela, no pudo.
En ese terrible 2004 empezaba sexto grado. "Fui a la formación con mi hermano, que era tres años menor que yo, y mi abuelo, que nos llevó hasta la puerta". También tuvo la oportunidad de escapar cuando empezaron a disparar. "Pero enviaron a mi hermano al gimnasio. No podría irme sin él".
"El gimnasio estaba muy cargado al principio. Estábamos todos apretujados en una esquina, no había cómo respirar." Los estudiantes de secundaria se vieron obligados a derribar las ventanas para que entrara algo de aire, explica.
Al tercer día, en el momento de la explosión, los hermanos estaban cerca el uno del otro, pero no juntos.
"No recuerdo prácticamente nada después. Solo la voz de mi madre en la ambulancia. Papá dijo que le conté cómo vi extremidades cortadas, pero tampoco recuerdo eso. Luego supe que mi hermano había muerto durante la explosión."
Sus padres asimilaron muy mal la muerte del pequeño y se encerraron en sí mismos. "Tengo una hermana menor, Diana, que aún no iba a la escuela. Después de la tragedia, se le prestó muy poca atención", dice Alan. "Años después mi madre dio a luz a dos niñas más. Ellas nos ayudaron a todos a recuperarnos, pero nunca olvidamos a mi hermano."
Globos blancos por Beslán
Rusia celebra el 3 de septiembre como el Día de la Solidaridad en la Lucha contra el Terrorismo. En todo el país la gente recuerda a las víctimas de la toma de rehenes en la escuela No. 1 de Beslán, así como a las de otros ataques terroristas y a los muertos en el cumplimiento del deber. Los principales acontecimientos tienen lugar en Beslán, donde se realiza una vigilia de la memoria durante tres días. En el gimnasio de la escuela, donde mismo los terroristas detuvieron a 1.128 personas, se lleva a cabo una divina liturgia.
Moscú también rinde tributo a las víctimas del atentado. La iglesia moscovita de Natividad de la Virgen ofició una liturgia fúnebre y se depositaron flores ante el monumento en su honor.
A las 13.05 (10.05 GMT), la hora en la que hace 16 años se activó el primer explosivo, se soltaron 334 globos blancos, uno por cada fallecido, en recordatorio del horror que nunca más deberá repetirse.