Los principios de los años 1920 fueron una época vertiginosa. En las condiciones de la inestabilidad crónica que venía azotando Rusia durante la cruenta guerra civil los bolcheviques trataban de establecer el control sobre la mayor parte de los territorios que habían pertenecido al Imperio ruso. Uno de los territorios que representaba el mayor interés para el Estado socialista recién nacido era el Lejano Oriente ruso.
Esta potencia asiática ejercía su control sobre la parte norte de la isla de Sajalín —la parte sur en esa época era parte integral de Japón— y una parte del Transiberiano en el territorio que corresponde a la región de Primorie actual. La cantidad de fuerzas japonesas en el Lejano Oriente se cifraba en 100.000 lo que explica por qué la tarea de evitar la guerra era tan importante. Si los bolcheviques fracasaban en conseguirlo, se verían ante una situación militar muy difícil.
Estados Unidos tenía sus propios intereses en esta zona. Si el control sobre este territorio hubiera pasado a Japón, esto habría contradicho sus intereses porque Washington temía que Tokio pudiera apoderarse de esta zona. En otras palabras, a EEUU le convenía la existencia de un Estado colchón semisocialista que en esencia era débil y no representaba ningún peligro. Los japoneses, por su parte, no tenían muchas ganas de luchar contra los rebeldes rojos en las inmensidades de Siberia.
Un Estado socialista con espíritu capitalista y burgués
La República del Lejano Oriente fue creada el 6 de abril de 1920 por el Congreso Constituyente de los Obreros en un territorio que abarcaba dos regiones geográficas: Transbaikalia, es decir las tierras al este del lago Baikal —incluida la Buriatia actual—, y la parte sur del Lejano Oriente ruso, incluida la región que hoy en día se llama Primorie. De hecho, los principales acontecimientos bélicos sucedían justamente en Primorie.
Inicialmente la capital de la república se ubicaba en la ciudad de Verjneúdinsk —hoy en día es la capital de Buriatia, Ulán Udé—, pero con la toma de la ciudad de Chitá en 1920 por las unidades militares bolcheviques la capital se trasladó allá. El centro político de la república se localizaba en Transbaikalia porque en el territorio de Primorie la situación todavía era muy volátil. Chitá siguió siendo la capital hasta el fin de la existencia de la república en 1922.

Desde el punto de vista jurídico, la República del Lejano Oriente era un Estado independiente y democrático, mientras que en realidad era una república semisocialista políticamente y semicapitalista económicamente —se firmaron incluso algunos acuerdos económicos con representantes de otros países— que se controlaba en gran medida desde Moscú.
Los primeros pasos y el apogeo de la joven república
La soberanía de la República del Lejano Oriente fue reconocida solo por la Rusia socialista. Esto sucedió en mayo de 1920. Aunque la república oficialmente se consideraba como un país independiente, ya antes de su creación Moscú creó el Buró del Lejano Oriente del Partido bolchevique con tal de ejercer un control más efectivo sobre la construcción del nuevo Estado. La Rusia socialista proporcionó ayuda financiera, diplomática y militar al joven país
La relación de la población hacia la autoridad de los bolcheviques en esta zona difería de otras regiones rusas. Si bien la mayoría de los habitantes del Lejano Oriente eran campesinos, allí nunca hubo latifundistas, por eso el discurso comunista no funcionó mucho en esta región. Inicialmente los bolcheviques no contaban con el apoyo de la población local, sin embargo, los gobiernos blancos tampoco gozaron de su apoyo porque habían cooperado con intervencionistas.

Con el paso de tiempo, la situación cambió y una parte significativa de los habitantes ya estaba dispuesta a votar por los bolcheviques puesto que ellos gozaban de la imagen de un poder sostenible e independiente. En febrero de 1921 se celebraron comicios en los que se eligieron los miembros de la Asamblea Constituyente de la república y la izquierda recibió la mayoría de escaños. No obstante, pronto llegó la época turbulenta: en mayo tuvo lugar la revuelta blanca en Vladivostok.
El ocaso de la república y su incorporación a la Rusia socialista
En la línea de combate la situación empezó a cambiar en febrero de 1922 con la contraofensiva que empezó el Ejército Popular Revolucionario republicano. Junto con los partisanos locales las Fuerzas Armadas del Lejano Oriente realizaron golpes muy fuertes contra las fuerzas blancas en la zona de ahí que el 14 de febrero restablecieron el control sobre Jabárovsk. Con la ayuda de las tropas japoneses las fuerzas antibolcheviques se retiraron hacia la zona neutral.
En septiembre de 1922 hubo varios intentos de lanzar una nueva ofensiva contra el Ejército Popular Revolucionario, pero este último logró derrotar a los blancos otra vez. Pese a todos los intentos de las fuerzas antibolcheviques de mantener el control sobre el Lejano Oriente ellos continuaron su retirada hasta que el 25 de octubre de 1922 las unidades del Ejército republicano entraron en la ciudad de Vladivostok.

Los cuerpos militares japoneses también abandonaron el territorio de la República del Lejano Oriente después de varias rondas de negociaciones. Mientras tanto los obreros de la república protagonizaron mítines multitudinarios organizados por los activistas bolcheviques en los que se anunció la petición de incorporar el Lejano Oriente al seno de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR).
La Asamblea Popular republicana pronto aprobó un decreto sobre el ingreso del país a la Rusia socialista y se disolvió. El 15 de noviembre de 1922 el país pasó a ser la región del Lejano Oriente de la RSFSR. Un poco más de un mes después, en diciembre de 1922, se crearía la Unión Soviética.