"La información relacionada con la pandemia se está utilizando en todas direcciones y como artillería de batalla, es bastante evidente", dijo a Sputnik el experto en Comunicación Social y docente de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona Joan Corbella.
Atrás quedan los días de negociar apoyos para la investidura y dedicarse al conflicto nacionalista catalán: el coronavirus ocupa todas las portadas y se convierte en la prioridad del Ejecutivo de Pedro Sánchez, que apenas dio sus primeros pasos en enero.
Fue una noticia que inmediatamente se hizo viral en España, donde el coronavirus no se libra de ser utilizado como herramienta política por parte de los partidos contrarios al Ejecutivo y algunos de los gobiernos regionales.
La ultraderecha inicia los ataques
La ultraderecha de Vox fue una de las primeras fuerzas en aprovechar la debilidad de un Gobierno especialmente sujeto a la crítica de la opinión pública cuando la cifra de fallecidos comenzaba a despegar.
Uno de los episodios más sonados fue cuando el líder de Vox, Santiago Abascal, anunció una querella contra el Ejecutivo por "delitos de imprudencia grave con resultado de muerte, lesiones por imprudencia grave" durante la gestión de la epidemia.
Para Corbella, la ultraderecha recurre estos meses a una utilización del COVID-19 "muy primaria y visceral, que se dirige a un público muy predispuesto, y en reafirmación a una parte de la población que ya les apoya".
A la ofensiva de Vox se une el partido líder de la oposición, el conservador Partido Popular (PP), que fue endureciendo el tono contra el Gobierno hasta el punto de retirar su apoyo a la continuidad del estado de alarma en el país.
En una situación como la actual es difícil diferenciar aquello que constituye un juicio razonable de los ataques camuflados detrás de las críticas, coinciden los expertos.
"Es legítimo criticar de forma honesta, partiendo de argumentos y sin esconder intereses o puntos de vista. El problema es cuando se busca engañar a la ciudadanía ocultando parte de la verdad", explica Corbella.
Más allá de Madrid
No solo la política en Madrid se irritó a causa de la pandemia, sino que la tensión territorial se trasladó en algunas de las batallas que los Gobiernos regionales emprendieron contra el Gobierno.
La última de las polémicas en la capital española es la pugna del Gobierno de Ayuso para conseguir que en la ciudad se relajen algunas de las medidas restrictivas para contener el virus.
Esta batalla para obtener permiso de avanzar en el desconfinamiento llevó a la presidenta autonómica a decir que "todos los días hay atropellos y no por eso se prohíben los coches".
Otra de las contiendas regionales la protagoniza el Gobierno catalán del independentista Quim Torra, que llegó a asegurar en una entrevista con la cadena británica BBC que Pedro Sánchez impedía el confinamiento de Cataluña.
La portavoz del Gobierno catalán, Meritxell Budó, llegó a afirmar en público que en una Cataluña independiente de España no se habrían producido "tantas muertes" por el coronavirus.
Estas declaraciones llevaron a un grupo de personalidades de la izquierda política como la cineasta Isabel Coixet y varios exdiputados y exdenadores, a acusar a la Generalitat de "declaraciones insolidarias e irresponsables" y "utilizar la pandemia como arma política".
Ante la avalancha de información sobre el COVID-19 que los españoles reciben a diario, Corbella anima a "utilizar el sentido común para saber descodificar los mensajes y no dejarse llevar por lecturas fáciles".
El politólogo Ricard Vilaregut, por su parte, considera que las "dinámicas políticas" en España no cambiaron, sinó que "se trasladaron al nuevo escenario del COVID-19".
"El conflicto político nunca desaparece, sino que se modula o modifica dependiendo de las coyunturas. A esto responden estos episodios que vemos durante la crisis", concluye el experto.