"No ha pasado nada tan terrible en nuestra historia reciente. (…) Pero últimamente mucha gente se está aprovechando de esta tragedia. Y se plantean muchas teorías e historias alternativas, muchos mitos y leyendas", dijo Alexandr Rogatkin.
Según el director del documental, estos mitos se basan en el informe de Yuri Savéliev que fue diputado del partido Rodina en aquellos años y miembro de la Comisión Parlamentaria para la investigación de las circunstancias del atentado terrorista.
Savéliev "no quiso firmar el informe oficial y publicó sus siete volúmenes alternativos, en los que aseguraba que los terroristas no tenían ningún artefacto explosivo improvisado y que las fuerzas especiales atacaron la sala con lanzallamas, lo que causó la muerte de tantos rehenes. Dice que no querían dejar ir a los terroristas y decidieron matar a todos", señala Rogatkin.
La Fiscalía comprobó esta versión. Los expertos de la empresa rusa de manufactura de armas Bazalt llegaron a la conclusión de que en 2004, no existía lanzagranadas ni lanzallamas que pudiera destruir una pared de dos ladrillos de espesor. Y el experimento con un explosivo improvisado dio un resultado similar al que se produjo en la escuela.
De acuerdo con Rogatkin, hay muchos testigos de aquella tragedia y muchas víctimas que fueron rehenes.
"Algunos se niegan a hablar, no quieren recordar, otros, por el contrario, comparten con entusiasmo los detalles. En esta película hay muchas historias humanas, tragedias, cómo la gente ha vivido todos estos años con ello, cómo han creado nuevas familias".
El comité de Madres de Beslán también hizo comentarios a los creadores del documental aunque sostienen la versión alternativa del profesor Savéliev.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) September 7, 2019
En la mañana del 1 de septiembre de 2004, un grupo de terroristas de más de 30 personas irrumpió en la escuela número 1 en Beslán en Osetia del Norte durante la fiesta del primer día del año escolar.
Los terroristas secuestraron a un millar de personas, incluyendo a niños pequeños, que permanecieron bloqueados en el gimnasio de la escuela durante tres días, sin beber ni comer.
La crisis, que culminó con una operación de asalto al centro educativo, se saldó con 335 muertos, incluidos 318 rehenes —de los cuales 186 eran niños—, 10 empleados del Servicio Federal de Seguridad (FSB), dos funcionarios del Ministerio de Situaciones de Emergencia y 15 policías.