El posible envío de tropas a Libia por parte de Egipto cambiará el balance de fuerzas en la región, considera el también abogado y autor de varios artículos publicados en el periódico turco Aydinlik.
Según el interlocutor, hoy en día existe el riesgo de que un enfrentamiento entre Turquía y Egipto sea fruto de una provocación realizada por terceros países como Emiratos Árabes Unidos u organizaciones internacionales como la OTAN.
El primero mantiene estrechas relaciones económicas con Egipto y la segunda está preocupada por la creciente influencia de Turquía en el Mediterráneo oriental. De hecho, estos actores hacen todo lo posible para obstaculizar las negociaciones turco-egipcias.
"En caso de que Egipto intervenga abiertamente en Libia, estas fuerzas recurrirán a cualquier provocación para hacer que las Fuerzas Armadas turcas se enfrenten a las egipcias. Sin embargo, quiero señalar que en caso de que se produzca una guerra turco-egipcia, ni Turquía ni Egipto la ganarán".
Añade que "los ganadores serán Estados Unidos, Israel y los países del Golfo que se benefician de la polarización en la región. Hoy en día, Francia también mantiene estrechas relaciones con estos Estados, frotándose las manos y esperando un posible conflicto turco-egipcio".
Es la primera vez que las partes corren tanto peligro de acabar involucrándose en un conflicto armado. Lo único que puede frenar la crisis libia es el diálogo entre Ankara y El Cairo. El conflicto turco-egipcio no solo amenaza con desestabilizar la región, sino también el mundo entero. El posible enfrentamiento entre estos dos países en Libia tendrá consecuencias a largo plazo, advirtió Guzaltan.
Según Guzaltan, es posible que Rusia, que tiene unas buenas relaciones tanto con Turquía como con Egipto, también pueda involucrarse en estas consultas, creando de esta manera un formato parecido al que se realiza en Nur-Sultán y aborda el conflicto en Siria.
"Esa organización [Ankara-El Cairo-Moscú] garantizaría la estabilidad en Libia, fortalecería la posición de Turquía en el Mediterráneo oriental y reduciría las preocupaciones de Egipto en materia de seguridad. A su vez, Rusia tendría la oportunidad de convertirse en un aliado de Turquía y Egipto, dos países clave de esa región, y reducir la influencia ejercida por parte de Estados Unidos, como lo hizo en Siria".
La normalización de las relaciones entre Ankara y El Cairo cambiará el balance de fuerzas no solo en Libia, sino también en Oriente Medio, y por lo tanto en el mundo. De esta manera, se obstaculizarán las operaciones realizadas en la región por la Alianza Atlántica y se darán los primeros pasos para formar una barrera antimperialista desde Siria hasta el norte de África.
"Con la normalización de las relaciones con El Cairo, Turquía podrá limitar la zona en el mundo árabe y en África en la que los grupos de presión del Partido de los Trabajadores de Kurdistán y el movimiento de Gulen realizan sus actividades. Por otra parte, la normalización de las relaciones entre Ankara y El Cairo puede tener un efecto positivo sobre sus relaciones con Damasco", concluyó el experto.