La conversación telefónica entre Putin y Abe tuvo lugar el 31 de agosto a iniciativa de la parte rusa. El presidente ruso agradeció a Shinzo Abe el trabajo conjunto y el aporte al desarrollo de la cooperación bilateral. El primer ministro saliente de Japón confirmó que Tokio está dispuesto a seguir dialogando con Moscú para resolver la disputa territorial en torno a las islas Kuriles y firmar el acuerdo de paz.
El primer ministro Abe anunció su dimisión el 28 de agosto y explicó que decidió abandonar su cargo a causa de problemas de salud. El jefe del Gobierno saliente espera que su sucesor resuelva el conflicto territorial y alcance un acuerdo de paz con Rusia.
Pero por ahora es muy temprano para hablar de las políticas del futuro primer ministro japonés, ya que todavía no está claro quién ostentará el cargo. No se puede excluir que esta vez llegue al poder una persona partidaria de una posición radical respecto a las relaciones con Rusia.
Lo único que está claro en la etapa actual es que Rusia ha perdido un buen socio extranjero que estaba dispuesto a encontrar una solución a un largo problema. Pero si bien es verdad que Abe quiso poner fin a la disputa, también lo es que no estaba dispuesto a ceder y a perjudicar los intereses de su país: barajaba una solución que, desde su punto de vista, podría satisfacer a Rusia y que permitiría a Tokio hacerse con el control de al menos dos de las cuatro islas —Shikotán y Jabomai—.
La disputa que impide a la paz
Todo cambió en 1960, cuando el Gobierno del abuelo de Abe, Nobusuke Kishi, firmó un acuerdo de seguridad con Estados Unidos que enterró la posibilidad de encontrar una solución a la disputa entre la URSS y Japón. Entonces Washington amenazó con no entregar Okinawa al Estado nipón si Tokio acordaba retirar sus reclamaciones sobre las demás dos islas. La parte japonesa no dudó en preferir Okinawa a las islas Kuriles en disputa.
La URSS y Rusia han temido que Estados Unidos desplegase sus bases en las islas que iban a ser entregadas a Tokio.
Medio siglo después Abe volvió a considerar una solución a la disputa territorial: tanto el primer ministro nipón como el presidente ruso, Vladímir Putin, estaban dispuestos a hacer ciertas concesiones. Pero de todas formas Moscú insistía en que ejercía su soberanía sobre todas las Kuriles de acuerdo con los resultados de la Segunda Guerra Mundial.
La oferta rusa era dejar que Japón operara en esas dos islas y que Rusia las seguiese administrando. Pero Tokio defendió su soberanía sobre las cuatro islas en disputa y lo mínimo que quería obtener eran Shikotán y Jabomai. La opinión pública de ambos países obligó a estos a defender dos posiciones totalmente irreconciliables, a pesar de haber estado dispuestos inicialmente a hacer concesiones.
Putin y Abe se reunieron en 27 ocasiones, y se puede decir con certeza que ninguno de los primeros ministros de Japón ha tenido relaciones tan amistosas con los líderes de la URSS o Rusia. Abe considera a Vladímir Putin su amigo. A pesar de que Abe no consiguió resolver la disputa en torno a las Kuriles ni firmó el acuerdo de paz con Rusia, sin duda él estuvo más cerca de lograrlo que cualquier otro político nipón en toda la posguerra.
Una figura excepcional en la política japonesa
Shinzo Abe será recordado como el primer ministro que estuvo en el poder más que todos sus predecesores. La política de Abe ha pasado por sus altibajos.
Las inclinaciones políticas de Shinzo Abe también son objeto de controversia, ya que es conocido por ser partidario de la revisión del Artículo 9 de la Constitución de Japón que ilegaliza la guerra y de hecho prohíbe la existencia de las Fuerzas Armadas en el país asiático —aunque sí existen las Fuerzas de Autodefensa de Japón—. Asimismo, es partidario de la ideología de derecha y es considerado un nacionalista y conservador por muchos expertos políticos.
Abe es miembro de la organización ultraconservadora Nippon Kaigi —Conferencia de Japón, en español— y tiene puntos de vista afines al revisionismo histórico.
En julio y agosto de 2014 Shinzo Abe realizó una gira por algunos de los países de América Latina. En particular, se reunió con los entonces líderes de México, Colombia, Chile y Brasil. El primer ministro japonés abogó por un nuevo capítulo en las relaciones entre Tokio y los países de la región. En particular, Tokio expresó su interés por las economías emergentes de esos países y por sus recursos naturales. Abe también se reunió con los líderes latinoamericanos en los años siguientes.
Abe podría haber permanecido en el cargo hasta finales de 2021, cuando debían celebrarse las elecciones parlamentarias. Pero el tiempo que le quedaba en el puesto no era suficiente para firmar el acuerdo de paz con Rusia y revisar la Constitución.
Todavía no se sabe quién será el sucesor de Abe, pero está claro que tendrá que trabajar mucho para mantener las buenas relaciones con Rusia que logró forjar su predecesor.