Con las terapias individuales y grupales canceladas, junto a la imposición de quedarse en casa, se teme por las recaídas de los pacientes adictos que estaban en rehabilitación. Pero también a personas que pensaban tener un consumo social de determinadas sustancias, el aislamiento puede llevarles a reconocer que en realidad se trata de una dependencia.
La sustancia que más preocupa al especialista es el alcohol, debido a la "programación antropológica y sociocultural latinoamericana", a su alta disponibilidad comunitaria, su precio accesible, y a la normalización social de su consumo como estrategia de afrontamiento de estrés y ansiedad.
Sin embargo, también advirtió sobre el riesgo de que se desarrollen o intensifiquen adicciones características del confinamiento como el incremento en el consumo de ansiolíticos e inductores del sueño, uso desmedido de las redes sociales, adicción a videojuegos y pornografía, y aumento de la ludopatía.
"Ante un estado de aislamiento social se ve comprometido el grupo de apoyo social primario que surge en las terapias grupales. A menos que las personas sean capaces de retomar la conexión interpersonal y emocional por la vía de las redes sociales, se verán comprometidos dichos avances y la percepción de seguridad de acción y decisión en pacientes con trastornos por uso de sustancias", concluyó.