"Siempre tenía la inquietud de conocer otros suelos, como solemos decir, y gracias a las oportunidades que nos brinda el Estado peruano me di cuenta que yo podía llegar a Rusia de una forma muy fácil, no requería muchos documentos, y las universidades rusas me respondieron más rápido que las de otros países. Así que llegué en el año 2016", contó a Radio Sputnik.
Y nunca se arrepintió de haber tomado esta decisión. Señaló, en este contexto, que "la educación es buena" y "no es muy costosa".
"Para mi economía es fácil poder estudiar aquí, poder vivir tranquila y desarrollarme como estudiante y como profesional, ya que soy abogada de profesión. Estudio en una muy buena universidad, tengo muy buenos profesores, y por eso sigo aquí", apuntó.
También le encanta Nizhni Nóvgorod, una ciudad "muy linda" y que recibe cada vez a más estudiantes latinoamericanos.
"Hay muchos latinos por aquí, yo diría que como casi 100 personas entre colombianos, peruanos, ecuatorianos y así", indicó, al agregar, sonriendo, que su presencia sí destaca en el paisaje local.
"Nizhni Nóvgorod es una ciudad muy tranquila, y nosotros solemos hablar fuerte, solemos hacer fiesta. Y en cualquier restaurante, cualquier comedor, cualquier lugar, empezamos a hablar y siempre se voltean a ver 'quiénes son ellos'", manifestó.
Subrayó, al mismo tiempo, que los latinoamericanos son "queridos" en Rusia, donde hay una gran curiosidad y afecto por ellos.
Mencionó entre los descubrimientos hechos en Rusia, que no siempre está cubierta de nieve como afirman algunos, sino que tiene "todos los climas". Destacó asimismo que la gente rusa, de cuya seriedad se habla tanto, sí se ríe y mucho.
"Yo que ya vivo aquí [por] más de tres años tengo muchísimos amigos y amigas rusas. Nunca he tenido un inconveniente o algún problema", enfatizó.
En estos años se adentró tanto en la cultura rusa que hasta llegó a bañarse en agua helada en la fiesta de la Epifanía ortodoxa.
Con todo eso, confesó que vivir en un país tan lejano y tan distinto sí requiere de mucho esfuerzo personal.
"Para mí fue bastante duro, yo lloré algunas veces al inicio. Estamos lejos de casa, lejos de los padres, con una cultura y una atmósfera completamente diferentes, con un clima diferente y sobre todo con un idioma que es muy complicado. Sin embargo, eso nos enseña a ser más fuertes y a apreciar las oportunidades que la vida nos puede brindar", recalcó.