Eso pasa debido a la estricta política de las comunidades de controlar el ingreso de los winka (no mapuche).
Y a pesar de que el Gobierno chileno prohibió estrictamente cualquier reunión de más de 50 personas a nivel nacional, la ceremonia se realizó y fue un éxito, "la gente aprovechó para pedir a los dioses por las siembras, por los animales, y también, para que se acabe el coronavirus", dijo a Sputnik uno de los comuneros participantes, Max Reuca, de 27 años.
"Nosotros no nos hemos visto tan afectados por el tema del coronavirus, sobre todo porque somos autónomos y las cosas que necesitamos las fabricamos o las plantamos, acá nosotros vivimos libremente y seguimos haciendo nuestra vida normal", afirmó el joven.
El testimonio de Reuca refuerza la dicotomía entre las comunidades mapuches y el resto de La Araucanía, cuyas principales ciudades se encuentran bajo cuarentena total debido a que en ese lugar el contagio se descontroló.
"El mundo rural es muy distinto a la ciudad, acá nosotros trabajamos la tierra, no pedimos permisos policiales para salir porque para nosotros es una necesidad estar afuera, labrando o viendo los animales, ayer por ejemplo construimos una ruca [casa]", comentó.
Esta política que se gestó en el espíritu separatista que cultivan muchas comunidades mapuche que buscan desligarse del control chileno, creando sus propias reglas dentro del lugar, basándose principalmente en los acuerdos internacionales que regulan materias indígenas y que fueron firmados por Chile.
Araucanía: pobreza y olvido
Desde 1530 a 1780 el pueblo mapuche resistió la invasión española en los frondosos bosques y las largas estepas de La Araucanía a punta de batallas sangrientas, actualmente es el lugar más pobre de Chile, según la última encuesta del Gobierno, y también, una de las zonas donde más viven personas de origen mapuche.
Rolando Jaramillo, mapuche de la comunidad Domingo Painevilu II, afirmó a Sputnik que "La Araucanía ha sido olvidada por las autoridades, acá se ve la verdadera desigualdad social".
"Si bien, nosotros en las comunidades hemos podido seguir nuestra vida rutinaria, muchos compañeros trabajan en la ciudad de manera remunerada, otros necesitan comprar insumos para arar la tierra o cuidar animales, y todos ellos se han visto afectados por la crisis, pero debido principalmente a que el sistema capitalista que rige en Chile excluye a los pobres", señaló.
El vocero de la organización mapuche Consejo de Todas Las Tierras, Aucan Huilcaman, dijo a Sputnik que "el Ejecutivo dicta normas pensando siempre en los chilenos, pero no toman en cuenta a los indígenas, a la cultura mapuche, que es distinta, que tiene rituales y que muchos viven en comunidad".