La mesa de negociacion política entre el Gobierno y la Generalitat de Cataluña quedó constituida tras la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra. Con este primer paso se abre un camino que apuesta por encontrar una solución negociada a un conflicto territorial que se arrastra desde hace décadas.
—La constitución de la mesa de diálogo de gobierno estuvo a punto de abortarse hace apenas unos días. El presidente Sánchez decidió posponer la reunión con Torra cuando este dio por finalizada la legislatura del parlamento catalán. Tras una reunión con Gabriel Rufián (ERC), el presidente rectificó. Hoy la mesa de diálogo es una realidad y se anunció que la primera reunión se realizará este mismo mes. ¿Qué expectativas tienen ustedes con ella?
—Es una buena noticia porque no es normal que el presidente de España y del gobierno de la Generalitat no tengan una relación institucional cordial y no se reúnan para abordar los problemas del día a día de los catalanes y catalanes. Por lo tanto, nos parece una muy buena noticia que se haya roto el hielo con este encuentro entre los dos presidentes y que a partir de aquí intentemos construir un escenario donde se priorice el diálogo y donde se intenten solucionar los conflictos por la vía política.
—A esta mesa, el presidente de la Generalitat asistió con unas demandas claras: amnistía para los presos políticos, fin de la represión y autodeterminación. Por su parte, el presidente Sánchez llevó una agenda de 47 puntos, llamada "Agenda para el reencuentro" sobre temas que, según precisan ellos mismos, afectan a todos los catalanes en su día a día. ¿Será posible un entendimiento entre las partes o será un diálogo de sordos?
—Nosotros lo primero que le hemos dicho a Torra y a la gente de JxCAT es que no tengan la tentación de utilizar de forma electoralista o partidista esta reunión, sobre todo porque en Cataluña estamos ya en un escenario de campaña electoral que el propio presidente Torra convocó, aunque todavía no sabemos la fecha. Por eso le pedimos que por responsabilidad política e institucional no tenga esa tentación, no tenga la tentación de convertir esta reunión en un elemento de campaña electoral porque sería perjudicial para el conjunto de catalanes y catalanas.
—¿Cuáles son realmente las demandas de los catalanes: amnistía para presos políticos y autodeterminación o inversión y atención social?
—En Cataluña hay dos grandes consensos que son transversales y que van más allá del independentismo. Uno es que se preferiría una situación con los presos políticos en la calle, haciendo política en la calle. Nosotros no vamos a entrar en el tema de la amnistía porque pensamos que se tiene que buscar la fórmula más efectiva y que huya de la épica de la que nos tienen acostumbrados los del independentismo, pero sí la más efectiva para lograr que los presos estén en la calle y puedan hacer sus propuestas políticas. Pensamos que esto también forma parte del proceso de desjudicialización de la política que necesita España y del proceso de normalización democrática. Entonces ese es un gran consenso: que los presos estén en la calle.
—¿Cuándo podrían estar aprobados esos presupuestos?
—De acuerdo al calendario, yo creo que para mediados de marzo estén ya aprobados los presupuestos.
—Volviendo al tema de la mesa de diálogo ¿cuál sería el riesgo de que falle esta apuesta de solucionar el conflicto territorial catalán a través del diálogo político?
—Yo no me pongo en el escenario de que falle la mesa de diálogo porque creo que no hay alternativa. O abordamos el conflicto territorial que hay en España por la vía del diálogo y concretando ese diálogo en acuerdos que puedan ser ratificados por la ciudadanía, o si no, no vamos a ser capaces de salir de un bucle que nos perjudica a todos, especialmente a los catalanes y catalanas que están en situación de vulnerabilidad social. La crispación del conflicto no solo ha provocado la congelación de las relaciones institucionales, sino que tampoco permite que el Gobierno de la Generalitat resuelva los problemas de la mayoría social.
—¿Qué recomendarías para que esta mesa de diálogo tenga éxito?
—Primero que haya voluntad política para solucionar el conflicto, porque en política la voluntad es un paso muy importante. Segundo, respeto y empatía hacia el que se sienta al otro lado de la mesa. La empatía es un elemento que hay que poner por encima de la mesa, y tercero, que es fundamental, es que ese diálogo no se quede en una conversación vacía, sino que se concrete en acuerdos y seamos capaces de que esos acuerdos sean lo máximo de transversales posibles y que sean ratificados por la ciudadanía para darle legitimidad, y porque eso es lo que la ciudadanía está reclamando.
—Desde algunos sectores, especialmente de la derecha, se critica que se plantee que los acuerdos de la mesa de diálogo solo sean ratificados por los catalanes y no por el resto del país, ¿qué responden ustedes?
—Es que la derecha española está en contra de la mesa de diálogo, no es que está en contra de quién ratifica los acuerdos, es que está en contra del diálogo. La derecha, tanto Partido Popular, Vox y Ciudadanos, desde hace tiempo utiliza el conflicto en Cataluña como arma política y no se dan cuenta que lo que están haciendo es polarizar aún más a la sociedad catalana, y eso perjudica a quien quiere de verdad una solución.
—Justo dos días antes del inicio del diálogo el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, presentó una querella contra Torra por supuesta “usurpación de funciones” y ha amenazado en varias oportunidades al presidente Sánchez con denunciarlo también a él por prevaricación si no obligaba a Torra a dimitir ¿por qué cree que ellos insisten tanto en la vía judicial y en evitar a toda costa el diálogo?
—En la irresponsabilidad política del Partido Popular también está el utilizar la situación de conflicto que hay entre Cataluña y España como elemento electoral, estamos en campaña de unas elecciones catalanas, aunque aún no tengamos fecha, y el PP que es prácticamente extraparlamentario en Cataluña, está planteando un escenario de polarización de la situación para ver si puede coger algún voto de los muchos que va a perder Ciudadanos.