Contó en entrevista con Radio Sputnik que ese centro docente fue el primero en responder a su solicitud enviada a diversos países tras haber estudiado Economía en Colombia.
"Empecé a ver dónde estaba la UEN. Pensaba que estaba en Moscú o en San Petersburgo, pero resultó que estaba en Siberia. Buscando en google la información sobre el lugar, no encontré casi nada", señaló.
No obstante, en 2015 llegó a Novosibirsk tras un largo vuelo que incluyó escalas en París y Moscú. De repente le sorprendió la temperatura local que, aunque era verano, rozaba tan solo los ocho grados centígrados. Descubrió asimismo que fue el primer latinoamericano en la UEN, resultando bastante complicado adaptarse a unas condiciones donde no conocía a nadie y donde nadie hablaba su idioma, entre otras cosas.
"No tengo ninguna queja, porque los rusos me trataron de una forma excelente, desde mis compañeros de clase y los otros habitantes de las residencias estudiantiles, hasta mis profesores. Me ayudaron muchísimo con el idioma, con las costumbres de Rusia, me ayudaron muchísimo a adaptarme. Creo que encontré amigos para toda la vida", afirmó.
Además, describió como "impresionante" el lugar donde residió y estudió, el llamado Akademgorodok.
"Lo que más me gustó del lugar es que tiene una comunidad científica muy grande. De hecho, Akademgorodok reúne a la mayor concentración por kilómetro cuadrado de científicos en el mundo, después del Silicon Valley de EEUU. Me ha encantado saber que cuando uno asistía a algún bar, a algún evento o a alguna fiesta, todas las personas que estaban allí eran científicos y eran muy inteligentes, tenían muy buena educación y hablaban varios idiomas. Era lo mejor de lo mejor no solamente de Rusia, sino también de sus países. Se creó un ambiente que yo nunca lo he vuelto a encontrar o lo he vuelto a ver en ninguna parte del mundo", subrayó.
También destacó que la UEN tiene "convenios con otras universidades del mundo".
"Por ejemplo, algunos compañeros de clase estudiaron la mitad de la maestría en la UEN, y la otra mitad en París. Y de igual manera con nosotros estudiaban franceses que venían de la Universidad de la Sorbona en París que hacían la mitad de su carrera allá y la otra mitad con nosotros en Rusia", comunicó, al reiterar que tuvo el enorme gusto de haberse hecho con unos amigos que "usualmente estaban desarrollando cosas que también desarrollaban científicos en China, en EEUU o en Europa".
Confesó que echa de menos a Rusia, en particular su experiencia de practicar deportes de invierno, entre ellos patinaje sobre hielo, y hasta haberse sumergido en agua helada en la fiesta del Bautismo de Jesús.
"Yo tengo intención de regresar a Rusia para seguir estudiando. Mi carrera igual estará enfocada en la parte petrolera, pero esta vez con más acento en matemáticas y ciencias computacionales. Espero estar en Rusia a finales de este año", concluyó Jorge Chacón Solar.