Dmitri Kárbishev entró en la historia de la Unión Soviética y Rusia como un legendario ingeniero militar. Siendo un doctor en ciencias militares, Kárbishev ostentó el cargo de un catedrático de la Academia Militar del Estado Mayor del Ejército Rojo. En su carrera militar, alcanzó el rango de general teniente por su extraordinario aporte a la ciencia militar de la URSS. Su dedicación a su país y a sus compañeros de armas siempre ha sido indudable.
El martirio del general soviético sirvió como ejemplo de espíritu indoblegable a otros militares del Ejército Rojo. Su historia muestra el calvario por el que tuvieron que pasar los prisioneros de guerra soviéticos en los campos de concentración nazis. A menudo vivían en condiciones deplorables, sometiéndose diariamente a las barbaridades del salvaje sistema de opresión nazi. Sin embargo, pese a todas las adversidades, los soldados soviéticos como Kárbishev no se rindieron.
Raíces del genio militar
Dmitri Kárbishev nació el 26 de octubre de 1880 en la ciudad rusa de Omsk. Su padre fue ingeniero militar y por eso el joven Kárbishev decidió seguir el mismo camino de su padre, veterano de la guerra de Crimea. Desde la niñez, el futuro general creció en el ámbito revolucionario, opuesto a la monarquía rusa: su hermano mayor fue partidario de los grupos que atentaban contra el zar.
Durante la Primera Guerra Mundial, el oficial Kárbishev se ocupó de la fortificación de la Fortaleza de Brest (Bielorrusia) que durante la Segunda Guerra Mundial sería el primer sitio atacado por la Alemania nazi. Tras un período de tumulto, empieza la guerra civil rusa. Kárbishev reconoció al Gobierno de los bolcheviques y tomó partida por ellos. Fue una de las personas que jugó uno de los papeles importantes en la victoria del Ejército Rojo en la guerra civil rusa.
Luego, él y sus subordinados se ocuparon de la restauración de comunicaciones destruidas en los combates. En otoño de 1920 encabezó las obras de ingeniería durante la ofensiva roja en Crimea. Los partidarios del Movimiento Blanco ruso —fuerzas antibolcheviques en la guerra civil— odiaban a los oficiales del Ejército Imperial Ruso que tomaron el lado de Vladímir Lenin, como fue en el caso de Kárbishev, y los consideraban traidores. Kárbishev, a su vez, odiaba a los blancos.
Después de la guerra, en los años 1920-1930, Kárbishev hizo una vertiginosa carrera militar y pasó a ser conocido como uno de los mejores especialistas en el arte de la ingeniería militar.
Durante la guerra entre la URSS y Finlandia, realizó personalmente el reconocimiento de las posiciones finlandesas.
Espíritu inquebrantable
Tras el inicio de la invasión nazi contra el territorio de la URSS, Kárbishev llegó directamente al frente. Cinco días después del comienzo de la guerra, el 27 de junio de 1941, él y sus compañeros de armas fueron rodeados por los nazis. A partir de entonces se perdió la huella de Kárbishev y en la URSS no se sabía qué había pasado con el general. Solo después de la capitulación del Reich las autoridades militares soviéticas se enteraron de su final.
Los nazis tenían estos planes porque sabían que el general gozaba de una experiencia militar enorme, hablaba alemán a un nivel muy bueno y querían aprovechar de su conocimiento en el arte de fortificación. Sin embargo, Kárbishev se negaba a colaborar con los nazis. Entonces, lo enviaron a diferentes campos de concentración a lo largo de los cuatro años que estuvo en cautiverio. Dos años después de su captura lo enviaron a hacer trabajos forzados sin importar su rango ni edad.
Debía ser verdaderamente difícil, pero el general no se rindió ante la presión nazi. El Reich le hizo propuestas que ningún otro prisionero de guerra recibió en toda la Segunda Guerra Mundial. En Berlín, le ofrecieron un piso, tratamiento médico, buena alimentación, acceso a las bibliotecas y archivos del Reich, sus propios laboratorios y un número ilimitado de asistentes. Todo esto, a cambio de una traición a su patria. La respuesta de Kárbishev fue categórica: se mantuvo fiel y leal a su país.
Los últimos momentos del general
A finales de la guerra, Kárbishev se encontraba en el campo de concentración nazi de Mauthausen, en el territorio de la Austria actual. Su estado de salud empeoró a lo largo de los muchos años que el general pasó como prisionero. En 1945 era evidente que el militar estaba gravemente enfermo: comía poco, tuvo muchas heridas, pero al mismo tiempo trataba de animar a los que estaban cerca.
Según Seddon De Saint-Clair, los nazis ordenaron a un grupo numeroso de prisioneros a desnudarse y los llevaron afuera cuando hacía mucho frío. Era febrero y las noches en Austria estaban muy lejos de ser cálidas. Para ser más preciso, la temperatura era de 12 grados bajo cero. Los integrantes de la Gestapo empezaron a verter agua helada sobre los prisioneros con el uso de mangueras. Los que trataban de evadir el chorro, recibían golpes en la cabeza con porras.
El cuerpo de Dmitri Kárbishev fue incinerado en el crematorio del campo de Mauthausen. El 16 de agosto de 1946 fue condecorado póstumamente como el Héroe de la Unión Soviética. El 28 de febrero de 1948 se inauguró un momento y una placa conmemorativa en el lugar de su muerte.