"Para los 120 cadetes que trabajan y estudian en el buque esta práctica es una gran experiencia de vida", dijo a Sputnik Serguéi Usakov, encargado del área educativa del Kruzenshtern, durante una recorrida por el imponente velero ruso de cuatro mástiles.
📎📷🎥 El velero está haciendo una gira por el mundo en el marco de una expedición para celebrar el bicentenario del descubrimiento de la Antártida por los navegantes rusos 🚢🇺🇾
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) February 2, 2020
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El velero llegó a la capital uruguaya en el marco de una expedición para celebrar el bicentenario del descubrimiento de la Antártida por los navegantes rusos y el 75 aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria, y permanecerá en el puerto hasta el 4 de febrero.

El Kruzenshtern zarpó el pasado 8 de diciembre junto con el buque escuela Sedov, que también tiene previsto visitar Montevideo los días 6 al 12 de febrero.
El velero es uno de los buques escuela que la industria pesquera rusa tiene en alta mar.
Los cadetes, divididos en tres grupos, cursan sus prácticas de enseñanza, donde se prepara a futuros mecánicos, contramaestres y técnicos en refrigeración, una formación que ocupa varios meses de aislamiento a bordo.
"Por lo general es el primer conocimiento del mar que tienen (los cadetes), la primera vez que se separan de sus familias lo cual representa ciertas dificultades entendibles y lógicas", explicó Usakov.
Una vez terminado el curso de enseñanza, los cadetes reciben un documento que confirma que esa fue su primera experiencia laboral en la profesión que eligieron.

Las reglas en cubierta son bien sencillas y responden a condiciones lógicas: no se pueden usar gorras, para que el fuerte viento no las haga volar, ni usar sandalias, y así evitar resbalones en una cubierta de madera y, por lo general, mojada.

"Tenemos un dicho que dice que el marinero tiene que ser fuerte y para eso tienen que comer mucho", bromea Usakov.
En ocasiones, también hay fiestas y competencias deportivas en el agua; obras de teatro y hasta una piscina en cubierta en la que se oficia el bautizo de los cadetes que cruzan la línea del Ecuador.
La primera dificultad de los jóvenes al iniciar el viaje son las tormentas, un enemigo fisiológico que en esta travesía se hizo presente en el tramo entre Kaliningrado, puerto de salida, y las Islas Canarias.
"Otra dificultad, mas adelante en el viaje, es la nostalgia", revela el docente, aunque con el paso de la travesía se forman amistades".
Museo
El interior del velero se divide en dos largas y sinuosas galerías de acero, con pesadas puertas a los costados que conducen a camarotes, comedores y salas de operaciones, salvo una sola habitación, donde funciona un museo.

También hay banderas, réplicas de animales que cruza la nave en sus travesías, regalos, placas, trofeos, bandejas de plata y hasta un "troll noruego", una figura de corta estatura, propia de la superstición, cuyo mito pronostica una lluvia personal a quien se anime a tocarle la nariz.
Pero lo más llamativo es una colección de campanas en la que se destaca una que tiene grabado Titanic 1912 y que fue otorgada al Kruzenshtern antes de que el transatlántico emprendiera su primer y último viaje.

Iglesia a bordo
El Kruzenshtern cuenta con una capilla para oraciones que presenta un fino trabajo de hebanistería y un confesionario, aunque ningún ministro viaja a bordo.
"El velero fue una buena excusa para volver al puerto, me llamó mucho la atención la capilla porque yo soy cristiana, y también la juventud de la tripulación", precisó la mujer con pasado laboral en la industria farmacéutica uruguaya.

100.000 millas nauticas
En total, Kruzenshtern, Sedov y Pallada tienen que atravesar casi 100.000 millas náuticas y visitar más de 40 puertos extranjeros. Casi 700 cadetes irán a bordo de los veleros.
Los veleros se reunirán cerca de las Islas Malvinas en el Atlántico Sur.
El Kruzenshtern es un velero de cuatro mástiles construido en Alemania en 1926 y lleva su nombre en homenaje al Almirante Iván Fedorovich Kruzenstern, quien fue el primer ruso en circunnavegar la tierra, dando la vuelta al mundo dos veces y atravesando más de dos millones de kilómetros en sus nueve décadas.
Arbola cuatro palos y bauprés, mide 114,5 metros de eslora total, 14 de manga y 6,8 de calado, la altura de quilla a perilla es de 51,3 metros, puede llegar a una velocidad máxima de 17,4 nudos navegando a velas y de 10 nudos propulsado a motor.
Alberga una tripulación de 56 personas y puede llevar a bordo unos 160 cadetes.
Esta vez se limitará a realizar una travesía transatlántica y su regreso al puerto de partida está planeado para el septiembre de 2020, cuando haya completado 272 días y amarre en 22 puertos de todo el mundo.