Según Sapunov, la lucha antiterrorista continúa y la eficiencia va creciendo en Rusia. "¡Que esos monstruos teman!", declaró el general de división y subrayó que las operaciones preventivas, que se llevan a cabo en el país en una lucha de 24 horas al día, son muy importantes para combatir el terrorismo.
"Los servicios especiales de todos los países deben entender que mientras persistan los dobles estándares, no lograremos vencer el terrorismo", afirmó.
El interlocutor de la agencia explicó que los grupos terroristas cuentan con un apoyo financiero y realizan reclutamientos.
Sapunov llamó a endurecer las leyes y cambiar el trabajo del Consejo de Seguridad de la ONU.
"Los servicios especiales rusos siempre están abiertos a trabajar e intercambiar datos con otros países. Creo que hay que establecer un tribunal internacional con unas leyes y medidas duras que reúna a los representantes de todos los países para considerar y condenar cada atentado. (…) Y castigar a los terroristas de la manera más dura posible", opinó.
El general observó que en el mundo actual de internet existen reclutamientos a través de la red y resulta complicado proteger a los jóvenes que pueden quedar involucrados en las actividades terroristas. Por lo tanto, Sapunov llamó a concienciar a la sociedad, especialmente a los niños, los adolescentes y los jóvenes, por todo el mundo sobre esta amenaza.
"Debemos todos tomarnos de las manos y contrarrestar el terrorismo", concluyó.
La fecha del 3 de septiembre está relacionada en Rusia con el cruel atentado en una escuela de Beslán (Osetia del Norte-Alania) que tuvo lugar hace 15 años. Los terroristas secuestraron el 1 de septiembre a un millar de personas, incluyendo a niños pequeños, que permanecieron en el gimnasio de la escuela durante tres días sin beber ni comer.
📎🎥 En la mañana del 1 de septiembre de 2004, un grupo de terroristas de más de 30 personas irrumpió en la escuela número 1 en Beslán —república de Osetia del Norte-Alania, Rusia.
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) September 1, 2019
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La crisis, que culminó con una operación de asalto al centro educativo, se saldó con 335 muertos, incluidos 318 rehenes —de los cuales 186 eran niños—, 10 empleados del Servicio Federal de Seguridad (FSB), dos funcionarios del Ministerio de Situaciones de Emergencia y 15 policías.