"Todos los gallegos y gallegas quedan convocados a votar el 5 de abril", anunció en una rueda de prensa el presidente de la Junta de Galicia, Alberto Núñez-Feijóo, para dibujar un calendario que les permite ir a las urnas antes que Cataluña y esquivar cualquier eco de inestabilidad que se pueda derivar de esa cita, para la que todavía no hay una fecha.
Sin embargo, la reciente decisión del presidente catalán, Quim Torra, de dar por muerta la legislatura en su territorio tras divisiones internas en el Gobierno independentista que preside provocó un efecto dominó que empujó a estos otras dos regiones a poner fin a sus legislaturas.
Esta decisión tiene a su vez importantes ecos en la política nacional española, ya que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, afronta un incierto proceso de negociación para aprobar los Presupuestos Generales del Estado en el que las fuerzas políticas vascas y catalanas serán interlocutores ineludibles para la búsqueda de estabilidad del Ejecutivo.
En ese marco, cabe esperar que, de tener la posibilidad, formaciones que permitieron la investidura de Sánchez como el Partido Nacionalista Vasco, Esquerra Republicana de Cataluña o el Bloque Nacionalista Gallego utilizarán su apoyo o negativa a los presupuestos como moneda de cambio para conseguir pactos con las distintas ramas del PSOE en sus territorios tras los comicios autonómicos.
En concreto, el presidente gallego (miembro del conservador Partido Popular, primera fuerza de la oposición al Gobierno central de Pedro Sánchez) defendió la pertinencia de los adelantos electorales a nivel regional para dar "estabilidad" a todo el país y huir de la dinámica de "sobresaltos políticos que España vivió en los últimos tiempos".