Pronóstico reservado
La sangre no llegó al río, como dijo Macron, pero la cosa casi que fue de tajo y puñalada durante las cuatro jornadas de negociaciones que llegaban casi al amanecer a cuenta del fondo de reconstrucción europeo.
Y al final del día —negociaciones—, no fue un amanecer con sol brillante y una leve brisa junto al mar lo que les esperó principalmente a los países más necesitados, como España e Italia, sino un huracán que arreció y que parece haber comprometido la luz del sol casi definitivamente, no sólo para la economía en sí de esos países, sino además puntualmente, para sus industrias.
La realidad es que Holanda tendrá derecho a frenar el flujo de liquidez hacia España si ese país no cumple estrictamente con las reformas a las que se comprometió para lograr el rescate. Asimismo, los frugales, más Alemania, reclamaron mantener un descuento en su contribución.
El único tanto que dejaron anotar a los del sur fue que por primera vez en la historia Bruselas emitirá deuda europea común a gran escala en los mercados. Su finalidad es la de financiar la recuperación con el presupuesto de la UE como garantía. Dicho de otra forma, una mutualización de la deuda.
En este sentido, el presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia, entiende que Alemania quiere a toda costa mantener el proyecto económico de Europa, una vez que se ha producido el Brexit y que las diferencias con EEUU en el ámbito geopolítico son cada vez mayores.
Durante las negociaciones, Alemania supo venderle espejitos de colores a los países de la periferia, incluidos los del sur.
Para Zelaia, el papel de Alemania es muy interesante. "Alemania durante los años de la crisis financiera a partir del año 2010-2011 adoptó una política liderada por la misma Angela Merkel, de una tremenda agresividad con respecto a los países del sur, y en concreto desde la perspectiva de resistencia a canalizar ayudas hacia los mismos, incluso con un posicionamiento personal de Merkel que consiguió de alguna forma modificar la dialéctica, modificar el debate europeo, y transformar lo que había sido una dialéctica entre economía real y economía financiera, en un debate tremendamente agrio entre países del norte y países del sur, y esto fue obra casi personal de Angela Merkel", recuerda el analista.
El analista contrasta aquella conducta con el accionar actual de Berlín al indicar que en las recientes negociaciones Alemania ha adoptado muy rápidamente una actitud proactiva a la hora de hacer frente al fondo de reconstrucción europeo.
Añade que Alemania, que ha estado desde la Segunda Guerra Mundial, de alguna forma controlando Europa, pero a la vez siempre viviendo bajo la protección y la vigilancia de EEUU, de pronto se ve ante la obligación y la necesidad de asumir el protagonismo frente a lo que Europa tiene que ser de cara al futuro.
En este sentido, Zelaia avisa que "dentro de ese protagonismo hay una cuestión clave, y es que Alemania se ve ante el riesgo, un riesgo enorme, de pérdida de mercados exteriores. No olvidemos que Alemania, junto con China, se ha dicho que son las economías más desequilibradas del mundo, desde la perspectiva de exceso de dependencia de las exportaciones, y además se encuentra con problemas muy serios en su relación con uno de esos mercados de exportación clave, como es EEUU".
Conservar los clientes, pero acabar con sus empresas
Por si fuera poco, la gran inyección de millones de euros por parte de Alemania a sus empresas hace temblar y tragar saliva a los países del sur. Y es que el boceto previo de Bruselas en las negociaciones incluía un fondo de 31.000 millones de euros para rescatar empresas, para movilizar más de 300.000. Pero como vio que eso empantanaba aún más las negociaciones, el presidente del Concejo Europeo, el belga Charles Michel, primero rebajó la partida inicial, para luego acabar con ese instrumento.
De acuerdo a Zelaia, la supresión de este fondo de ayuda para el rescate de empresas de alguna manera nos está diciendo cómo ven Alemania y los países del norte, a los países periféricos: "como países que evidentemente tienen que mantener su capacidad de consumo, no se pueden hundir económicamente porque 'nos compran productos', pero no nos interesan como competidores".
Zelaia profundiza en su argumento: "Es decir, Alemania y los países del norte están haciendo unos esfuerzos impresionantes para mantener a sus empresas, y se retiran las ayudas a los países periféricos para que rescaten a sus empresas. […] Al final, no importa que estos países pierdan peso empresarial, pierdan peso productivo, 'lo que nos importa es que se mantengan sus economías como países consumidores'. Parece que este es el esquema clave en el que Alemania está pensando", remacha Adrián Zelaia.