El documento informa, además, que los clubes, federaciones y confederaciones de tiro en Brasil han comprado más munición en 2019 que en el año anterior. El volumen de proyectiles subió en un 30%, pasando de 2 millones a 2,6 millones.
Leyes más blandas
En lo que se refiere específicamente a las municiones, el aumento del consumo por parte de civiles es considerado alarmante por muchas organizaciones, ya que estos cartuchos no llevan inscripciones que permiten identificarlos. Según la ley brasileña, solamente la munición adquirida por las fuerzas de seguridad públicas y las Fuerzas Armadas necesita llevar el número de lote en sus cápsulas.
"Los desafíos de la seguridad pública en Brasil son innumerables y lo último que debemos hacer, tanto como gobierno como sociedad, es abordar de manera ligera una agenda tan importante como la del control de armas y municiones, especialmente en un país donde miles de personas son víctimas de violencia armada todos los años", consideró el instituto Sou da Paz en un informe preliminar sobre la cuestión armamentista en Brasil el último año.
Bolsonaro convirtió lo que considera el derecho a la legítima defensa en uno de los ejes de su campaña a la Presidencia de Brasil. Una de sus primeras medidas tras llegar al poder, como prometido durante la campaña electoral, fue firmar el decreto para facilitar la tenencia de armas.