El impacto social de la pandemia de coronavirus tiene numerosas aristas: las sanitarias, que afectan a quienes se enferman y al personal de la salud, el colapso de la actividad económica como consecuencia de la cuarentena y los innumerables efectos psicológicos producto del encierro y la impredictibilidad del futuro.
"La problemática de la desigualdad educativa se está agigantando por la brecha digital. Según un relevamiento que hicimos hace dos meses en los barrios populares porteños, 82% de los estudiantes no tiene acceso a internet o a la conectividad suficiente como para realizar ciertas actividades de continuidad pedagógica y 70% no tiene acceso a dispositivos como computadoras o un teléfono móvil inteligente", dijo a Sputnik Agustina Eroles, militante del área de Educación de la organización social Barrios de Pie.

La organización realizó una pequeña manifestación en las afueras del Ministerio de Educación porteño, cuya sede está ubicada junto a la Villa 31 Padre Carlos Mujica, uno de los barrios populares emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires, para exigir que el Estado garantice "el derecho a la educación sin discriminación ni estigmatización".
El Ministerio de Educación nacional lanzó materiales de acceso gratuito para poder transportar de alguna manera las aulas a los hogares. Se lanzó la plataforma virtual Seguimos Educando, con contenidos organizados según el nivel de escolaridad, y se alcanzó un convenio con las empresas de telefonía celular para que el acceso a estos contenidos no consuma datos.
Además, se distribuyeron millones de cuadernillos con estos contenidos para facilitar el acceso a los hogares con dificultades de conectividad. El canal de la TV Pública y los canales educativos Encuentro y Paka Paka transmiten 14 horas diarias de programación a través de siete programas, contenido que también se emite por Radio Nacional. Pero los sistemas de escuelas públicas dependen de cada jurisdicción, no de la Nación.
El reclamo en los barrios porteños
"El Gobierno de la ciudad lo único que hizo fue negarse a muchas propuestas que se fueron promoviendo desde los barrios, desde la Legislatura porteña e incluso desde la Justicia, tampoco hubo cuadernillos impresos por parte de la ciudad, a diferencia de Nación. Desoyó las propuestas y no construyó ninguna otra", comentó Eroles.
El Ministerio de Educación de la ciudad anunció un nuevo programa llamado Conectate en la escuela, con el que pretende reabrir a partir del 31 de agosto algunos centros educativos estatales para que aquellos alumnos que tengan dificultades para continuar su formación a distancia puedan acercarse a utilizar las facilidades tecnológicas que tengan las instalaciones.
El programa incluiría a 634 escuelas primarias y secundarias para ofrecer acceso a un máximo de 15 jóvenes a la vez en cada una, siempre y cuando se respete el protocolo de una persona por cada 15 metros cuadrados, además del uso obligatorio de barbijos y la desinfección constante.

Según informes de las propias instituciones, 6.500 estudiantes perdieron todo contacto con la escuela durante la pandemia. El sistema estará habilitado para cualquier alumno, con turno, y los menores de 15 años deberán ir acompañados. Los espacios digitales, que podrán ser tanto las aulas como las áreas de usos múltiples, se habilitarían de 10 a 14 horas.
"Estamos 100% en desacuerdo, las vidas de estos pibes valen lo mismo que las del resto. Si no vuelven las clases presenciales para todos, no deben volver para nadie. Las escuelas no son 'cyber' [local donde se ofrece a clientes acceso a computadoras con internet]. Las infancias tienen que ser cuidadas tanto como los adultos mayores, no puede ponerse en riesgo su salud ni la de sus familias", respondió la militante de Barrios de Pie.
El Gobierno porteño afirmó que se entregaron 12.000 netbooks desde que empezó la pandemia, pero los vecinos aseguran que los dispositivos no responden a la necesidad y que no resuelven la incapacidad de conectividad.
Felicidad contó que no puede ayudar en el acompañamiento escolar de su hija, por lo que depende del esfuerzo y disponibilidad de sus maestras, con las que se comunica por mensajería digital y con reuniones semanales por videoconferencia, usos que le consumen muchos más datos, que repercute en mayores gastos en abonos prepagos de telefonía móvil.
"Ella está con miedo de volver a la escuela porque es broncoasmática, por eso tampoco quiso venir hoy acá con el frío. Me dice que no se quiere contagiar, que no se quiere morir, que los chicos ricos tienen computadora y no tienen problemas para estudiar. No sabés qué contestarle a tus hijo cuando te dice eso, es muy triste. La pandemia a los chicos los asusta, y a nosotros también", confesó.