Para ello aprovechan todas las circunstancias que se les presentan, incluso si se trata de momentos inapropiados para semejantes tergiversaciones.
Desde el Kremlin calificaron estas palabras como un "insulto" para Rusia, que pagó el mayor precio en la lucha con el Tercer Reich. También causa perplejidad que lo diga el presidente de un país que tanto colaboró con la Alemania nazi. Es más, el Héroe Nacional de Ucrania Stepán Bandera era un "fascista" y un "agente profesional" de Adolf Hitler, según se constata en unos documentos revelados recientemente por la Agencia Central de Inteligencia [CIA] estadounidense.
El caso de Ucrania es uno de tantos, declaró recientemente el canciller ruso, Serguéi Lavrov, al denunciar que "en los últimos tiempos se incrementan las tentativas de reescribir la historia de la Segunda Guerra Mundial en función de determinados sucios intereses geopolíticos".
En declaraciones a Radio Sputnik, el doctor en Geografía e Historia Javier Colomo Ugarte señaló que lo que se busca es "quitarle a Rusia, como heredera de la antigua URSS, esa parte de la historia en la que es el bueno de la historia, porque los buenos tienen que ser EEUU".
Sostuvo que se trata de una tergiversación "inmoral", dado que "los occidentales intervinieron muy al final de la guerra, cuando prácticamente estaba decidida". Subrayó además que las pérdidas humanas soviéticas se situaron en torno a los 26 millones de personas, una cifra enorme en comparación con las bajas aliadas.
Se preguntó, por ejemplo, por qué nadie habla sobre el reconocimiento por las autoridades francesas y británicas del régimen fascista de Francisco Franco, algo que "formaba parte de la política de apaciguamiento con la Alemania nazi que ellos sí habían estado practicando".