Recién superada la cota de los 100.000 infectados, España encara el mes de abril con el convencimiento de estar a punto de frenar el ritmo de contagio del COVID-19. A las estrictas medidas de confinamiento se añade el parón de la economía y las industrias no esenciales, todo con miras a aplanar la curva estadística de la extensión de la enfermedad. El Gobierno presume de haber aplicado un estricto régimen de aislamiento y distanciamiento social, pero podría no ser suficiente.
"Si comparamos a Italia y España con lo que pasó en Wuhan, la diferencia principal es que en Wuhan no solo encerraron a la gente, sino que siguieron buscando los casos".
Este especialista de la OMS incidió en el hecho de que las aparatosas cifras de fallecimientos y contagios de los últimos días en el sur de Europa en realidad "reflejan la exposición de hace dos semanas". Es decir, las personas que fallecen estos días se contagiaron hace 15 o más días, seguramente antes del confinamiento. Y su número es proporcional al de infectados en aquel momento.
En Italia, representantes de la comunidad científica también resaltan el carácter insuficiente del confinamiento, que necesitaría una vuelta de tuerca más. El microbiólogo Andrea Crisanti, de la Universidad de Padua, declaró a los medios que muchos de los casos nuevos de contagio se producen entre confinados, en sus casas, por lo que debería procederse a aislar en otros lugares a los ciudadanos con sintomatología leve, tal y como se hizo en China.
"¿Alguien está planteando el problema de por qué todavía hay infecciones a pesar de las medidas restrictivas? ¿Nos cuestionamos si todas las personas que están en casa enfermas están infectando a otros miembros de su familia?", dijo.
Pero lo que también señala la OMS a través del doctor Ryan es la conveniencia de establecer un control y seguimiento poblacional para terminar de erradicar los contagios.
La OMS avisa a España de que no basta con medidas de confinamiento para controlar la epidemia. Hay que tener un plan para perseguir al virus después del confinamiento.
— Antonio🇪🇸♿ (@novomedinilla) March 31, 2020
Directora de Salud Pública de la OMS. Doña María Neira. pic.twitter.com/ruuA5ywBL5
En China las aplicaciones digitales para teléfonos móviles forman parte de un sistema para tener geolocalizados en todo momento a las personas contagiadas. A partir de ahí, se establecen pautas de movilidad y seguimiento para toda la población. ¿Efectivo? Sí. ¿Método aplicable para las llamadas democracias occidentales? Dadas las circunstancias, parece que también.
Control digital y geolocalización
En España, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó el 28 de marzo una orden ministerial por la que se encarga a la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial "el desarrollo de diversas actuaciones para la gestión de la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19".
"El responsable del tratamiento será el Instituto Nacional de Estadística. Los encargados del tratamiento serán los operadores de comunicaciones electrónicas móviles, con los que se llegue a un acuerdo".
La cuestión ética de la protección de datos personales queda así aparcada en aras de garantizar la salud pública, porque es evidente que su gestión queda también en manos de las compañía de telefonía celular. En cualquier caso, la eficacia de la medida está avalada y aconsejada por la OMS, por lo que sus "efectos secundarios" no tendrían por qué soliviantar a nadie, dadas las circunstancias. Otra cosa es qué ocurrirá con el sistema de recogida de datos una vez se erradique el virus.
El Gobierno está activando una respuesta digital contra el COVID-19:
— Asuntos Económicos y Transformación Digital (@_minecogob) March 23, 2020
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