Para Ximo Esteve, la cancelación de las Fallas ha sido el segundo shock más fuerte al que se ha enfrentado en su vida. El primero fue la muerte de su padre. "Es que estaba todo hecho", recuerda el artista y secretario general de la Federación de Asociaciones Falleras. Cuando el coronavirus aniquiló la celebración de esta tradición valenciana, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, ya habían plantado estos monumentos por la ciudad e iniciado las actividades en los casales, epicentro de los festejos. El varapalo hundió a los protagonistas, pero también planteó un dilema: ¿Qué será del gremio después de un año en blanco?
A pesar de eso, no hubo vuelta atrás. Ante la tendencia ascendente del virus, Ximo Puig, el presidente de la Generalitat Valenciana (toda la Comunidad Autónoma, situada al este de España, pegada al mar Mediterráneo, y que comprende las provincias de Castellón, Valencia y Alicante), las canceló. Fue de los primeros mandatarios en tomar una decisión de tal calibre, aunque iría secundado inmediatamente por el resto de líderes. En un principio se trasladaron a octubre, pero pronto se desestimó la idea. Pasó con las Fallas, pero también con San Fermín, en Pamplona, o la Feria de Abril en Sevilla.
"Supone un desafío", declara Esteve a Sputnik desde su taller, "no solo para la supervivencia de muchos talleres, sino para la de un oficio artesano, único". Este artista de 60 años, que lleva 42 en activo, considera que no valen las subvenciones —"son parches"— ni pensar en que en 2021 se soluciona. "Estamos en un impasse que puede ser la antesala de su defunción", explica quien tiene una plantilla de cinco personas a la que no puede contratar ahora mismo, "aunque el artista fallero nunca ha vivido exclusivamente de las Fallas, ahora tampoco puede desarrollar otros trabajos de decoración o pintura. Y las nuevas generaciones ven la poca rentabilidad y eligen otras salidas laborales. Esto es la puntilla".
Falta protección y visión de futuro, reflexiona Esteve. Lo mismo que afirman algunos representantes: "Es la ruina total", lamentaron en cuanto se enteraron de la cancelación. Al no haber entregado los premios de la edición ni haber quemado el trabajo, los meses hasta las próximas jornadas son una travesía desconocida. "Sin ingresos, no creo que podamos montar las luces en 2021", alegaba José Giménez, presidente de la Falla Cuba-Literato Azorín (habitualmente ganadora por la iluminación), en un reportaje de El Mundo. "Si los que hacemos posible todo esto somos las comisiones y estamos en quiebra, los próximos cuatro o cinco años van a ser difíciles y los monumentos van a caer", añadía.
¿Se puede ir abriendo ya el melón de si tendremos #Fallas2021? Veo que la idea en la Pza. de Ayuntamiento es que se planten tanto las Fallas de este 2020 como las de 2021; otras fallas, la mayoría supongo, plantarían las de este año, que están en Feria Valencia. #OjaláFallas2021
— BeGo (@beblas) August 25, 2020
Mientras se dilucida el misterio, el grueso de estas obras aguarda en Feria Valencia, un espacio destinado a la celebración de congresos o certámenes a las afueras de la ciudad. Reposan en un almacén que a veces cumple las funciones de aparcamiento y que solo atesoraba algunos materiales del inmueble. "Nosotros no tenemos nada que ver con las Fallas, solo abrimos la verja y dejamos que las coloquen", indica Juan Zumalde, director de comunicación, mostrando los centenares de ninots y demás partes de las fallas, envueltas en plástico y amordazadas con cinta aislante. Algunas lucen un cartel, escrito a bolígrafo o a ordenador, con el nombre del artista o la falla: Paco Giner, Doctor Wastman, Quint Pizarro…
Una de las opciones era quemarlas. El problema es que tenían que sacarlas sin avisar, a un sitio alejado y de noche, para "evitar el efecto llamada", en palabras del concejal. Así se pondrían manos a la obra con el horizonte de una nueva edición y las cenizas se transformarían, como siempre, en otras propuestas artísticas. Sin embargo, la elección no convencía a los afectados. Valdría para liberar espacio en sus talleres y pensar en unos meses de trabajo, pero faltaba el apoyo económico y la convicción de que no sucediera lo mismo en 2021.
La “meditadora” abandona la plaza del Ayuntamiento y será guardada en la Marina de Valencia esperemos que hasta pronto. Fotos: Paco Banaclocha. #falles #fallas pic.twitter.com/HerlCDp8xv
— GentedeFallas O.C.R (@GenteDeFallas) March 23, 2020
"Ya está zanjado el asunto: las mantendremos hasta marzo y se plantarán con normalidad. Ahora estamos ya mirando a 2022", concede Galiana. "Es verdad que era complicado, pero en cuanto se cancelaron fuimos a hablar con el alcalde y nos reunimos con todo el gremio", comenta, "y conseguimos planificar el futuro con unos presupuestos que rozan el 75% de lo estipulado, es decir, que no van a ser el 100% de un año entero ni se van a reducir a la mitad". Para la edición de 2019 habían destinado unos 235.000 euros, según datos aportados por el concejal y que fueron anunciados públicamente por su antecesor en el cargo.
Ximo Esteve, no obstante, lo ve bastante lúgubre. "Mucha gente no puede soportar un año sin esto. Hay mucha inseguridad presupuestaria y no hay ni una oficina o un organismo que nos proteja como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Es una reclamación que llevamos tiempo haciendo", afirma desazonado. "Mis hijos, por ejemplo, son ingenieros y, aunque les gusta esto, ven los inconvenientes contra los que luchamos y no quieren continuar", agrega. Esteve compara a los artistas falleros con el samaruc, un pez autóctono al borde de la extinción que sobrevive gracias a planes de investigación y de cría en cautividad. "Algo parecido tendrán que hacer con nosotros, porque las mascarillas o los respiradores se pueden pedir a China, pero las Fallas no", sentencia.