Cuando la Yugoslavia socialista se disolvió en junio de 1991 se creó el Estado independiente de Croacia. El nuevo país, igual que otras antiguas repúblicas yugoslavas, contaba con una minoría significativa de serbios. En Croacia constituían 12% de la población, y su relación con los croatas no fue fácil: eran objeto de una persecución constante.
Para no vivir en un estado de terror constante, los serbios de Croacia crearon su propio estado, la República Serbia de Krajina, donde con el paso del tiempo pasaron a constituir el 88% de la población.
Las autoridades croatas no escondieron su desprecio hacia las minorías étnicas, y ni siquiera buscaban entenderse con ellas. En vez de negociar la posible autonomía dentro del Estado croata, las autoridades en Zagreb optaron por la solución militar al problema: enviaron una fuerza militar para lidiar con la población civil. El presidente croata, Franjo Tudman, llamó al Ejército a realizar el golpe más duro contra la minoría serbia.
En la madrugada del 4 de agosto la Operación Tormenta dio comienzo. En cuestión de tres días los militares croatas erradicaron la República Serbia de Krajina usando a los tanques, a la artillería y a la aviación. Los serbios civiles no tenían ninguna otra opción que no fuese abandonar sus tierras. Muchos ni siquiera tuvieron tiempo de recoger sus cosas.
Los serbios, un obstáculo en el camino hacia el Estado monoétnico croata
La disolución de Yugoslavia se convirtió en una verdadera tragedia para los pueblos de la antigua federación, especialmente para los serbios. Estos quedaron desperdigados por todo el territorio del antiguo país, de manera que los serbios que acabaron viviendo fuera de las fronteras de Serbia pasaron a ser minoría en las respectivas repúblicas. Precisamente los serbios de Croacia hicieron frente a una situación difícil al lidiar con la injusticia cotidiana.
La República Serbia de Krajina, que ocupó un territorio significativo a lo largo de la frontera croata con Bosnia y una parte del límite entre Croacia y Serbia, se convirtió en un puerto seguro para todos los serbios de Croacia: allí ya constituían una mayoría. La mudanza de los serbios de Croacia a Krajina se realizó en condiciones semejantes a una guerra civil.
La República Serbia de Krajina fue eliminada a raíz de dos operaciones militares del Ejército croata. A principios de mayo de 1995 los militares leales a Zagreb lanzaron la Operación Relámpago, durante la que establecieron el control sobre una de las partes de la república autoproclamada serbia, Eslavonia Occidental. La Operación Tormenta en agosto de 1995 efectivamente puso fin a la existencia de Krajina como una entidad.
La Operación Tormenta fue el episodio militar más grande en ese territorio desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Tres días después del inicio de la ofensiva los croatas salieron victoriosos: la bandera croata con el blasón ajedrezado se izó en Krajina. Muy pronto llegó el presidente Tudman para agradecer y felicitar a los soldados. Lo que fue un triunfo para los croatas causó el éxodo de los serbios.
Crimen de guerra contra la población serbia
La Operación Tormenta se convirtió en el punto álgido de los crímenes que cometieron las autoridades y los nacionalistas croatas de aquella época contra la minoría serbia del nuevo país. Las fuentes serbias señalan que el número de fallecidos y desaparecidos alcanza las 2.000 personas, un ejemplo triste de la limpieza étnica de la época de posguerra.
Algunos medios occidentales se hicieron eco de esa limpieza étnica dibujándola como una operación defensiva de las Fuerzas Armadas croatas.
Pese a sus numerosas víctimas, el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia en La Haya formuló cargos solo contra un puñado de croatas. Fueron acusados los generales croatas Mladen Markac y Ante Gotovina de haber planeado la expulsión de la mayoría de la población serbia del territorio de la República Serbia de Krajina.
Muchos soldados croatas responsables de crímenes de guerra tampoco respondieron por sus acciones. Estos días Croacia conmemora su victoria, mientras que para los serbios es un día de luto porque son víctimas de una injusticia.
Conclusión
Con la llegada al poder del primer ministro croata Ivo Sanader en 2003, las aspiraciones nacionalistas en Croacia disminuyeron. Durante su mandato ofreció a Serbia dejar atrás el conflicto bilateral y trabajar juntos hacia la integración con la Unión Europea. Sanader tomó medidas poco populares en Croacia: permitió a una parte de los refugiados regresar a sus hogares.
La mayoría absoluta de los serbios ya no pudo regresar a Krajina porque sus viviendas ya no existían o las familias croatas ya se habían apropiado de ellas.
Es notable que la terrible masacre en Srebrenica fuese mundialmente reconocida como un crimen de lesa humanidad: quizá llegó la hora de valorar de manera justa los eventos de agosto de 1995 en Krajina y equipararlos al genocidio.
"Los serbios fueron exterminados solo por una razón: porque eran serbios. Los serbios son culpables de todo. No podemos alterar este estereotipo, pero queremos que el mundo conozca los horrores que el pueblo serbio tuvo que sufrir durante los años de guerra", declaró el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, en un evento conmemorativo dedicado al aniversario del éxodo serbio.