Un análisis exhaustivo de las causas de la guerra solo es posible con una visión global, teniendo en cuenta miles de detalles, afirma Shebestik, periodista e historiador checo. En una entrevista con Sputnik analizó diferentes caras de la Segunda Guerra Mundial.
Responsabilidad compartida
En primer lugar, la nueva interpretación libra al Reino Unido, Francia y EEUU de la responsabilidad de permitir que Hitler acumulara fuerzas para atacar el este, indicó Shebestik.
Por eso, aseguró el historiador, en cuanto a las razones que llevaron a la Segunda Guerra Mundial, "las democracias occidentales tienen una mayor cuota de responsabilidad".
El historiador dio el ejemplo de Checoslovaquia, cuando los países europeos adoptaron la posición alemana de que Bohemia y Moravia habían sido parte del Imperio alemán desde tiempos inmemoriales.
"Por consiguiente, los alemanes no anexaron el territorio checo, sino que solo lo 'devolvieron'. Y también lo hicieron con Austria", señaló.
Según Shebestik, las democracias occidentales esperaban que Hitler limitara sus ataques a Europa central y a la parte europea de la URSS. El líder nazi mantenía esta creencia, y ellos estuvieron de acuerdo con esta idea, indicó.
"Así que sus cálculos egoístas e inmorales proyectan una larga sombra sobre su papel en vísperas de la guerra", aseveró.
Papel de la URSS en la derrota de la Alemania nazi
En segundo lugar, la nueva versión de la Segunda Guerra Mundial disminuye al máximo posible la importancia de la Unión Soviética en la derrota de la Alemania nazi, afirmó el historiador.
El experto destacó que a pesar de que la URSS luchó solo en un frente, este "era gigantesco" y se extendía "desde Moscú hasta Berlín, desde Leningrado hasta el Cáucaso".
Asimismo, la URSS fue mucho más puntual que los aliados en cuanto al apoyo, señaló, al precisar que en la conferencia en Yalta en febrero de 1945, Stalin prometió a los aliados iniciar una guerra con Japón a más tardar tres meses después del fin de la guerra en Europa. El líder soviético cumplió su promesa, a diferencia de los aliados que fue reabrieron el frente occidental solo en 1944, destacó Shebestik.
"Si el Ejército Rojo no hubiera liberado nueve décimas partes del territorio checoslovaco y la Wehrmacht no hubiera tenido que huir de él a las manos de los norteamericanos, los restos del Grupo de Ejércitos Centro [de la Alemania nazi], que contaba con 900.000 soldados, 2.200 tanques y 9.000 cañones, habrían tenido la fuerza y el tiempo para arrasar Praga", aseguró.
Según el historiador, sin el éxito del Ejército soviético ya no existiría una nación checa y no solo la checa. "Habría sido en parte esclavizada, en parte exterminada y en parte germanizada", apuntó.
El culpable de la guerra
En tercer lugar, la reescripción de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial cambia a los culpables del conflicto bélico, creó el historiador checo. Según él, la culpa de Alemania en el desencadenamiento de la guerra en Europa y la culpa de Occidente en los juegos tácticos será compartida entre Alemania y la URSS.
El historiador afirmó, que este pacto germano-soviético resultó del aislamiento de la URSS, en el que estaba el joven país. Además, era un intento de retrasar el choque con Hitler y un plan estratégico para desplazar la frontera estatal de la URSS hacia el oeste, señala Shebestik.
El historiador enumera otros pasos estratégicos, entre los cuales está la guerra finlandesa-soviética con el objetivo de crear una zona de seguridad alrededor de Leningrado.
"Esto no es una excusa para los pasos de Stalin, sino solo una explicación sin opiniones moralistas a priori", indica.
El historiador recordó que Stalin trató inicialmente de encontrar aliados entre las democracias occidentales, las cuales, sin embargo, esperaban más bien un choque de dos sistemas totalitarios. "Esto anularía sus potenciales, y entonces el capital occidental se ocuparía amable y provechosamente de la recuperación de la devastada Europa central y oriental", opinó.
Antes de la guerra, Moscú buscaba una salida del aislamiento, prefiriendo una coalición con las democracias occidentales, que con su negativa obligaron a Rusia a buscar otra alianza, concluyó.