El perímetro del estadio estuvo firmemente custodiado por cientos de policías que tenían como tarea evitar que simpatizantes de ambos equipos se acerquen al lugar. No hizo falta: desde la mañana operó como mecanismo natural de exhortación una densa y húmeda bruma que invitaba a quedarse en casa.
Las autoridades de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) siguieron de cerca durante las dos jornadas -en las que se disputaron ocho partidos- en contacto permanente con el Ministerio del Interior, según dijeron a la prensa. Incluso, en el clásico estuvieron presentes funcionarios de la Secretaría de Deportes.
Algunos simpatizantes de Nacional ya se habían manifestado en la víspera, con un banderazo en el campo de entrenamiento Los Céspedes, en una convocatoria que se saltó las medidas sanitarias y contó, entre otros, con la presencia de algunos jugadores.
El secretario general de Peñarol, Evaristo González, tuiteó: "Me supongo que ese no va ser el plantel del clásico de mañana (por el domingo) ya que no cumplió nada del protocolo. En lo personal me hice el análisis de COVID hace 48 horas solo para poder hablar con el plantel Peñarol. Espero que las autoridades de la AUF nos garanticen la sanidad".
En el transcurso de la semana podrían conocerse sanciones para Nacional.
Empate en la niebla
La densa nube blanca sí logró entrar al Centenario, y se adueñó de todo el paisaje cuando los equipos salieron al campo y se activaron más humos, aunque esta vez de colores, una tradición del fútbol sudamericano en tiempos de tribunas colmadas, esta vez vacías.
Aquello que parecía un sueño se disipó al minuto 31 de juego, con el gol de Nacional a cargo de un futbolista cuyo apodo parece puesto a propósito de la crisis sanitaria: Gonzalo "lavandina" Bergessio. A 10 minutos del final del partido, David Terans aprovechó un error de la defensa tricolor y marcó el empate final.
El protocolo se respetó celosamente, tanto en el palco de prensa como en el de dirigentes. También en el campo de juego, donde los futbolistas suplentes salieron a precalentar en tandas de a cinco, para no encimarse.
Lo que quedó en evidencia es que los grandes perdedores, en la nueva normalidad, son los alcanza balones, quienes tienen la trabajosa tarea de desinfectar con alcohol cada cuero que sale del rectángulo. Y en un partido con tanto en juego, pero luego de tanta inactividad, fueron muchos.
El dirigente también destacó "la recuperación de la actividad, los ingresos y los puestos de trabajo", en un fútbol que carece de grandes estrellas y está lleno de trabajadores y trabajadoras.
Para la AUF, el fútbol y también la economía uruguaya, este regreso del fútbol es una buena nota que podría ser vista en Paraguay, justo cuando la Conmebol busca un destino para reiniciar la copa Libertadores de América.