Entre las distintas iniciativas para enfrentarse a la pandemia de COVID-19 figura el uso de las nuevas tecnologías. Si la acción de los profesionales sanitarios y la asunción de medidas de restricción de movimientos como el confinamiento domiciliario juegan un papel primordial en la contención, tratamiento y erradicación de la epidemia del nuevo coronavirus, no es menos cierto que el uso de modernas herramientas de geolocalización e intercambio de datos puede ayudar decisivamente a concluir con éxito la enorme empresa en que ahora mismo se halla embarcada media Humanidad.
"Uno de los aspectos fundamentales de la política de contención es su aplicación práctica, en el sentido de eliminar interconexiones entre los ciudadanos", declaró a los medios la ministra de Economía de España, Nadia Calviño, en su anuncio de desarrollo de instrumentos de inteligencia artificial (AI) para luchar contra la extensión del coronavirus. El Gobierno español está estudiando la movilidad de las personas para poder identificar aglomeraciones y cuellos de botella de ciudadanos, con el fin de prevenir la extensión de la COVID-19.
El Gobierno está activando una respuesta digital contra el COVID-19:
— Asuntos Económicos y Transformación Digital (@_minecogob) March 23, 2020
✔️Web de información verificada
✔️Asistente para mayores
✔️Aplicación de autodiagnóstico
✔️Estudio de movilidad
✔️Oficina del dato
✔️Financiación digital programa https://t.co/apXzHaBPLm @redpuntoes pic.twitter.com/mOsE5bJkUi
El sostén digital en China
Mientras el número de contagios se dispara en Europa occidental y Norteamérica, en amplias zonas de Asia parece remitir definitivamente. Los casos de China y Corea del Sur son el mejor ejemplo. China, foco de la infección, está a punto de rematarla (82.095 contagiados). Sus vecinos coreanos también, con la diferencia de que en su península la enfermedad nunca se extendió de manera descontrolada (9.332 casos).
China ha ejercido un control exhaustivo sobre su población. La restricción de movimientos en Wuhan y en toda la provincia de Hubei ha sido total. "Cerrado por coronavirus", podría ser el cartel que mejor escenificara la clausura de la actividad cotidiana y económica en esa parte del gigante asiático. Pero tras el confinamiento subyacen ingeniosas herramientas, que también se utilizan en el resto del país.
El sostén digital en Corea
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, declaró en Twitter el 24 de marzo: "He conversado con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, con quien he abordado la lucha contra la epidemia del #COVID19 que afecta a nuestros países". Ambos se emplazaron a reunirse en la próxima cumbre del G20.
España decide tomar ejemplo del uso de las nuevas tecnologías para organizar la lucha contra el virus. En Corea del Sur cuentan con Corona 100m, una aplicación que hace uso de datos gubernamentales para que los usuarios comprueben la proximidad de los contagiados de COVID-19. También aporta información de las fechas en que enfermaron esas personas, su edad y parte de su historial de geolocalización. La aplicación toma su nombre de la alerta que proporciona cuando uno se halla a menos de 100 metros de un lugar visitado por alguien que haya dado positivo en los tests.
Gracias a la Tecnología Avanzada y al Big Data en Corea del Sur han creado una app llamada ‘’Corona100m’’ que permite a los usuarios ver a cuánta distancia está un paciente confirmado de Covid- 19, además de datos demográficos.#Innocvsequedaencasa #innovation4change pic.twitter.com/3n3kMlmE6z
— INNOCV (@INNOCVSOLUTIONS) March 22, 2020
Los coreanos también parecen haber resuelto uno de los problemas que afectan a España estos días: la saturación de las líneas telefónicas de atención a los pacientes. Allí funciona una aplicación que permite a sus usuarios consultar los síntomas con profesionales médicos en menos de 30 minutos. En cuanto a las cuarentenas, otras herramientas permiten a los confinados estar en contacto con trabajadores sociales, a quienes informan de sus progresos. Los datos del GPS confirman su reclusión.
¿Un arma de doble filo?
Se suele decir que China ha podido desarrollar de manera efectiva sus medidas de aislamiento gracias a la naturaleza dictatorial de su sistema político. Con una ciudadanía acostumbrada a obedecer sin rechistar, es evidente que el confinamiento de una provincia entera como Hubei es más fácil de llevar a cabo que, digamos, el de la Comunidad de Madrid, donde muchos de sus habitantes salieron en estampida hacia destinos vacacionales aun cuando se recomendaba encarecidamente permanecer en casa. No en vano, los diversos cuerpos de seguridad españoles ya han emitido 144.555 multas con motivo de incumplimientos del confinamiento.
Pero si el uso práctico de estas tecnologías es parejo durante la época de pandemia en China y Corea del Sur, está por ver cómo evolucionará una vez se supere la crisis. Hay quien teme un incremento del control sobre la libertad de movimientos de la población. Por otra parte, el acceso de esta a Internet ya hace tiempo que está afectado de la captura de sus datos y gustos, por no hablar de que diversos Estados recogen masivamente información de sus ciudadanos a través de las nuevas tecnologías con el pretexto de satisfacer sus políticas de seguridad nacional o de lucha antiterrorista. Las leyes de protección de datos apenas ponen coto a su comercio, un atentado en sí contra la intimidad.
Seguridad vs. Libertad
La forma en que China y Corea del Sur han afrontado la crisis sanitaria puede ser entendida también como una expresión de sus modelos sociopolíticos. Se asume que el control exhaustivo es efectivo, pero puede llegar a horrorizar. El caso coreano se asume como más flexible que el chino, aunque allí los centros médicos reciben la orden de imponer la autocuarentena a todo aquel que haya tenido un contacto de al menos 2 metros de distancia con una persona infectada de COVID-19, lo cual no ocurre en España y ni mucho menos en Reino Unido o EEUU. Y las autoridades locales conminan entonces a la persona a no salir de casa, urgiéndola a aislarse del resto de la familia.
Pese a que el Servicio Catalán de Tráfico ya lleva desde principios de febrero incorporando tecnologías para conocer la velocidad a la que circulan los conductores en Cataluña, el ambiente es novedoso y casi distópico. Recuerda a las sociedades descritas primero por Zamiatin y luego por Orwell. Y la retransmisión casi en directo, por obra de las redes sociales, del confinamiento de un mundo que acaso sólo imaginábamos, nos invita a volver a ver películas como El Show de Truman (Peter Weir, 1998).
"Se toma la temperatura en cualquier sitio que entres, incluida tu casa, también con sensores. Si marcas +37 ºC, vas al hospital. Puede parecer que es una falta de libertad, que es control, pero a cambio sabes que allá por donde vayas no habrá nadie con fiebre".
El debate de la libertad frente a la seguridad puede resultar estéril en tiempos en que buena parte la economía mundial está prácticamente detenida y media Humanidad amenazada de contagio. Únicamente será recurrente cuando se haya vencido a la pandemia global del nuevo coronavirus. ¿Tendrá sentido entonces mantener los protocolos de control? ¿Seguirán operativas las aplicaciones digitales utilizadas? Tal vez entonces nos demos cuenta de que siempre han estado ahí. Y en todos los países.