La batalla sobre el reparto de los 750.000 millones de euros termina con una rebaja de las transferencias directas (390.000) y un aumento de los préstamos con compromiso de devolución (360.000). 110.000 millones de euros que los países llamados "frugales" han conseguido cambiar de cesta.
La prensa holandesa volvía a la carga contra los que viven de la ayuda del norte y pasan el día tomando el aperitivo al sol. Era la continuidad de lo que otro holandés, Dijsselbloem, jefe del Eurogrupo decía sin tapujos en 2017: "como socialdemócrata, doy una importancia excepcional a la solidaridad. Pero hay también obligaciones, y no se puede gastar todo el dinero en alcohol y mujeres antes de pedir ayuda".
Emmanuel Macron contó, además, con la ayuda de la Canciller alemana, Angela Merkel, adalid hace meses de la austeridad, pero que ha visto con miedo que la recesión puede dejar a su industria sin compradores europeos por culpa de la crisis.
Socialdemócratas por la austeridad
Así y todo, la reunión de Bruselas ha puesto en evidencia que el dúo franco-alemán ha perdido fuerza y deberá, a partir de ahora, contar la resistencia de los "frugales, como Holanda, Dinamarca, Suecia, Finlandia y Austria, los vencedores morales de la "cumbre" y que, además, representan gobiernos con tendencias ideológicas diferentes. El debate no se dirimía entre liberales y socialistas. Nada que ver. Suecia, Dinamarca y Finlandia cuentan con primeros ministros socialdemócratas.
Francia, por su parte, obtendrá 40.000 millones de euros, que ayudarán a sufragar el plan de 100.000 millones puesto en marcha por Macron para relanzar su economía.
Los países del norte de Europa y Austria, que han dado la batalla por reducir las transferencias directas no solo han reducido estas, sino que han obtenido además aumentar la cuantía del cheque que les corresponde como contribuyentes netos a la UE.
El dinero hace olvidar el contencioso entre Polonia y Hungría
Polonia y Hungría, por su parte, salieron contentos de Bruselas, pero no por simples motivos financieros. Sobre Budapest y Varsovia pesaba la amenaza de condicionar la ayuda económica al "respeto de los valores democráticos de la Unión Europea". No se llegó a tal medida, que hubiera contado con la desaprobación de los otros dos miembros del llamado Grupo de Visegrado —República Checa y Slovaquia que defienden intereses comunes con sus vecinos de Europa Central.
🇪🇺La UE "necesita un Plan Marshall" para restaurar la economía tras la pandemia
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) April 16, 2020
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Norte contra Sur; Oeste contra Este, las diferencias y divisiones entre los miembros de la Unión Europea se agudizan en tiempos de crisis. Puede ser considerado normal. Pero de ahí a pretender, como intenta Emmanuel Macron, ver en este acuerdo un paso más hacia el federalismo parece algo exagerado. La urgencia de la crisis económica y social que se cierne sobre Europa obligaba a los 27 a ponerse de acuerdo en el reparto del botín.