El coronavirus amenaza con arruinar el principal evento de Andalucía, la Semana Santa. Las restricciones ya se dejan sentir en los preparativos de una fiesta que es factor económico insustituible para parte de España. En ciudades como Sevilla, Málaga o Granada la frustración social es equiparable a la incomodidad por la falta de coordinación en la respuesta a la crisis.
La semana grande implica mucho, excede el festejo religioso y se transforma en un evento social transversal que reúne a prácticamente toda la población. Sevilla es el mejor ejemplo de ello, la Semana Santa de la capital de Andalucía es un pilar económico y laboral en una región afectada por un enorme desempleo estructural. Los últimos cálculos de 2019 revelaban que la celebración costaba 9 millones al consistorio municipal, pero contrapesaba con un impacto económico cercano a los 400 millones de ingresos en la ciudad. Con estas cifras, no es de extrañar que el Alcalde de la ciudad, el socialista Juan Espadas trate de lidiar con la crisis transmitiendo tranquilidad, cautela y humor, "en estos momentos, la Semana Santa y la Feria no peligran", añadiendo que "me tendría que llamar la OMS para cancelar la Semana Santa".
El Presidente de la Junta de Andalucía Juanma Moreno, la autoridad con competencias en materia de salud, se reunía con un Comité específico para situaciones especiales y espetaba a Madrid "hay decisiones que tenemos que tomar entre todos, por eso apelo al liderazgo". Nadie parece querer ser el portador de la mala nueva, que es que la Semana Santa peligra.
Mientras las autoridades tratan de transmitir una mal disimulada calma, los ciudadanos lidian con la frustración y la incertidumbre. Alejandro Rivas, costalero de la Hermandad del Gran Poder de Granada espera que no haya decisiones precipitadas cuando "estamos viendo que la evolución del virus cambia por días", pero otros creen que lo peor está por llegar. Tras el ejemplo de Valencia y la cancelación de las Fallas, muchos se muestran escépticos y creen que la cancelación se confirmará pronto. Juan Cubero, de la Hermandad de los Estudiantes, es uno de los más de 8.000 costaleros que hay en Sevilla, lamenta la falta de claridad en la gestión de la crisis, "hay hipocresía, hay eventos que sí se celebran y otros que no, entiendo que todo esto tienen un coste político y nadie se atreve a dar el primer paso".
Según la Confederación de Empresarios de Andalucía las cancelaciones en los hoteles se han llevado ya un 30% de las reservas y lo peor está por llegar. En Sevilla, la Asociación de Hoteleros no quiere dar cifras a Sputnik para no fomentar el alarmismo y crear un efecto llamada, pero las pérdidas son innegables. En la Costa del Sol, los complejos hoteleros cifran en dos millones las pérdidas, y a menor escala, en restaurantes y servicios hosteleros nos recuerdan que, en ciudades como Sevilla, en las fiestas de primavera se hace el 30% de la caja de todo el año.
Esta misma tónica se hace extensible a un tejido productivo no solo de ámbito turístico. En gran parte de España y sobre todo Andalucía, la Semana Santa mantiene viva todo el año toda una economía específica, sectores productivos como la artesanía, la moda o la imaginería, basados en profesiones tradicionales. Un ejemplo lo encontramos en pleno casco histórico de Sevilla, una cerería familiar que funciona desde 1845 vendiendo velas, incienso y todo tipo de productos rituales, "lo más impactante es ver como clientes de la ciudad y alrededores que compraban nuestras velas y productos han dejado de venir a la tienda, compran por internet aunque sea más caro, se nos hace raro ver las calles del centro tan vacías" cuenta la dependienta Carolina Álvarez, también preocupada por el bajón que han dado las ventas. Este es uno de tantos oficios o comercios que por otro lado, proyectan la imagen de marca de la región o de ciudades concretas. Un amplio sector al que en los próximos días, sólo le queda rezar y tener fe.